PAUSA.MX

Un éxito el formato y la conducción del Debate Chilango organizado por el Instituto Electoral de Ciudad de México. A diferencia de los muy acartonados que hemos presenciado en el pasado reciente, como los organizados por el Instituto Electoral del Estado de México, en el de anoche hubo intercambio de acusaciones, ideas y algunas propuestas.

Tanto Clara Brugada como Salomón Chertorivski y Santiago Taboada, en resumen, hablaron de una “ciudad de futuro” y, en la paradoja, se remitieron a lo que ya había antes de que Morena se hiciera del poder en 2018.

No faltaron las descalificaciones, ni los momentos humorísticos a cargo del candidato de Movimiento Ciudadano quien será más recordado por las audiencias por sus palomitas –“corn pop”, diría él—y por sus dichos sobre los sombrerazos que por sus “propuestas y respuestas”.

La candidata de Morena se vio excesiva en su mímica o lenguaje corporal y en sus menciones a Claudia Sheinbaum, quien se sabe no la quiere cerca.

El candidato del PAN, PRI, PRD se vio más serio, firme en lo que propone. Más serio, incluso, en sus acusaciones en contra de la morenista.

¿Quién perdió el debate?

Claudia Sheinbaum, pues hasta la candidata de AMLO la criticó, “sin querer queriendo”, con ideas –que no propuestas– que pretenden corregir la mala administración de quien hoy es candidata presidencial.

¿Ganador?

Sí. El Instituto Electoral de Ciudad de México.

Ojalá que los consejeros del INE sigan el ejemplo.

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En el hasta ahora hermoso y bien cuidado campo de golf Tangolunda, en las Bahías de Huatulco, López Obrador acaba de tirar un “backspin”.

En términos golfísticos, se trata de un efecto de retroceso que se imprime a la pelota. Una vez que la pelota bota sobre el terreno regresa en sentido opuesto a la trayectoria del golpe.

Y sí, su “expropiación” a la mala de las instalaciones del campo deportivo concesionado al empresario Ricardo Salinas Pliego se le revierte no sólo en términos de opinión pública nacional e internacional, incluso en materia de empleo, visitantes nacionales y extranjeros al bello polo turístico oaxaqueño y, claro, en cobro de impuestos.

¿Qué garantías puede tener un turista, por ejemplo, de que en México se respeta el Estado de Derecho y que no sólo su seguridad personal, incluso la jurídica, no está en riesgo?

Quiso AMLO hacer un “birdie” –cuando se emboca la pelota con un golpe menos del par del hoyo. Por ejemplo, cuando se hace un par 5 de 4 golpes– y le resultó un “bogey”, o sea, cuando se emboca la pelota con un golpe más del par del hoyo. Por ejemplo, cuando se hace un par 5 en 6 golpes.

Lo que es no saber jugar golf. Ni respetar el Estado de Derecho.

* * *

Quien acaba de hacer “un AMLO” es Donald Trump.

Pero el neoyorkino hasta superó al tabasqueño.

Si en 2018 López Obrador advirtió nada veladamente con que “soltría al tigre” si, otra vez, perdía las elecciones…

… ahora Trump amenaza con “un baño de sangre” si no es elegido para regresar a la Casa Blanca, desde donde tanto daño causó a México, al mundo y al propio pueblo estadounidense.

Literal: “Si no soy elegido, será un baño de sangre para todo el mundo. Será un baño de sangre para el país”.

¿Será por eso por lo que AMLO y Trump se llevan tan bien?

Ambos parecen estar cortados por la misma tijera.

¿A poco no?

Por AL PE

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