POR CARLOS JARAMILLO VELA
Mauro Parada y Mario Mata: guardianes hídricos de Chihuahua.
Respaldo de tránsfugas priistas a Sheinbaum: una adhesión sin argumentos.
Positivo ha sido el vínculo establecido con la Junta Central de Agua y
Saneamiento del Estado de Chihuahua (JCAS) por parte de Mauro Parada Muñoz,
Secretario de Desarrollo Rural del Gobierno del Estado. Con Claro sentido de
colaboración en equipo, dicho funcionario ha sabido hacer sinergia con el
ingeniero Mario Mata Carrasco, Director Ejecutivo de la JCAS, para gestionar
ambos, conforme a sus respectivas atribuciones y competencias, la política hídrica
establecida por la gobernadora Maru Campos.
En fecha reciente Mauro Parada y Mario Mata dieron inicio a los trabajos de
mantenimiento de los cauces y bordos de los ríos Conchos y Bravo, en ciertos
tramos situados en el territorio del municipio de Ojinaga. Dichas obras de carcarter
preventivo tienen especial relevancia para los pobladores de las comunidades
colindantes con las riberas de esos cuerpos fluviales, ya que los desbordamientos
ocurridos en los ríos Conchos y Bravo a raíz de las intensas precipitaciones
pluviales registradas en el año 2022 causaron inundaciones de poblados y
cultivos, provocando importantes pérdidas económicas y materiales para algunos
habitantes y productores agropecuarios asentados en esas comunidades. Mauro
Parada y Mario Mata son fieles ejecutores de la política hídrica de la gobernadora
Campos.
Errónea decisión, sin duda, la aununciada en días recientes por los priistas
Alejandro Murat, Eruviel Ávila y Adrián Ruvalcaba, entre otros, quienes se
adhirieron a la campaña de la candidata presidencial morenista Claudia
Sheinbaum. Murat y Ávila fueron gobernadores de los estados de Oaxaca y
México, respectivamente, y Ruvalcaba es alcalde de Cuajimalpa, en la Ciudad de
México. Es pertinente recordar que años atrás Eruviel Ávila descalificó de manera
pública a Sheinbaum cuando, en una entrevista con el analista René Delgado,
afirmó que ésta no tenía capacidad para gobernar a la CDMX.
Es evidente que el desempeño del presidente Andrés Manuel López Obrador y
otros actores políticos de MORENA ha dejado mucho que desear en términos de
honestidad en el manejo de los recursos públicos, así como en lo concerniente al
respeto al marco legal y las instituciones. De hecho, el país ha venido siendo
encaminado hacia una especie de dictadura debido al autoritarismo con el que, a
contrapelo de las disposiciones jurídicas, la ética y el sentido común, ha ejercido el
poder, en una forma omnímoda, el controvertido mandatario.
Por ello es dable cuestionar ¿Dónde se encuentra la racionalidad del argumento
expresado por los priistas al afirmar que el motivo de su adhesión a Sheinbaum
consiste en que ésta y MORENA representan el “mejor” proyecto para México?.
En verdad es un contrasentido afirmar que lo que más conviene al país es
precisamente un régimen como el que desde el año 2018 hemos venido
padeciendo. Sí, realmente es un padecimiento o una especie de suplicio el estado
en el que nos encontramos inmersos hoy en día, al haberse secuestrado la vida
pública de México por un solo individuo.
Ojalá que la reflexión planteada en este espacio haga mella favorable en la
conciencia de los actores políticos opositores que se hallan tentados a sumarse a
MORENA, y sobre todo, en el electorado, pues en nada beneficia a México
respaldar un proyecto que privilegia el autoritarismo, el quebrantamiento de la ley,
la opacidad, la anulación de las instituciones y la cerrazón política, como modus
operandi. La decisión tomada por los tránsfugas priístas ahora adheridos a la
campaña de Claudia Sheinbaum es incongruente y carece de argumentos.