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Ciudad de México.- El caso de Brian Jeffrey Raymond, un ex empleado de la Embajada de Estados Unidos en México, ha sacudido tanto a Estados Unidos como a México. Tras admitir su culpabilidad por drogar y abusar sexualmente de mujeres durante más de una década, Raymond ha sido condenado a 30 años de prisión. Este veredicto llega como un hito en la lucha contra la violencia sexual y los abusos de poder cometidos por funcionarios públicos.

El ascenso y la caída de un «depredador«

El “depredador” de la Embajada de EEUU en México, Brian Jeffrey Raymond, es sentenciado a 30 años por abusos sexuales.

Raymond, quien se desempeñaba en la Ciudad de México como empleado del gobierno estadounidense, utilizó su posición de confianza para drogar y abusar de más de 20 mujeres. Según la Fiscalía de Estados Unidos en el Distrito de Columbia, su modus operandi era invitar a mujeres a su vivienda, proporcionada por el gobierno, donde las drogaba, las desnudaba y las fotografiaba sin su consentimiento mientras estaban inconscientes.

Las autoridades estadounidenses revelaron que Raymond, quien se declaró culpable en noviembre de 2023, creó material obsceno de al menos 28 mujeres. Este material fue descubierto durante la investigación, que incluyó fotografías y videos explícitos tomados entre 2006 y 2020. Sus acciones reflejaban una conducta sistemática y premeditada que destruyó la confianza de aquellas que lo rodeaban.

Colaboración internacional para una condena ejemplar

El caso de Brian Jeffrey Raymond no solo destacó por la gravedad de los crímenes cometidos, sino también por la colaboración entre las autoridades de Estados Unidos y México. El gobierno mexicano, a través de la Fiscalía General de la República y la Secretaría de Relaciones Exteriores, fue clave en el proceso de investigación y en la recopilación de pruebas. Esta cooperación bilateral ayudó a acelerar la captura y condena de Raymond, garantizando que no quedara impune.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos destacó la gravedad del caso, enfatizando que Raymond no solo traicionó su posición de confianza, sino que también aprovechó su estancia en el extranjero para llevar a cabo estos crímenes durante 14 años. Las víctimas, cuyas vidas fueron destrozadas, ahora pueden obtener algo de justicia con la sentencia.

La sentencia y el impacto en las víctimas

El juez Colleen Kollar-Kotelly, encargada del caso, ordenó además que Raymond pague 260 mil dólares como indemnización a las víctimas. Esta suma busca compensar, aunque de manera insuficiente, los daños físicos y psicológicos causados por sus acciones. Asimismo, se le impuso una condena perpetua de libertad supervisada y se le ordenó registrarse como delincuente sexual de por vida bajo la Ley de Registro y Notificación de Delincuentes Sexuales (SORNA).

Matthew M. Graves, fiscal federal, explicó que este es un caso que subraya el compromiso del sistema de justicia de proteger a las víctimas y asegurar que los responsables enfrenten consecuencias severas, independientemente de su estatus o influencia.

¿Qué sigue para Raymond y para las víctimas?

A pesar de la condena, el impacto de los crímenes de Brian Jeffrey Raymond persiste en la vida de sus víctimas. Las secuelas emocionales y psicológicas de estos abusos son profundas, y aunque Raymond pasará 30 años tras las rejas, las mujeres afectadas continuarán su proceso de sanación. En cuanto a Raymond, enfrentará el resto de su vida bajo la vigilancia del sistema penitenciario y como delincuente sexual registrado.

El caso de Raymond es un recordatorio de la importancia de la cooperación internacional para combatir delitos transfronterizos y de la necesidad de continuar protegiendo a las víctimas de abusos por parte de personas en posiciones de poder.

 

Con Información de: LaVerdadNoticias

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