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En la historia de la cocina, pocas preparaciones pueden presumir de tener una fecha exacta de nacimiento. La mayoría de los platillos evolucionan de forma anónima, cambian de nombre, se adaptan a los ingredientes locales o simplemente se transmiten de boca en boca. Pero hay algunos casos excepcionales en los que la historia culinaria se detiene y apunta el día preciso en que una receta nació con nombre, fecha y firma.
Una de las más célebres es el Pollo a la Marengo —Poulet sauté Marengo—, creado el 14 de junio de 1800, cuando Napoleón Bonaparte celebró su victoria en la Batalla de Marengo, al norte de Italia. Su cocinero, Monsieur Dunand, improvisó un banquete con lo que encontró en el campo: pollo, tomates, vino, huevos, hongos, pan y cangrejos de río. El platillo fue tan celebrado que pasó a la historia como la receta de la victoria, y más tarde Auguste Escoffier la inmortalizó en su Guide Culinaire (1903).
Pero no fue el único nacimiento registrado con precisión. La gastronomía está llena de pequeñas efemérides deliciosas.
El 12 de septiembre de 1683, tras la victoria vienesa sobre el Imperio otomano, los panaderos locales celebraron creando el croissant, con forma de media luna, símbolo del enemigo derrotado. Un gesto de resistencia convertido en desayuno universal.
El 9 de julio de 1832, en Viena, el joven Franz Sacher inventó la Tarta Sacher para el príncipe Metternich. Su pastel de chocolate con mermelada de albaricoque sigue siendo emblema del refinamiento austriaco.
En 1762, el conde de Sandwich, absorto en una partida de cartas, pidió carne entre dos rebanadas de pan para no ensuciar las manos. Ese día, en Londres, nació el sándwich.
El 26 de febrero de 1908, en Roma, Alfredo di Lelio preparó los Fettuccine Alfredo para reanimar a su esposa tras el parto. Mantequilla, queso y devoción familiar. Décadas después, estrellas de Hollywood los harían famosos en todo el mundo.
En 1893, en Chicago, Bertha Palmer encargó al chef del Palmer House Hotel un postre elegante y fácil de servir durante la Exposición Mundial. Así nació el brownie, registrado en los archivos del evento.
El 5 de octubre de 1921, en París, el barman Fernand Petiot mezcló vodka y jugo de tomate en el bar Harry’s New York, dando vida al Bloody Mary, un cóctel que aún divide opiniones entre la resaca y la elegancia.
El 11 de junio de 1889, en Nápoles, el pizzaiolo Raffaele Esposito horneó una pizza con los colores de Italia —tomate, mozzarella y albahaca— en honor a la reina Margherita de Saboya. Así nació la Pizza Margherita, con carta real de agradecimiento incluida.
El 19 de abril de 1894, en Nueva York, el cliente Lemuel Benedict pidió en el Delmonico’s Restaurantun desayuno para aliviar la resaca. Su combinación de pan, tocino, huevos pochados y salsa holandesa dio origen a los Huevos Benedict, registrados ese mismo día por el chef Charles Ranhofer.
El 24 de agosto de 1904, el joven aprendiz David Strickler creó el Banana Split en una farmacia de Pensilvania. Tres bolas de helado, un plátano y el nacimiento de un clásico americano.
En julio de 1898, en Santiago de Cuba, el ingeniero Jennings Cox mezcló ron, azúcar y limón para refrescar a sus compañeros de trabajo. El resultado fue el primer Daiquiri, con fecha y lugar precisos en los registros mineros.
En 1893 y 1897, en Londres, el chef Auguste Escoffier dedicó dos creaciones a la soprano Nellie Melba: primero el Pêche Melba, un postre de duraznos y helado presentado en el Hotel Savoy, y después el Melba Toast, creado cuando la cantante debía seguir una dieta ligera.
El 3 de abril de 1791, en Madrás (India), funcionarios coloniales británicos adaptaron un curry local y dieron origen a la sopa Mulligatawny, registrada en una cena oficial.
El 3 de abril de 1892, en Illinois, el farmacéutico Chester Platt inventó el Sundae, un helado con jarabe de chocolate servido los domingos (Sunday), nombre que derivó en su ortografía actual.
El 28 de septiembre de 1875, en Vevey (Suiza), Daniel Peter y Henri Nestlé registraron la patente del chocolate con leche, un invento que cambió para siempre la industria del cacao.
En 1904, durante la Exposición Universal de Saint Louis, los hermanos Menches sirvieron carne molida entre dos panes. Así se documenta el nacimiento de la hamburguesa moderna, registrada en el catálogo del evento.
Cada una de estas recetas tiene un día señalado en el calendario; una combinación de azar, ingenio y oportunidad. Detrás de cada fecha hay una historia humana —una batalla, un capricho, una celebración, una casualidad— que demuestra que la cocina también escribe su historia con precisión de cronista y pasión de artista.
Porque hay platos que no solo alimentan, también marcan un momento en el tiempo.







