Atolondrado me tienen la desvergüenza con la que difunden “sus” estadísticas avaladas por el CONEVAL, y la confrontación de sus dichos y cifras con esa realidad imposible de ocultarse. Sólo es necesario acudir a algunas estaciones del Metro, a las terminales de autobuses, recorrer algunos mercados, para toparse con pordioseros y otros pedigüeños que traen la realidad en el rostro.
Aceptemos que hay menos pobres, lo que es loable; ahora respondamos algunas preguntas: ¿Qué es la pobreza y cómo la miden? ¿Por qué no les alcanza para la “chuleta” a esos que por la estadística dejaron de ser pobres? ¿Por qué crece la inseguridad y más jóvenes son cooptados por el narcotráfico? ¿Por qué en ciertas áreas rurales de México, en zonas suburbanas, se muere de hambre? ¿Cuál es el estado de salud de esos que ahora son estadística útil para la 4T? ¿Está en postración el Estado?
Los hechos reales son inocultables, por eso no puede probarse el supuesto fraude electoral de 2006, como tampoco puede certificarse, sin duda alguna, que este modelo de gobierno es el adecuado para hacer que México dé un salto a la prosperidad y consolide al Estado como soberano y capaz de conducir las relaciones internacionales sin arguendes y sin manotazos o pausas. Ya lo dijo Juan Gabriel en respuesta a una pregunta durante entrevista: Joven, lo que se ve no se juzga.
Perdón señorita Vilchis, pero lo cierto es que no hay manera de desmentir la realidad, y usted, con toda su “sabiduría y su bochornoso lenguaje” se mostrará incapaz de vendernos la idea de que cierta prensa falta a la verdad, por la sencilla razón que no todos pueden mentir todo el tiempo. El único que lo hace se llama Andrés Manuel López Obrador.
¿Están divorciadas la salud y la pobreza? Si los medicamentos desaparecen de los estantes, si el sistema nacional para el saludable bienestar de los mexicanos fue desmantelado, si clínicas y hospitales muestran la rapiña, el saqueo de los administradores, si muchos mexicanos son colocados en una disyuntiva para miserables: ¿compro la medicina o me alimento? De verdad, díganmelo: ¿estamos mejor que antes?
El problema es que muchos les compran el cuento, debido a que el modelo político y los partidos los extorsionan hace varias generaciones. Pero hoy, proceden de idéntica manera.