«Vengar mi clase… contra la burguesía», escribía Annie Ernaux, en su diario íntimo, cuando tenía 22 años y recordaba una infancia sumamente pobre. Este sentimiento de exclusión lo ha tenido desde entonces. «¿Por qué mi padre era un obrero tan resentido cuyos padres no sabían leer? ¿Por qué mi madre dejó de estudiar debido a la pobreza de su familia? ¿Por qué los otros, que pertenecen a otra clase que la mía, me tratan tan despectivamente?, me preguntaba en esa época. Si mis padres hubieran leído más, su respectiva vida hubiera cambiado, hubiera sido mejor y menos frustrante. A mí los estudios y los libros, me cambiaron por completo», dice ahora después de una trayectoria literaria tan rica y exitosa. No obstante tener más de 25 obras traducidas a más de 40 idiomas, Annie Ernaux sigue siendo una transgresora, una fugitiva, una tránsfuga; mujer de izquierda cuya modestia desarma, defensora totalmente del aborto, de los derechos de la mujer y fiel seguidora de Jean-Luc Mélenchon. Admiradora de Albert Camus, de Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre.

Hoy por hoy, Annie Ernaux, la primera mujer francesa que recibe el Premio Nobel de Literatura (17 mujeres frente a 102 hombres), noticia de la que se enteró por la radio mientras preparaba la comida, es una escritora sumamente admirada e, incluso, amada no nada más por las generaciones pasadas, sino por los jóvenes. Sus libros son leídos, en todo el mundo, por los y las estudiantes del Liceo porque los libros de Ernaux están escritos de una forma directa, con rigor, sin metáforas; cuyo estilo impacta y hace que la realidad de muchos lectores cambie. Para la autora, hay que contar las cosas que le suceden a una hasta sus últimas consecuencias, como escribe en su novela Memoria de chica, de 2016. No hacer concesiones. Escribir con la memoria. Sin miedo. Contarlo todo, incluso si son evocaciones dolorosas, como fue su propio caso de una violación (¿consensuada?) padecida a los 18 años en 1958, en una «colonie de vacances», en donde trabajaba como «monitrice». Muchas de sus lectoras tienen la impresión de leer su propia historia. «El hecho de haber vivido algo, sea lo que sea, otorga el derecho imprescindible de escribir sobre ello. No existe verdad inferior». La autora se congratula de la aparición de Me Too, movimiento surgido en 2017, y piensa que gracias a él las cosas cambiarán mucho para las mujeres.

¿Tránsfuga de clase? Así se sentía Ernaux cuando se enamoró de un joven proletario, 30 años menor que ella. Entonces, Annie ya se había aburguesado por su primer matrimonio, y al vivir esa aventura, se convirtió en una verdadera historia de amor. «Nuestra relación era como un ‘deal’, él me daba mucho placer sexual, y yo le pagaba los viajes y le daba dinero. Y esto me daba la impresión de una cierta superioridad social. Él me recordaba cuando yo era joven, igual de proletaria que él: los mismos modales, el mismo vocabulario y el mismo pasado cuando yo era muy pobre. Entre los dos había un acuerdo y lo respetábamos». No obstante, no podían evitar las miradas en la calle, la censura social y las críticas a su derredor. «No tenía vergüenza, ni mucho menos, remordimientos. No veía nuestra relación como un escándalo, nos percibíamos como cualquier pareja amorosa» («La Grande Librairie», TV5).

Annie Ernaux nació el 1 de septiembre de 1940 en Lillebonne (Seine-Maritime). Madre de dos hijos, estuvo casada con Philippe Ernaux. Ella prefiere ser sumamente discreta con su vida privada, no obstante, todos sus libros son prácticamente autobiográficos. Uno de ellos, El acontecimiento, cuenta su aborto clandestino. «Una gran obra feminista», opinan sus críticos. Actualmente vive sola en una nueva ciudad llamada Cergy-Pontoise, un lugar sin historia, y acaba de lanzar en Francia el relato breve «El hombre joven»; «mientras con su hijo, David Ernaux, ha codirigido Les années, un documental montado con los videos domésticos de sus vacaciones en los 70 y 80 y que fue presentado en el último festival de Cannes». (20 minutos).

Todas las entrevistas que he visto en YouTube de Annie Ernaux para conocer más de esta escritora tan revolucionaria, a quien confieso no he leído, ni sabía de su existencia, me han impactado por su absoluta modestia, sencillez, pero sobre todo por su honestidad como intelectual y su compromiso con las mujeres.

Leamos a Annie Ernaux y seamos mucho más libres y atrevidos.

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