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Los 38 años y fracción dictaminados por un juez federal en una Corte en Brooklyn, Estados Unidos, en contra del exsesecretario Genaro García Luna, representa sin duda una sentencia a México y a nuestros políticos también.
Es vox populi la certeza de que todo político debe pactar con el narcotráfico para poder trabajar, operar y con mayor gravedad hoy en día, sobrevivir.
Tamaulipas exhibió con claridad el caso con varios exgobernadores encarcelados. Al que se negó a negociar, lo mataron aún candidato (el Dr. Torre Cantú) sin llegar siquiera a la gubernatura.
García Luna es, en opinión de un jurado americano y por la sentencia ayer de un juez, responsable de colusión y colaboración para introducir droga a los Estados Unidos. Así lo dijo el juez. ¿Él mismo es un narcotraficante que realizó al trabajo?
Evidentemente no, pero la acusación consiste en que desde su cargo, su puesto, la información que manejó y las corporaciones bajo su mando, ‘protegió’ a una organización criminal. Esa es la conclusión del juicio.
A mi parecer, el proceso no fue del todo objetivo. Porque la mayoría de los testimonios en contra de García Luna provienen de criminales convictos y sentenciados, narcotraficantes mexicanos, que él mismo encarceló. Entonces la fiscalía en Nueva York, sustentó sus acusaciones de forma ‘imparcial’ con base en testimonios subjetivos y sesgados.
¿Eso convierte a Genaro García Luna en inocente? Probablemente no, pero tal vez tampoco en culpable con una sentencia de casi 39 años de prisión.
No le alcanzará la vida para cumplirla a sus 56, con cinco ya internado, le quedan 34.
Difícil pronóstico incluso con rebaja por buena conducta, que el propio juez le reconoció.
Pero García Luna es tan culpable como muchos otros políticos mexicanos, cercanos colaboradores o incluso amigos de cárteles y organizaciones.
¿Qué me dice usted del gobernador Rubén Rocha en Sinaloa? Seguimos sin saber dónde estaba el día de la detención y ‘secuestro’ del Mayo Zambada, porque Estados Unidos ya dijo que no estaba allá, como el propio gobernador declaró.
O ¿qué me dice usted de Félix Salgado Macedonio? Sobreviviente eterno de la violenta y sangrienta política guerrerense, cuyo gobierno ejerce por interpósita persona de su hija, la siempre ausente y desconocida Evelyn Salgado.
Guerrero se desangra en asesinatos y crimen confrontado por grupos y cárteles, mientras Salgado senior sonríe en fotos en el Senado junto a la presidenta.
Hay tantos que tendrían que explicar su incomprensible conducta de no condena al crimen, incluso de suave aquiescencia.
Y en estos incluyo al ‘antecesor’, Andrés Manuel López Obrador, cuya sospechosa conducta de amistad, cordialidad y consideraciones a la familia del Chapo Guzmán fue públicamente conocida.
Su enojo por el traslado, aparentemente ilegal, del Mayo Zambada a Estados Unidos, produjo su furia de final de sexenio en contra de Washington, el embajador Ken Salazar -su llamado gran amigo- y contra todos quienes no le ‘corrieron la cortesía de pasar un informe de la operación’ –hoy sabemos claramente clandestina.
En el terreno de la especulación, subrayo, imagine usted que el Mayo declara -frente a este mismo juez que ayer sentenció a García Luna- que el cártel del Chapo y el propio Mayo ‘ayudó’, ‘financió’ o ‘brindó’ algunos apoyos a López Obrador en sus incontables esfuerzos por llegar a la Presidencia.
Estallaría una bomba diplomática que enfrentaría a ambos gobiernos, porque evidentemente la presidenta Sheinbaum saldría en defensa del antecesor.
Pero es una circunstancia legal y testimonial equiparable: AMLO podría ser señalado o acusado por un criminal confeso y muy cerca de ser convicto en Estados Unidos: el Mayo.
La inolvidable política de ‘abrazos, no balazos’ dejó un rastro de sangre tan grande como un caudaloso río mexicano, a una laguna sobreviviente al calentamiento. 200 mil muertos es la marca del sexenio que terminó, prueba descomunal de una estrategia fracasada, criminal y sangrienta.
¿Quién se benefició de esa política? ¿El Cártel del Golfo, el Jalisco, los Chapos? ¿O todos un poco?.
Que alguien responda, porque resulta fácil señalar al pasado como culpable y responsable de todos los males. Ya pasó mucho tiempo, ¿no cree usted? Me parece que Claudia no podrá seguir señalando a un sexenio de hace 12 años como el causante de la guerra sangrienta entre criminales, ahora agravada por militares que ‘se equivocan’ y se llevan a civiles entre los tiroteos.
Ha sido suficiente esa cantaleta de ineficiencia, incapacidad, ¿o complicidad?.
Será automático para los morenistas acusar a Felipe Calderón como el coresponsable, o ciego superior del hoy sentenciado García Luna, hasta el palurdo de Marko Cortés salió a patear el pesebre que lo vio nacer en la política. Ni hablar.
Pero, ¿no debieran tener cuidado al disparar las culpas y las acusaciones, considerando que el Mayo aún no abre la boca? No vaya a ser que cuente, y la lista de priistas, panistas, morenistas, perredistas, actores del Verde y otros, puedan salir implicados en una relación interminable de exfuncionarios que han sostenido relaciones, negocios, acuerdos con el narco, por lo pronto, con el de Sinaloa.