JIRONES DE NUESTRA HISTORIA

 

 

LOS TRES JUANES, ALMA E INSPIRACIÓN EN LAS TRES BATALLAS DE PUEBLA, SU PARTICIPACIÓN DECISIVA EN HECHOS CRUCIALES EN EL RUMBO DE LA HISTORIA DE MÉXICO, QUE PERMITIÓ EL ENCUMBRAMIENTO DE PORFIRIO DÍAZ.

 

Por: José Luis Jaramillo Vela

 

¿Quiénes eran Los Tres Juanes?

 

También llamados “Los Tres Juanes de la Sierra” o “Los Tres Juanes de la Sierra Norte de Puebla”, ellos eran Juan Nepomuceno Méndez Sánchez, originario de Tetela de Xonotla, Puebla y apodado como “El Alma” o “El Padre” de los Tres Juanes de la Sierra; Juan Crisóstomo Bonilla Pérez, originario de Tetela de Ocampo, Puebla, quien antes de ser militar era profesor de escuela primaria y Juan Francisco Lucas, originario de Comaltepec Zacapoaxtla, Puebla, cacique indígena apodado “El Patriarca de la Sierra” y quien era militar y cacique de la región; los tres originarios de la Sierra Norte de Puebla, los tres con una enorme influencia entre los indígenas y mestizos, no solo de la Sierra Norte, sino en todo el Estado de Puebla, Oaxaca y parte de Veracruz.

 

Participación decisiva en la Batalla de Puebla

 

Durante la Segunda Intervención Francesa, el Ejército de Napoleón Bonaparte marchaba con rumbo a la Ciudad de México, las tropas napoleónicas encabezadas por el General Charles Ferdinand Latrille, Conde de Lorencez quien venía al frente del mejor ejército del mundo, que no había perdido una sola batalla en los últimos 50 años, venía tan confiado que le escribió al Ministro de Guerra francés Jacques Louis César Alexandre Randon lo siguiente: “Somos tan superiores a los mexicanos en organización, disciplina, raza, moral, refinamiento y sensibilidad, que le ruego anunciarle a Su Majestad Imperial Napoleón Bonaparte III, que a partir de este momento y al mando de nuestros valientes soldados,

ya soy dueño de México”, así, con esas ínfulas de superioridad marchaban los franceses y se dirigían de Veracruz a la Ciudad de México; forzosamente tenían que pasar por Puebla y el Presidente Benito Juárez envió al Ejército de Oriente, al mando del General Ignacio Zaragoza Seguín, con la orden de impedirles el paso a la capital.

El Estado Mayor del General Ignacio Zaragoza, formado por los Generales Porfirio Díaz, Miguel Negrete, Francisco Lamadrid y Felipe Berriozábal comienzan a planear la defensa de Puebla, pero saben que a duras penas reúnen cuatro mil hombres y saben que el ejército francés los supera en personal y en armamento; Zaragoza necesita una primera línea de defensa atrincherada, para cortar el avance y establecer el combate.

Aparecen entonces los Tres Juanes al frente de un grupo de aproximadamente mil doscientos indígenas, para ponerse a las órdenes del General Miguel Negrete; éste los lleva con el General Zaragoza y les explica que él es el General en Jefe; Juan Nepomuceno Méndez le dice a Zaragoza que cuente con ellos para la defensa no solo de puebla, sino del Presidente Benito Juárez.

Los Tres Juanes le explican al General Zaragoza su modus operandi, Juan Nepomuceno Méndez es el cerebro y el mando, Juan Crisóstomo Bonilla organizaba a la gente y Juan Francisco Lucas era el que lideraba a su gente en combate; los tres eran fieros guerreros, pero Juan Francisco Lucas se salía del molde, era sumamente feroz en combate. Otro aporte que hacen Los Tres Juanes a Zaragoza, es que Juan Francisco Lucas es muy hábil para labores de espionaje; desde luego, Zaragoza aprovechó esa cualidad.

Juan Francisco Lucas se ofrece a infiltrarse entre las líneas enemigas para obtener información, para ello se hacía pasar, ya fuera por un trabajador carbonero o por un humilde y desarrapado campesino o por un vendedor de cigarros para los franceses; así obtuvo mucha información muy útil para el General Zaragoza; Lucas les informó la ubicación exacta de los franceses, cómo se movían, cuántos regimientos, batallones y compañías tenían, su tipo de armamento y artillería y lo más importante, obtuvo información de que eran casi diez mil hombres, el doble de los mexicanos y también les informó que entre el Estado Mayor de Lorencez venía un traidor mexicano, el General Juan Nepomuceno Almonte (hijo de José María Morelos y Pavón), quien los guiaba y les proveía información.

Con toda esta información se elabora el plan de guerra, el General Zaragoza nombra al grupo de los Tres Juanes como el 6° Batallón de la Sierra Norte y los pone bajo las órdenes directas del General Miguel Negrete; se cavó una larga trinchera como primera línea, con el 6° Batallón de la Sierra Norte pertrechado ahí para un primer ataque sorpresa; el General Miguel Negrete y su gente en el Fuerte de Loreto; los Generales Ignacio Zaragoza y Felipe Berriozábal a la defensa de la ciudad de Puebla y los Generales Porfirio Díaz y Francisco Lamadrid envolviendo y atacando por la retaguardia francesa.

 

La bravura y la decisión de los indígenas poblanos inspiran y contagian al Ejército Mexicano

 

Al aproximarse las tropas francesas, nunca esperaron que de la nada, como brotados del suelo les aparecieran cientos y cientos de indígenas, todos al mando de Los Tres Juanes; muy pocos armados con fusil, la enorme mayoría armados con machetes, espadas y hoces, pero su bravura y ferocidad para defender su territorio los contuvieron, e incluso retrocedieron; las tropas del Ejército Mexicano se

contagiaron con ese entusiasmo. La sorpresa hizo mella de los franceses y el plan de guerra elaborado con la información de Juan Francisco Lucas funcionó a la perfección y el entusiasmo que el 6° Batallón de la Sierra Norte de Los Tres Juanes inyectó a los soldados mexicanos fueron el factor decisivo para que al final del día los franceses con casi 200 muertos, 180 desaparecidos, 45 prisioneros, 304 heridos y completamente desorientados sobre lo que había sucedido, emprendieron la retirada. El General Ignacio Zaragoza le envía telegrama al Presidente Benito Juárez informando de la victoria conseguida.

 

Un año después, la segunda Batalla de Puebla

 

Un año más tarde, en 1863 regresan los franceses a apoderarse del país, ahora al frente del Ejército de Napoleón viene el General Fréderic Forey; para entonces el General Ignacio Zaragoza ya había fallecido víctima de tifus y el Presidente Benito Juárez envía de nuevo al Ejército de Oriente, ahora bajo el mando del zacatecano General Jesús González Ortega, quien rápido integra a su Estado Mayor a los Generales Felipe Berriozábal, Miguel Negrete, Porfirio Díaz, Tomás O´Horan y el mercenario italiano Luis Ghilardi Lucchesi.

Una vez más, Los Tres Juanes se integran al Ejército Mexicano y de inmediato Juan Francisco Lucas es enviado a labores de espionaje y de nuevo trae valiosa información, misma que puso en alerta a González Ortega; Lucas informó que Forey viene al mando de 35000 soldados perfectamente equipados y armados, informa que los franceses se han dividido para atacar Puebla por el norte y por el sur, también informa que en el Estado mayor de Fréderic Forey se integra por los Generales Charles Abel Douay, Francois Achille Bazaine, Xavier de Laumiere y los traidores mexicanos General Juan Nepomuceno Almonte y General Leonardo Márquez.

Los Tres Juanes son reunidos por González Ortega y Miguel Negrete y les otorgan grados militares, Juan Nepomuceno Méndez como General Brigadier; Juan Crisóstomo Bonilla como General Adjunto y Juan Francisco Lucas como Coronel, los tres al frente del “Batallón de Cazadores de la Montaña”. El Ejército de González Ortega contaba con 21000 hombres, catorce mil menos que los franceses.

De nueva cuenta el batallón de indígenas de Los Tres Juanes prendió el ánimo de las tropas mexicanas y los mantuvo en la pelea durante dos meses que duró el asedio a la Ciudad de Puebla, que al final ganaron los franceses.

Posteriormente, en 1865 Los Tres Juanes y su Batallón de Cazadores de la Montaña derrotan a la Legión del Cuerpo Imperial Austro-Húngaro, bajo el mando del Conde Franz von Thun und Hohenstein, que trataron de apoderarse de Zontecomapan, Xochiapulco y Tetela de Ocampo, la capital de la Sierra Norte de Puebla, arrasando con los soldados enviados por el Emperador Maximiliano. Se cree que con esta acción militar, la intención de Maximiliano era acabar y eliminar a los Tres Juanes y su batallón de indígenas, pero resultó todo lo contrario ya que estos eran en verdad feroces guerreros y con un espíritu de combate que atemorizaba al enemigo e infundía el ánimo entre ellos y su gente.

 

Tercera Batalla de Puebla, Porfirio Díaz recupera la ciudad apoyado por Los Tres Juanes

 

Es el año de 1867, el imperio de Maximiliano de Habsburgo empieza a resquebrajarse, el Presidente Benito Juárez y el General Porfirio Díaz están decididos a asestarle el golpe final; el grueso del Ejército Imperial estaba en Querétaro y en Puebla, por lo que Díaz decide sitiar Querétaro con los Generales Mariano Escobedo y Ramón Corona, mientras que él se va a tomar Puebla, que estaba en poder del General Leonardo Márquez.

De nueva cuenta Los Tres Juanes y su batallón de indígenas Cazadores de la Montaña, están al servicio de la República, ahora a las órdenes del General Porfirio Díaz; Juan Francisco Lucas es enviado a hacer espionaje y le informa al General Díaz que las tropas imperialistas están concentradas en el Convento del Carmen, le informa los puntos donde se hace guardia nocturna y que está muy descuidada, con pocos elementos.

Con esta valiosa información, Díaz decide atacarlos la madrugada del 2 de abril de 1867, ordenando al Capitán Carlos Pacheco enviar a Los Tres Juanes a las 2:00 a.m. a neutralizar de manera silenciosa a la guardia nocturna; a las 3:30 a.m. Díaz ordena el ataque al Convento del Carmen a los Generales Ignacio Figueroa y Eutimio Pinzón; al amanecer Porfirio Díaz tiene el control de Puebla. El General Leonardo Márquez con el resto de sus tropas trata de huir hacia Querétaro, pero el Batallón de los Tres Juanes se los impide, haciéndolos prisioneros. En esta batalla, el chihuahuense Capitán Carlos Pacheco Villalobos pierde un brazo y una pierna a consecuencia de un cañonazo, el General Díaz lo asciende a Teniente Coronel y le da un lugar en su Estado Mayor.

Mientras en Querétaro, el Emperador Maximiliano de Habsburgo ya se ha rendido ante los Generales Mariano Escobedo y Ramón Corona, marcando con esto la caída del Segundo Imperio Mexicano y la expulsión total de los franceses de México. Después de esto, el Presidente Juárez se regresa de Paso del Norte a Querétaro, donde es enjuiciado y fusilado Maximiliano; el General Porfirio Díaz toma la Ciudad de México y le permite a Juárez hacer su entrada triunfal y restablecer completamente el Gobierno de la República. Los Tres Juanes y su gente se retiran a la Sierra Norte de Puebla, han prestado valiosos servicios a la República.

 

Vuelven Los Tres Juanes… el Plan de la Noria, Porfirio Diaz se rebela contra Benito Juárez

 

El Presidente Benito Juárez ya estaba extendiendo demasiado su gobierno, esto estaba generando cierto malestar e inconformidad en algunos sectores de la población; por otra parte, el General Porfirio Díaz sentía que tenía los méritos suficientes para ser Presidente de la República, era una leyenda militar y lo rodeaba una aureola de militar invencible, jamás había perdido una sola batalla; para las elecciones presidenciales de 1871, hay tres candidatos: Benito Juárez que va por su cuarta reelección, Sebastián Lerdo de Tejada, su principal colaborador y el General Porfirio Díaz. El ganador fue Benito Juárez, entonces Porfirio Díaz ya no se aguantó más y proclamó el “Plan de la Noria”, a pesar de que ya había cierto descontento, la población estaba temerosa de otra guerra civil.

El Plan de la Noria no estaba prendiendo como Díaz lo esperaba y recurre a Los Tres Juanes en busca de apoyo; los Generales Juan Nepomuceno Méndez y Juan Crisóstomo Bonilla y el Coronel Juan

Francisco Lucas le brindan su total apoyo, convocando a un grupo de generales para unirse a la causa y entonces prendió el Plan de la Noria.

En Tamaulipas se levantaron en contra de Benito Juárez, el General Máximo Molina y el General Calleja; en San Mateo, Oaxaca, los Generales Porfirio Díaz y Luis Mier y Terán; en Zacatecas el General Trinidad García de la Cadena; en Culiacán los Generales Francisco Cañedo y Eulogio Parra; en Los Altos de Jalisco el General Donato Guerra y en Nuevo León el General Jerónimo Treviño y los Tres Juanes en la Sierra de Puebla. Los Generales Miguel Negrete, Manuel González, Felipe Díaz Mori, Rosendo Márquez, Manuel Márquez y Doroteo López apoyaron todos los levantamientos.

Por su parte, el Presidente Juárez se dispuso a sofocar la rebelión apoyado en su selecto grupo de militares de enorme prestigio como los Generales Ignacio Mejía, Sóstenes Rocha (considerado junto con Porfirio Díaz, los dos mejores militares que ha dado México), Diódoro Corella, Ignacio Pesqueira, Ignacio Alatorre y Vicente Mariscal.

Estos renombrados generales se encargaron de sofocar el levantamiento, el General Sóstenes Rocha al mando y el General Ignacio Alatorre como adjunto, con cinco mil hombres derrota a Porfirio Díaz en San Mateo, Oaxaca, Díaz a duras penas contaba con dos mil hombres; ésta fue la primera derrota de Porfirio Díaz en su larga carrera militar y debilitó a todo su movimiento.

En Tamaulipas los brillantes Generales Sóstenes Rocha y Diódoro Corella aplastaron al General Máximo Molina; en Zacatecas, en la Batalla del Cerro de la Bufa, el General Sóstenes Rocha con solo 3500 hombres del Ejército Federal, derrota a cinco mil hombres de los Generales Trinidad García de la Cadena, Donato Guerra y Jerónimo Treviño. Con esta victoria, el General Sóstenes Rocha sofocó el levantamiento Porfirista, provocando que en todos los demás puntos del país se desinflara el movimiento.

Al año siguiente, en 1872 fallece el Presidente Juárez y lo sustituye según la Constitución de la época, el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Sebastián Lerdo de Tejada, cuyo período terminaría en 1876. Porfirio se retira a su hacienda de La Noria.

 

Porfirio era muy porfiado, lanza el Plan de Tuxtepec; Los Tres Juanes, cerebros y operadores

 

El 10 de enero de 1876, en San Lucas Ojitlán, Tuxtepec, Oaxaca, Porfirio Díaz lanza el “Plan de Tuxtepec”, que proclama la no reelección y la destitución del Presidente Sebastián Lerdo de Tejada. En esta ocasión, antes de lanzarse a las armas, Porfirio primero se reunió con el General Juan Nepomuceno Méndez, líder de Los Tres Juanes, quien le aconseja que esta vez incluya además de militares, a intelectuales, escritores, periodistas y personas que tengan liderazgo en la opinión pública; en lo militar, el Coronel Juan Francisco Lucas traza el plan de tomar capitales de los Estados o ciudades importantes donde gobiernen juaristas o lerdistas, con el propósito de asfixiar militarmente al gobierno de Lerdo de Tejada; el General Juan Crisóstomo Bonilla se encarga de atraer a intelectuales de renombre para la causa.

El 15 de enero de 1876, se firma el Plan de Tuxtepec por los Generales Porfirio Díaz, Manuel González, Luis Mier y Terán, Donato Guerra y Juan Nepomuceno Méndez por Los Tres Juanes; por los intelectuales lo firman Vicente Riva Palacio, Irineo Paz (abuelo del Premio Nobel Octavio Paz) y Protasio Tagle. De

inmediato surgen los levantamientos de todos los generales porfiristas o tuxtepecanos en el país en contra de Lerdo de Tejada.

El Plan de Tuxtepec tenía tres máximos jefes, Porfirio Díaz, Juan Nepomuceno Méndez y Donato Guerra, en ese orden; el General Méndez y los Tres Juanes se hicieron con el control de Puebla, derrotando al General José María Couttolenc; el General Donato Guerra, con los Generales Trinidad García de la Cadena y Rosendo Márquez, tenía controlada Guadalajara, toda la región de los Altos de Jalisco, Aguascalientes, Zacatecas, Colima y parte de Michoacán.

 

El Llorón de Icamole

 

Con las regiones más importantes ya bajo su control, Díaz pensó que si ganaba Nuevo León, solo tendría que avanzar hacia la Ciudad de México y Lerdo de Tejada estaría perdido. El General Carlos Fuero, gobernador lerdista de Nuevo León y el General Julián Quiroga Villarreal no le iban a permitir la entrada a Monterrey y lo esperaron en Icamole, Nuevo León; por su parte, Díaz con sus generales neoleoneses Gerónimo Treviño y Francisco Naranjo se enfrentaron ahí en Icamole a las fuerzas lerdistas y se vieron tan ampliamente superados, que Díaz tuvo que ordenar la retirada. Esa fué la segunda de las dos únicas dos derrotas que Porfirio Díaz sufrió en su carrera.

Al terminar la Batalla de Icamole, Porfirio Díaz iracundo y exacerbado, rompió en llanto por la derrota, increpando duramente a sus Generales Treviño y Naranjo y a sus tropas diciéndoles “¿Pos´no que los de Nuevo León eran muy valientes?”, motivando la ácida respuesta del General Naranjo “¿Y de dónde crees que son Fuero y Quiroga?, ¿Apoco crees que son de Oaxaca como tú?. ¡Eres un llorón!”. Este episodio se esparció como pólvora y la prensa lo recogió y lo publicó como “El Llorón de Icamole”, causando la burla popular en todo el país hacia Díaz.

 

Batalla de Tecoac, final de película, Los Tres Juanes salvan a Porfirio y Díaz es Presidente

 

Una vez superada la debacle de Icamole, Porfirio Díaz recibe la noticia de que su tercero al mando, el General Donato Guerra ha sido derrotado y fusilado en Ávalos, Chihuahua por el General Ángel Trías, Díaz no espera más y decide ir por todo y dar el golpe final a Lerdo de Tejada, tomando la Ciudad de México; para ello, mantiene activos varios brotes de violencia en diversas partes del país, con la intención de mantener ocupado y disperso al Ejército Federal y poder así irse sobre la capital.

El Presidente Sebastián Lerdo de Tejada moviliza al General Ignacio Alatorre a Tlaxcala para cortar el paso a Díaz e impedir que llegue a la Ciudad de México; en Tlaxcala se le une a Díaz el Gobernador y General Próspero Cahuantzi y entre ambos reúnen unos 3500 hombres; el General Alatorre con cuatro mil hombres, espera a Díaz en Tecoac cuando le llegan otros seiscientos soldados, Lerdo de Tejada le había enviado los últimos que le quedaban en la Capital, dejando a esta totalmente desprotegida, la apuesta total de Lerdo estaba en Tlaxcala con Alatorre.

En Tecoac, Huamantla, Tlaxcala se establece el feroz combate, las tropas de Porfirio Díaz estaban en inferioridad ante las fuerzas federales del General Alatorre; mientras tanto, en Puebla los Tres Juanes esperaban la llegada del General Manuel González, a quien el General Juan Nepomuceno Méndez le había ordenado reunirse con ellos para salir hacia Tecoac en apoyo del General Díaz.

Como final de película, cuentan las crónicas que justamente cuando el General Alatorre estaba por derrotar a Porfirio Díaz, detrás del cerro de La Malinche aparecen Los Tres Juanes, el General Juan Nepomuceno Méndez, Jefe de la Línea Política y Militar del Plan de Tuxtepec y Segundo Mando Tuxtepecano; el General Juan Crisóstomo Bonilla al frente del 6° Batallón de la Sierra Norte y el General Juan Francisco Lucas al frente del Batallón de Cazadores de la Montaña, los Tres Juanes al mando de cuatro mil hombres; junto con ellos el General Manuel González, Comandante del cuerpo de Expedicionarios de Porfirio Díaz con 500 hombres.

Con estos refuerzos de último minuto, las Fuerzas Federales del General Alatorre sucumbieron estrepitosamente, provocando la renuncia inmediata del Presidente Sebastián Lerdo de Tejada, huyendo del país; esto le permitió a Porfirio Díaz el 24 de noviembre de 1876 entrar triunfante a la Ciudad de México; el día 6 de diciembre, se nombra Presidente Provisional de la República al General Juan Nepomuceno Méndez, quien convoca a elecciones, triunfando Porfirio Díaz, a quien le entregó la Presidencia de la República el 16 de febrero de 1877.

 

Los Tres Juanes, convicciones e intereses

 

Los tres Juanes siempre actuaron conforme a sus convicciones políticas, en su momento apoyaron a Juárez contra los franceses, nunca apoyaron a Lerdo de Tejada y siempre apoyaron a Porfirio Díaz; aunque perseguían intereses personales, siempre pusieron primero los intereses de sus etnias y comunidades indígenas, prueba de ello es que el General Méndez incluyó en las leyes el derecho de los pueblos indígenas a gobernarse según sus usos y costumbres, que hasta hoy permanecen como ley.

El General Juan Nepomuceno Méndez fue Presidente Provisional de la República; el Presidente Díaz lo asciende a General de División y lo hace Senador de la República. Sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres.

El General Juan Crisóstomo Bonilla fue alcalde de Tetela de Ocampo, Puebla; Gobernador de la Ciudad de México; Diputado Federal y Gobernador del Estado de Puebla.

El General Juan Francisco Lucas se dedicó a administrar sus bienes, se retiró a la vida privada a su hacienda, desde donde luchó siempre por los derechos indígenas, se le conoció como “El Patriarca de la Sierra”.

Los Tres Juanes nunca imaginaron el impacto tan profundo que sus acciones y decisiones tendrían en la historia de México.

 

Fuentes Bibliográficas:

+ milenio.com

+ es-academic.com

+ eluniversaluebla.com.mx

+ archivos.juridicas.unam.mx

+ enciclopediadehistoria.com + www.gob.mx/siap

+ relatosehistorias.mx + www.estudioshistoricos.inah.gob.mx

+ históricas.unam.mx

+ humanitas.uanl.mx

+ es.wikipedia.org

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