El presidente ha hecho malabares por evadir el tema. Pero la semana pasada no pudo zafarse más. En la mañanera, un reportero acucioso le preguntó sobre su hermano, Pío López Obrador, quien pide que el primer mandatario declare sobre el dinero que recibía clandestinamente en sobres amarillos: ¿va a acudir a declarar ante el Ministerio Público?, ¿usted sabía del dinero?, ¿es corrupto su hermano?, ¿es corrupto usted? 
Al presidente se le vio fuera de sitio, como siempre se le ve cuando se le cuelan preguntas reales al show de la mañanera. El hombre que habla de todo, que presenta artistas y pone canciones, que hace del salón de Palacio Nacional un set de televisión de cabaret, que dos horas al día suelta una incesante palabrería, ese hombre no quería hablar: se tropezó, evadió, esquivó y finalmente tuvo que anunciar que no acudirá ante el ministerio público, pero sí enviará un texto, una suerte de carta para declarar en torno a los sobres de Pío. 

“No tengo nada yo de qué avergonzarme, no hay ningún problema. Y deberían de entregar toda la información al INE, a esa institución tan respetable”, soltó irónicamente. Cuando se le recordó que Pío dice que su hermano Andrés Manuel sabía todo de las entregas clandestinas de dinero y el destino de los recursos, atajó: “No, no, no. Yo sé lo que usted sabe exactamente, eso es lo único que sé, y lo que sé es que yo no soy corrupto.” ¿Y su hermano? “Tampoco”, dijo. Pues si ninguno de los dos es corrupto, ya que nos digan que pasó con ese dinero.

 

Al día siguiente de esa declaración, Pío entregó por su propia cuenta al INE la carpeta de investigación que la FGR ha escondido todo este tiempo.

Ojalá que esta semana, que es la semana del informe, el presidente adopte el término y finalmente informe lo que sabe de ese dinero sucio.

Según el video, eran 400 mil pesos mensuales. Y que entregas como las videograbadas sucedían religiosamente cada mes. Para ponerlo en perspectiva: lo que recibía Pío, como intermediario de su hermano Andrés Manuel, según confesó, es el doble de la cantidad mensual por la que la FGR acusa ni más ni menos que a Genaro García Luna (al exsecretario de Seguridad le imputan haberse robado 27 millones de pesos en 12 años de funcionario; haciendo la división, eso es 200 mil pesos al mes, la mitad de lo que recibía Pío).

 

Y eso es sólo un hermano. Del otro, Martín, grabado también haciendo lo mismo, aún no se sabe nada.

SACIAMORBOS. Cuentan que quien ha decidido ignorar por casi dos años a la Consejería Jurídica es Pablo Roberto Arenas, director de Inapesca. Se le ha pedido oficio tras oficio la evaluación de impacto presupuestal para que se puedan transferir las funciones del Instituto a la Conapesca, y nada más no contesta. ¿Se sentirá protegido por algún superior?

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