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Aunque es cierto que el trabajo mata grilla, no cabe duda que en la política nadie está exento de que la opinión pública y adversarios le saquen canas verdes, tal y cómo ha pasado con el alcalde de Chihuahua, Marco Bonilla, quien no ha podido descansar a gusto por tantos problemas que existen y amenazan su continuidad en su carrera política.
El primer frente que complicó lo que parecía una carrera rumbo a la Gubernatura exitosa para el 2027 ha sido el boicot para la construcción del relleno sanitario, que en 2023 en la primera administración municipal, se anunció que sería en Mápula, pero nadie contaba conque Eugenio Baeza Fares, estuviera en contra y metiera todos los recursos para atorar este proyecto, que hasta la fecha, parece que no tendrá fin, porque está congelado en un aplazamiento por la jueza federal encargada.
A pesar de esto, Bonilla Mendoza, logró reelegirse, pero este asunto no ha quedado olvidado y la promesa de una Planta Recicladora o como lo han llamado, Centro de Economía Circular, no tiene ni para cuando iniciar; es una deuda que le tiene a todos los chihuahuenses, quienes a pesar de confiar nuevamente en él, ya es hora de que este proyecto esté consolidado porque será un talón de Aquiles si es que busca ser gobernador.
Las condiciones de las calles en la capital es un cuento de nunca acabar a pesar de que se ve a leguas que todos los días trabajan en bacheo y hay recarpeteo, pero la realidad supera totalmente la capacidad del Municipio, situación que no le importa a la gente, porque lo que exige es buenos caminos.
La seguridad es otro frente que no puede tomarse a la ligera, porque a pesar de que la mayoría sino es que la totalidad de los homicidios están relacionados con el crimen organizado, quien está a la cabeza del municipio es el alcalde y la gente quiere resultados, no quiere más terror o que al lado de su hogar hay disparos y cientos de patrullas haciendo ruido espantando el sueño reparador.
En el mismo tema de seguridad, otro grave problema que enfrenta toda la administración es dentro de la Policía Municipal, donde los agentes son todo, menos buenos elementos, ya que todos los días hay denuncias y quejas del abuso de poder, acoso al interior de la corporación y todo tipo de actuaciones, que no ha podido subsanar el comisario Julio Salas.
Dentro de la DSPM está este grupo llamado “Los Lobos” que es más que evidente que no quieren a los panistas y Marco Bonilla no es de su agrado, al punto que todo el tiempo publican en redes sociales casos de corrupción y prepotencia de sus mismos compañeros.
Esto, sin mencionar el más reciente caso de la agente Carrillo, quien sigue denunciando acoso sexual y laboral, sin que la administración la apoye o al menos, eso es lo que ella y el colectivo feminista han declarado públicamente.
El otro asunto, es que tiene enemigos políticos de Morena que buscan a todas luces demeritar cualquier trabajo y oscurecer su camino político, pero el problema es que ni siquiera les puede responder adecuadamente, porque cualquier cosa que no les guste, hay denuncia de violencia política con razón de género.
Durante su última campaña, la promesa es cambiar la totalidad del alumbrado público por nueva tecnología más eficiente y que ilumine, sin embargo, las fallas continúan una y otra vez, principalmente donde hay más inseguridad, en el oriente y sur, así como en parte del norte; pero, a veces también las luminarias en zonas más ostentosas suelen tener sus desperfectos.
El gran problema que ha tenido el alcalde no son los retos y frentes, sino el cómo ha manejado la comunicación, porque todo el departamento se ha enfrascado en tratar de controlar todo el flujo de información, cuidar la imagen de casi de buscar la perfección del edil, saturación en redes sociales, ignorar la opinión de los ciudadanos en temas importantes, tomar en cuenta los rumores de rivales políticos, dar datos erróneos o no seguros, así como impedir el acercamiento ciudadano que lo caracterizó durante el 2021, pero más que nada, una especie de enfermiza esquizofrenia que hace parecer que en todos lados hay espías o están en su contra.
La crisis fue más evidente cuando la semana pasada fue cuestionado sobre la situación de los hidrantes en el Centro, porque no fueron utilizados por bomberos al combatir el incendio en la tienda Milano, a lo que el presidente dijo que sí, pero esto no fue más que mentira, ya que solo son cinco los que están conectados a la red de agua.

Una y otra vez, el enfrentar los temas complicados o de tendencia, suelen ser manejados muy mal y dejan incluso en ridículo al alcalde, solamente porque confía ciegamente en su coordinador de Comunicación Social.
Las redes sociales municipales son un desastre, porque aunque hay decenas de personas dedicadas a borrar comentarios negativos, la forma perene de querer contralar al opinión ha sido un tiro por la culata, que es superado.
Esto, incluye a los medios de comunicación, que se aprecia claramente la preferencia sobre los que tienen contrato publicitario con los que no, pero aunque haya crítica, es tomado como afrenta y no hay consenso o acercamiento, así que aparenta totalitarismo informativo.
Tan solo la Coordinación de Comunicación Social tiene el triple de personal a comparación del Gobierno Municipal de Ciudad Juárez, donde aunque es menos profesional, es suficiente para captar la atención de la prensa, ciudadanos, redes y la clase política, sin un cuidado extremo de la imagen.
Desde que fue alcalde sustituto, Marco Bonilla demostró su interés por trabajar por la ciudad y dar su toque personal. Al ganar la elección en 2021 y esos tres años, nunca bajó el ritmo laboral, lo que le aseguró la reelección en 2024; no obstante, el cuidado extremo de priorizar a la clase empresarial, política, al panismo y alejarse del ciudadano común, le está cobrando factura en la tendencia.
Es un hecho que es un presidente municipal cuyo sinónimo es trabajo constante, pero con una crisis de comunicación por querer abarcar todo y controlar, que deja demasiados cabos sueltos y aprieta muy poco.
Es irónico que el estilo de gobernar con mayor libertad y transparencia, se vea opacada por una forma muy dictadura de comunicar, al puro estilo del socialismo soviético.