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¿Qué tan relacionados están el poder económico y el político? Diría que son simbióticos, viven como hermanos siameses, no pueden separarse uno del otro. Los militares lo han comprendido; hace mucho saben que sin billetes la capacidad de mando disminuye drásticamente.

Andrés Manuel López Obrador, que es un acucioso lector de las debilidades humanas, lo captó de inmediato e implementó su proyecto de desestructuración de Marina y Ejército como instituciones destinadas a consolidar la unión de los mexicanos. Sabe bien que para imponerse es necesario dividir, es especialista en hacerlo.

Convertir a las instituciones armadas en organizaciones empresariales fue el primer paso. AIFA, aduanas, puertos, aeropuertos, tren maya y, el culmen del ingenio para corromper, línea aérea y polos de desarrollo turístico. ¿Quiénes querrán participar en el plan DN-III si puedan estar sentados detrás de los escritorios administrando la avalancha de unto que llega a sus manos?

Ahora implementan, con ingenio y credibilidad, la desestructuración total de las FFAA como fueron concebidas después de la Revolución. Con el cuento de que sin el ruido de las botas rayando las calles y los pisos de madera de Palacio Nacional, y sin la ostentación de una fuerza bélica sin precedentes, de ninguna manera se logrará la pacificación de México, se vuelcan a ciegas en la entrega de nuestra voluntad política y social. Desde ahora el desasosiego será permanente.

¿Cuántos años tienen las diversas manifestaciones del crimen organizado operando en las calles del mundo? ¿Cuántos los años combatiendo a organizaciones como la mafia, la camorra o los supuestos grupos guerrilleros que no son sino delincuentes con bandería social?

Desconozco cuál pudiera ser el resultado de dar cauce a las ambiciones y ocurrencias del presidente de México. La cierto es que la nación abandona la condición de República para disminuirse a narco Estado, e inhabilita a sus FFAA para restituirle la condición que ellas mismas contribuyeron a que se perdiera. A fin de cuentas, parece que los mexicanos logramos cumplir ese presagio de la colombianización, por la espiral de violencia que en lo inmediato no decrecerá.

En consulta de información para este par de textos, me preguntan: ¿recuerdas dónde estaba Crescencio Sandoval cuando en el penal de Piedras Negras, Coahuila, los narcos imponían su voluntad y lo usaban para torturar y asesinar?

Debe quedarnos claro que muchos altos mandos perdieron el sentido de la patria y el interés por combatir el narcotráfico, prefieren ser administradores y gobierno.

Por AL PE

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