NOTICIAS CHIHUAHUA
El diputado Carlos Olson decidió pasar de las palabras a las acciones al presentar una denuncia por discriminación contra la diputada del PT, Irlanda Márquez. Esto ocurrió luego de que ella lo señalara públicamente como «violentador» por un incidente en el área de cocina junto al pleno. Aunque inicialmente habló de denunciarla por difamación —un delito eliminado desde 2007—, Olson ajustó su estrategia legal, declarando: «Soy un hombre de familia y no permitiré que falsedades manchen mi nombre». Según él, las diputadas Xóchitl Contreras y Joseline Vega, testigos presenciales, pueden respaldar su versión de que no hubo violencia alguna en el intercambio.
Por su parte, Márquez mantiene sus acusaciones, abriendo un frente político que parece escalar más allá del recinto legislativo. Este choque no solo refleja el tono tenso en el Congreso, sino que deja entrever un uso estratégico de las instituciones judiciales para resolver disputas personales. Entre discursos de honor y acusaciones de violencia.
El Palacio de Gobierno no verá hoy las veladoras ni las camisas blancas que simbolizan la búsqueda de Iván y Roberto, los dos jóvenes chihuahuenses desaparecidos en Mazatlán. La concentración planeada para esta tarde se canceló de manera sorpresiva luego de que la Fiscalía General del Estado ofreciera reunirse mañana con los familiares para abordar el caso. Aunque el gesto parece un intento de las autoridades por apaciguar los ánimos, queda la sensación de que la suspensión fue más resultado de presiones que de acuerdos genuinos.
La cita en la Fiscalía, programada para el jueves, será un foro informativo que promete respuestas, aunque la incertidumbre sobre el destino de los jóvenes permanece. La frustración crece entre quienes planeaban manifestarse hoy, pues las promesas oficiales rara vez se traducen en acciones contundentes. Mientras tanto, la sombra de la impunidad se cierne, y el Palacio queda en silencio, sin la protesta que pretendía romperlo.
Y en la UACH, están esperanzados de un destino de recursos extraordinarios de 200 millones de pesos que saldrían de la arcas estatales para solventar lo mil y un problemas que tiene la institución.
Tal parece que él rector, Luis Rivera Campos, le está apostando a su cercanía con el Gobierno Estatal para que le dé unos milloncitos muy urgentes y nada despreciables.
Y es que para el 2025, no la tiene nada fácil, porque está comprometido dentro del presupuesto la construcción del Hospital Universitario, una obra muy sentida y solicitada desde no años, sino décadas, pero que podría ser una realidad, nomas que se pongan bien las pilas.
Según el rector, están viendo los últimos detalles y del que esperan hacer algún anuncio a principio del próximo año como parte las actividades del 70 aniversario de la llamada “máxima casa de estudios”.
Mientras, a rezarle a su santito de preferencia para que haya recursos para la universidad, porqué sin, los costos de inscripciones se van a elevar por los cielos.