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La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
La salida de Alejandro Gertz Manero de la titularidad de la Fiscalía General de la República (FGR) tiene una connotación política. Su separación se manejó bajo el argumento de una “renuncia”, derivada de la invitación formulada a él por la presidenta Claudia Sheinbaum, para ocupar la embajada de México en Alemania. En realidad hubo una negociación para destituir al funcionario, cuyo desempeño al parecer ponía nerviosos a Sheinbaum, al padrino político de ésta el ex presidente Andrés Manuel López Obrador y a la oligarquía de Morena. Esto guarda relación con el crecimiento de la inseguridad y delincuencia en el país, sospechosamente tolerado durante las administraciones morenistas. Algunos ejemplos son el conocido caso de “Huachicol fiscal”, y la reciente acusación hecha por Gertz Manero contra el “empresario” Raúl Rocha Cantú, por nexos con el narcotráfico, venta ilegal de armas a cárteles, contrabando de combustible y lavado de dinero. Quizá este último asunto fue lo que marcó la salida de Gertz Manero. ¿Angustiado AMLO tomó el teléfono, para ordenar a Sheinbaum la caída inmediata del Fiscal?
Aunque es evidente que bajo el mando de Gertz la FGR ha actuado parcial y selectivamente al abstenerse de ejercer acción penal contra la totalidad de personajes políticos, militares y empresariales involucrados en el multimillonario fraude a las finanzas de nuestro país, llamado “Huachicol fiscal”, la actuación de Gertz Manero sobre dicho asunto resultaba incómoda para AMLO, sus hijos y los más cercanos aliados políticos del clan Lopez Obrador – López Beltrán. Este escandaloso desfalco fue operado y solapado por altos funcionarios de varias dependencias (Marina, Hacienda, etc.), durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, e incluso durante los primeros meses del actual sexenio.
Quizá la verdadera causa de la “dimisión” de Gertz haya sido un eventual cambio de actitud de su parte, para dejar de solapar y proteger a encumbrados personajes de la política y los negocios en México, involucrados en la comisión de los graves delitos que hoy todos los mexicanos conocemos. La reciente acusación hecha por la FGR contra el empresario Raúl Rocha Cantú al señalarlo como dirigente de una organización criminal dedicada al narcotráfico, trasiego de armas y contrabando de hidrocarburos, ha generado un nuevo escándalo. Rocha Cantú, quién es además copropietario de Miss Universo, se desenvolvió en los altos círculos políticos durante la administración de López Obrador. Es ingenuo suponer que las actividades de Rocha Cantú no fueran conocidas por López Obrador y algunos altos funcionarios de su gobierno. Los señalamientos de Gertz contra Rocha tal vez fueron la gota que derramó el vaso y terminó por causar su caída. Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum quieren una Fiscalía “a modo”, que “los deje dormir tranquilos”, es decir, que les cuide las espaldas a los personajes políticos del anterior y el actual sexenio que han sido o pueden ser señalados por su colusión en hechos delictivos. Al parecer el expresidente y su discípula, la actual mandataria, han logrado parcialmente su objetivo, pues todo indica que Ernestina Godoy, persona
incondicional del primero de éstos y exconsejera juídica de la presidenta Sheinbaum, será propuesta para que el Senado la apruebe como Fiscal sucesora de Alejandro Gertz Manero. No obstante este respiro para AMLO, es posible que sus preocupaciones aún no terminen, pues hasta ahora no se sabe si Donald Trump está armando un expediente judicial que pueda afectar la “imagen” de la dinastía López. La Casa Blanca ha recabado valiosa información de el “Mayo” Zambada, los hijos de el “Chapo” Guzmán, el chino Zhi Dong Zhang y otros personajes, que han sido extraditados a EE.UU. La historia del controvertido AMLO aún no termina.
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Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, A.C.







