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Ernesto Piedras
Un nuevo capítulo en el camino hacia la competencia efectiva en los mercados digitales tuvo lugar en días recientes en el terreno de los servicios de búsquedas en internet. Esto a partir de que un Juzgado de Distrito en Estados Unidos determinara que Google es un monopolista en este mercado, al controlar cerca de 90% de las búsquedas en general y 95% específicamente a través de dispositivos móviles.
La batalla para reducir la participación de mercado y erradicar las prácticas monopólicas de Google en el mercado de búsquedas y consecuentemente en el de publicidad digital comenzó cuatro años atrás, cuando el Departamento de Justicia de los EE.UU. (DoJ por sus siglas en inglés) y 38 estados de aquel país comenzaran un proceso de litigio en 2020.
Conductas Monopólicas de Google. Las conductas identificadas que cometió Google en contra de sus competidores fueron la realización de acuerdos exclusivos con fabricantes de equipos, como es el caso de Apple, para que Google fuera el motor de búsqueda predeterminando en estos. Lo que involucró el pago de $26 mil millones de dólares en 2021 y que sus competidores como es el caso de Microsoft (Bing) con tan sólo una participación de 6% no puede pagar.
Otra de las prácticas señaladas en el juicio es que su dominante posición en el mercado de búsquedas le ha llevado a elevar, significativa y unilateralmente, sus precios en la publicidad digital y menor calidad de su servicio de búsquedas, sin una alternativa que le compita realmente a Google, como también identificamos para el caso de México, desde The Competitive Intelligence Unit (The CIU) en nuestro análisis sobre la Competencia en el Mercado Publicitario (bit.ly/48d7AxM).
En concreto, el juez de distrito afirmó que «el hecho de que Google realice cambios en sus productos sin preocuparse de que sus usuarios puedan ir a otra parte es algo que sólo una empresa con poder monopólico podría hacer».
Implicaciones del Juicio contra Google. Este juicio antimonopolio sienta un precedente pivotal para la gestación de verdadera competencia en los mercados digitales tanto en EE.UU. como alrededor del mundo, dos décadas después del caso en contra de Microsoft por su posición dominante en navegadores de internet. Amazon, Apple y Meta también enfrentan procesos similares por su actuación contraria a la competencia, y también esta pendiente la resolución acerca de la actuación monopólica por parte de Google en el mercado de publicidad digital que se dará a conocer en septiembre próximo.
No obstante, queda esperar la determinación de las medidas regulatorias que entrarán en vigor tras los hallazgos referidos. De estas dependerá los efectos que se verificarán en el mercado de búsquedas. Al respecto, se augura desde medidas conductuales que sancionarían económicamente a Google por su actuación anticompetitiva y prohibirían realizar acuerdos exclusivos en el futuro, hasta estructurales, como sería la escisión del negocio de búsquedas por internet de Alphabet.
En este sentido, la Ley de Mercados Digitales (DMA por sus siglas en inglés) se ha adelantado a las medidas posibles al darle a los consumidores más control sobre su información y el acceso a mayor competencia de los gigantes tecnológicos. Por ejemplo, al evitar que sus historiales de búsqueda se compartan entre los servicios que ofrece Google y al prohibir que auto-favorezca sus propios servicios en detrimento de los de sus competidores, como es el caso de su servicio de viajes y mapas.
Todo ello, enmarca un momento culminante para la competencia en el terreno digital, en el que se pretende diluir la desproporcionada influencia y participación de mercado de las grandes corporaciones tecnológicas, favorecer la entrada y el fortalecimiento de más jugadores y en el que el consumidor tenga acceso a una diversidad de alternativas competitivas.