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Raquel Buenrostro, secretaria de Economía, es una convencida de la trascendencia que para México tiene el nearshoring.

Cuando uno habla con ella, como yo lo hice hace pocos días, le brillan los ojos cuando habla de las oportunidades que tiene México en esta materia.

Yo la conozco desde que era Oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda, y como siempre, habla sin tapujos.

Aplaudió el decreto que la Secretaría de Hacienda publicó el pasado 11 de octubre para dar incentivos al nearshoring.

 

Pero, al mismo tiempo señaló que su alcance podría ser aún más amplio.

Nos dijo:

“Estados Unidos está preocupado por la redacción y estamos, por eso, pensando en hacer una modificación y que la modificación sirva pues para ampliar el espectro, que fomente también las nuevas inversiones y no solo sea para maquila, no solo para industrias de exportación, sino que también sea para producción nacional”.

Buenrostro, como muchos que vieron el crecimiento de la industria maquiladora en los 90 en México, pero que también ven sus limitaciones, le apuesta a un esquema de atracción de inversiones que vaya mucho más allá de las tradicionales industrias exportadoras, que aportan una cantidad relativamente baja de valor agregado.

La verdad es que su gran apuesta son los semiconductores.

 

Ella piensa que, si México lograra convertirse en un foco de atracción para la industria de semiconductores a nivel global, se le podría cambiar el rostro a la economía mexicana en las próximas décadas.

Sabe que las inversiones en este sector son de cifras en varios miles de millones de dólares por cada planta, pero que además requieren una provisión de muy alta calificación en mano de obra, servicios y productos.

Sin abundar en demasía porque no hay todavía suficiente información, sugirió que ya existían pláticas con la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, para sincronizar estímulos para los semiconductores en ambos países.

Ayer, el presidente Biden se reunió con su homólogo chino, Xi Jinping, y logró un clima cordial en sus conversaciones, pero falta mucho para que haya cooperación en los ámbitos tecnológicos en los que los dos países compiten.

Por eso, es una prioridad estratégica de Estados Unidos, lograr que la producción de semiconductores no dependa en un grado tan elevado de Taiwán.

El riesgo geopolítico es muy elevado y México puede ser una solución a esa problemática a la vuelta de algunos años.

En la reunión de la APEC, AMLO y Biden van a hablar del tema.

Tal vez sea un sueño inalcanzable convertir a México en el “Taiwán del hemisferio occidental” en materia de semiconductores.

Pero el hecho de que la secretaria de Economía tenga esa imagen como una posibilidad alcanzable es algo muy positivo.

Ayer le comentaba en este espacio que banqueros y expertos que miran a México desde una perspectiva global ven amplias oportunidades.

Uno de los factores más relevantes para esa perspectiva es el nearshoring.

Pero, como dice la secretaria de Economía, ese tema ya rebasó con mucho a la visión tradicional de la industria maquiladora.

Lo que se ve en el horizonte son las industrias del futuro: la electromovilidad, servicios de alto valor agregado, energías renovables, semiconductores, equipo médico, dispositivos diversos y demás.

Independientemente de cuál sea el resultado de la elección del próximo año, la perspectiva de México está en ese horizonte.

Es reconfortante que la secretaria de Economía de la 4T, quizá para sorpresa de muchos, esté pensando en esa perspectiva.

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