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El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, A.C. (CIEP) realizó el proyecto «La importancia fiscal de Pemex: Hacia la era post-petróleo», con el propósito de contribuir a la toma de decisiones en favor de la sostenibilidad fiscal con una visión en el futuro sin petróleo.

Para ello, se revisó la situación de Pemex y se hizo una simulación llamada «modo cosecha» (se evita el gasto de capital y se enfoca en “cosechar” los hidrocarburos con la infraestructura existente). Esta investigación es un acercamiento de las posibles perspectivas a abordar sobre Pemex después del petróleo, desde un punto de vista fiscal. Se destacan los siguientes puntos:

1. Se reconoce que Pemex, como Empresa Productiva del Estado (EPE), desempeña un papel importante tanto en la política energética como en la fiscal del país.

2. Anualmente, Pemex provee recursos económicos al sector público, a través del Fondo Mexicano del Petróleo como de sus ingresos propios. Adicionalmente, también recibe transferencias del presupuesto público para operar y atender sus obligaciones.

3. Las reservas de hidrocarburos en 2012 eran de 20 mil 373 millones de barriles de petróleo crudo equivalente (Mbpce) y, para 2022, se redujeron a 11 mil 431 Mbpce. Es decir, en la última década, se extrajeron el 43.9%. Se calcula que las reservas actuales se podrían agotar en 11.8 años.

4. Desde 2009, el patrimonio de Pemex ha mantenido un saldo negativo. Al cierre de 2022, los pasivos fueron 45.9% mayor respecto a sus activos. Esto representa que cada mexicano tiene asumida una deuda de 33 mil 437 pesos, por tales obligaciones.

5. La operación de Pemex, en los últimos años, ha generado más pérdidas que utilidades. Después de una década sin utilidades, fue hasta 2022 que logró un rendimiento neto positivo de 23 mil 049 millones de pesos (mdp).

6. De acuerdo con el informe 20-F presentado por Pemex en 2021, se estimaba que el valor de los ingresos netos de efectivo provenientes de las reservas probadas de petróleo y gas, previstos hasta 2047, alcanzaría los 36 mil 226 millones de dólares (mdd), lo que representa el 23.7% de la deuda total de Pemex.

7. La reserva de largo plazo representa el 4.6% del valor que tenía el fondo noruego en 1998. Si se compartiera el valor del fondo entre la población, cada mexicano recibiría 8.3 dólares.

8. La participación de los ingresos petroleros en el total de ingresos presupuestarios ha experimentado una disminución desde su punto máximo en 2008, pasando del 44.3% a un proyectado 18.4% para el año 2023. Este descenso es relevante dado el papel de Pemex en las finanzas públicas. A medida que se proyecta un aumento en la deuda que podría alcanzar el 63.7% del Producto Interno Bruto (PIB) o 169 mil 905 pesos por persona hacia el año 2030, surge la pregunta ¿cómo se puede asegurar la sostenibilidad fiscal en la era post-petróleo?

9. En un escenario «modo cosecha,» donde se evita el gasto de capital y sólo se extraen hidrocarburos utilizando la infraestructura existente, se presenta una reducción en el gasto de Pemex, estimado en un 49.3%, al evitar la utilización de estos fondos para inversiones adicionales. Paralelamente, los ingresos petroleros experimentarían una disminución del 8% anual. Este enfoque, conllevaría a una disminución en la proyección de la deuda pública para el año 2030 estimada en el 59.2% del PIB o 155 mil 292 pesos por persona.

10. La situación de Pemex y su relación en las finanzas públicas plantean desafíos para la sostenibilidad fiscal de México en una era después del petróleo que van más allá del “modo cosecha”.

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