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Estados Unidos ha impulsado en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución para crear una Fuerza Internacional de Estabilización en la Franja de Gaza. La propuesta es parte de un esfuerzo diplomático para consolidar el alto al fuego y prevenir más enfrentamientos entre Israel y los grupos palestinos. Los promotores de la iniciativa dicen que esa fuerza podría ayudar a supervisar el cese de hostilidades y aportar un mecanismo más creíble para garantizar la paz.
Dentro del texto de la resolución también se menciona la posibilidad de crear un Estado palestino, algo que ha reavivado el debate internacional sobre dos estados y la viabilidad de una solución duradera. Estados Unidos asegura que esto podría ser un paso hacia una paz más estructurada, pero subraya que primero debe haber seguridad y estabilidad.
Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se ha opuesto de lleno a la idea de un Estado palestino al oeste del río Jordán. Según él, conceder ese territorio equivaldría a renunciar a una parte importante de lo que él considera la “tierra de Israel”. Ha sido muy firme: dice que no aceptará ninguna resolución que establezca un nuevo país palestino en esos límites.
Además, el rechazo de Netanyahu no es solo simbólico: le envía un fuerte mensaje político a la comunidad internacional. Si Israel bloquea la creación de ese Estado, la propuesta de Estados Unidos podría volverse mucho más difícil de implementar, incluso si logra el apoyo formal en la ONU.
Por su parte, varias organizaciones y países que han apoyado la resolución ven en la Fuerza Internacional una oportunidad para dar un impulso muy necesario a la paz. Dicen que no basta con seguir mandando ayuda humanitaria, sino que hace falta un componente más militar y diplomático que garanticen que el alto al fuego se respete de verdad.
Algunos críticos advierten que la propuesta podría ser demasiado ambiciosa. Temen que esa fuerza internacional se convierta en un blanco para ataques, o que su mandato no sea claro, lo que debilite su capacidad para actuar. Además, existe desconfianza por parte de ciertos países que no quieren que la ONU intervenga tan directamente.
Aun así, para muchos en la comunidad internacional, la iniciativa representa una posibilidad real y nueva de avanzar hacia la paz: una forma de hacer que el alto al fuego no sea solo temporal, sino parte de algo más estructural y duradero. Si se aprueba, sería una de las misiones más importantes de estabilización en Gaza de los últimos años.
El resultado de la votación en el Consejo de Seguridad será clave. Si la resolución se aprueba, podría definir los próximos pasos para la reconstrucción, el diálogo político y la seguridad en la Franja. Si no, es posible que se intensifiquen las tensiones y que las partes sigan sin un mecanismo confiable para mantener la paz.







