Noticias Chihuahua:
HABLANDO Y ESCRIBIENDO
CESAR Y JAVIER UNA PATOLOGÍA
DE EGOCENTRISMO Y NARCISISMO
POR ERNESTO AVILÈS MERCADO
La detención y apertura de un nuevo proceso penal contra el exgobernador de Chihuahua, César Duarte, sigue siendo un tema que divide opiniones y que revela las tensiones entre justicia y política en el estado. La defensa ha insistido en que se le pretende juzgar por un delito respecto del cual ya obtuvo una absolución, lo que abre el debate sobre la legalidad del procedimiento y el respeto al principio de cosa juzgada.
Más allá de lo estrictamente jurídico, el contexto político no puede ignorarse. La reapertura de este caso coincide con el arranque de la carrera por la gubernatura, y en ese escenario aparece la figura de Javier Corral, considerado por muchos como el peor gobernador que ha tenido Chihuahua. Hoy, desde las filas de Morena, pareciera ser el operador principal de esta causa penal federal contra su más acérrimo adversario político.
El enfrentamiento entre Duarte y Corral refleja la pugna de dos personalidades con rasgos similares: egocentrismo y narcisismo. Corral no admite que una parte importante de la sociedad chihuahuense considere que Duarte fue mejor gobernador que él, lo que alimenta un clima de odios y revanchas.
El hecho es que el factor común de ambos, son las irregularidades financieras en sus administraciones, el desvió de recursos pareciera fue más grande con Duarte que con Javier, porque como lo dicen sus seguidores, aunque robó más, construyó mucha más obra que el ex panista Javier Corral.
Para la actual gobernadora, Maru Campos, este escenario es ambivalente. Por un lado, se elimina de la arena política a un personaje que le generaba constantes conflictos. Por otro lado, se mantiene viva la narrativa de “ni perdón ni olvido”, que la obliga a navegar entre las presiones de quienes exigen justicia y los riesgos de que el proceso se perciba como una vendetta política.
Tras dos años de prisión preventiva, Duarte logró que se modificara la medida cautelar y enfrentará su proceso en semilibertad. En ese periodo, se mostró públicamente con sus seguidores, bailando y cantando, en una aparente recuperación milagrosa después de supuestamente haber estado al borde de la muerte por problemas cardíacos. Los privilegios que disfrutó en prisión no sorprenden: el dinero, como siempre, fue su principal recurso para acceder a beneficios que otros internos jamás podrían alcanzar.
El tratado de extradición que permitió su entrega desde Estados Unidos se ha visto superado por la política.
En este caso, la narrativa oficial de combate a la corrupción ha justificado la vulneración de principios básicos del debido proceso, bajo el argumento de que “el fin justifica los medios”.
Finalmente, el control que el gobierno federal ejerce sobre el poder judicial deja poco margen para que Duarte encuentre una salida legal. La paradoja es evidente: cuando Corral denuncia, asegura que se trata de la aplicación correcta de la ley y del debido proceso; cuando se le acusa, lo descalifica como politiquería y acusaciones fabricadas.
El señalamiento de Javier Corral en contra del fiscal general Cesar Jauregui Moreno de corrupto por recibir dinero de Duarte, así como del fiscal zona centro Heliodoro Araiza Reyes, de haber sido impuesto por Duarte ante Maru Campos, son temas recurrentes del ahora senador por Morena, en el caso de Jauregui se entiende porque es quien ha descubierto los desvíos de Javier, pero en el caso de Heliodoro, pareciera tener razón, porque ha convertido la fiscalía zona centro, en la peor que ha tenido Chihuahua en su historia
El caso Duarte no solo exhibe las debilidades del sistema judicial, sino también la manera en que la política se impone sobre la justicia.
En Chihuahua, la lucha contra la corrupción se ha convertido en un campo de batalla personal entre dos exgobernadores, mientras la ciudadanía sigue esperando que la ley se apliquen con imparcialidad y sin revanchas….Ojala
PRESUNCIÓN DE INOCENCIA
De manera extraña, poco comprensible para la visión de quien espera que la reacción de un titular de la fiscalía zona centro, que se siente aludido por comentarios vertidos en un artículo publicado en este medio, el pasado domingo 07, que tiene que ver con el interés legítimo y legal de buscar una explicación a la omisión reiterada de una subalterna, funcionaria de la misma fiscalía, que omitiera dar contestación a dos oficios entregados en distintas fechas, por diversos juzgadores penales de primera instancia, con un mismo objetivo: conocer el destino de un teléfono asegurado con cadena de custodia.
Heliodoro Araiza Reyes, ex rector de la UACH, doctor en derecho, catedrático destacado de la FADER, así como de la división de estudios de posgrado, maestro en diversas universidades en todo el País, además de ser invitado a formar parte del claustro de maestros de la Universidad de Texas, por conducto de su también subalterno Francisco Ruvalcaba Durazo, quien fue nombrado como titular de la causa, solicito a una jueza de juicio oral de este distrito judicial Morelos, se le ordenara al asesor jurídico, responsable del articulo y quien asegunda este otro, que dejara de publicar las irregularidades del proceso, porque se afecta la presunción de inocencia de los imputados, que ni siquiera fueron mencionados en el artículo.
La congruencia no es una de las virtudes del fiscal, quien si violenta la presunción de inocencia diariamente cuando publica las fotos de personas que no han sido ni siquiera vinculadas a proceso y que aparecen en sendas graficas con sus nombres completos y con una franja negra que les cubre parcialmente sus ojos, como si fuera suficiente para mantener en el anonimato su identidad.
Resulta extraño que, conociendo de esta situación de omisión, Heliodoro Araiza no haya actuado como era su responsabilidad, no quiso molestar a su coordinadora, ni con una hoja de papel para conocer el porqué de su negativa a responder.
Recientemente el mismo Heliodoro informaba en conferencia de prensa que tan solo lo que va del año, se han recuperado más de 13 millones de pesos en la Unidad de Daños, cantidad muy importante, tomando en cuenta que en anteriores fechas, se entregaba el numerario en efectivo, con el respectivo recibo firmado por el MP responsable.
No hace mucho también, se conoció de un faltante de ese efectivo, que fue sustraído de la unidad, sin que se conociera de la apertura de una investigación, de una sanción o del surgimiento de una carpeta de investigación; lo que se conoció fue la exigencia de cientos de personas que reclamaban la devolución de su dinero, porque ya había de por medio el perdón o el pago de la reparación del daño.
Este ingreso cuantioso que diariamente se recibe en la unidad de daños, puede ser considerado como la caja chica de la fiscalía zona centro o la más grande, en opinión de personal de la propia fiscalía.
Existe también en homicidios, diversas irregularidades que tienen que ver también con el desvío de recursos. Cuando se presenta el fallecimiento de una persona por delito imprudencial, algunos ministerios públicos, solicitan cantidades de 50 a 100 mil pesos, para solventar los gastos de defunción y otros de las víctimas, a quienes les exigen comprueben los gastos que hayan realizado, siendo siempre menores a lo pedido a los imputados y ese dinero, simplemente cambia de dueño.
La reingeniería implementada por el fiscal Heliodoro Araiza, con el tema de organizar la agenda de los ministerios públicos, ha sido un total fracaso.
Las solicitudes de entrevista con los MP, se tardan alrededor de 20 días, y cuando salen, en muchos de los casos se tiene que reagendar por otros 20 días, porque el MP responsable tuvo que ir a una audiencia, pero se reprograma por otros 20 días más.
En opinión de muchos de los litigantes, esta es la peor fiscalía zona centro de que se tenga memoria, porque no hay control de expedientes, los MP actúan bajo su más leal entender y los coordinadores que tiene Heliodoro, que dicho sea de paso entienden perfectamente el funcionamiento, no se dan abasto.
Heliodoro ha ordenado que no recibirá a ningún Ministerio Público, que todo sea por conducto de su coordinador, pero el problema radica en su permanente ausencia de la oficina, siempre despacha por teléfono, desde algún aula de la Universidad u directamente de su despacho particular.
La incomodidad que le genera la oficina de la fiscalía es manifiesta, pareciera que no le gusta el trato que recibe de sus superiores, porque con su perfil, no debería de estar en la zona centro, sino en la fiscalía general, pero hay que soportar y permanecer para merecer, tiempo al tiempo.
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