El 78 Periodo Ordinario de Sesiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue inaugurado con la participación discursiva de los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de esta organización internacional. Todo ello, en el marco de su Asamblea General.
Algunos de los principales temas abordados en las participaciones de apertura fueron la reforma de la ONU, el cambio climático, la reforma del orden internacional y la modificación de la arquitectura financiera global.
Respecto a la reforma de la ONU, el Secretario General de esta organización, Antonio Guterres, afirmó que el mundo ha cambiado, pero que nuestras instituciones no. Agregó que basta ver el sistema de Bretton Woods y el Consejo de Seguridad, que reflejan realidades políticas de 1945.
Cabe señalar que la reforma de la ONU, o su eventual refundación, es una prioridad que se ha venido posponiendo desde hace décadas. Lo deseable es que se concrete a partir de la racionalidad y de la paz, y no debido a un conflicto bélico, como sucedió cuando nació después de la Segunda Guerra Mundial. Existen ya algunos indicios que nos alertan de que la conflagración bélica en Ucrania pudiera ir más allá de un enfrentamiento entre dos países.
Respecto al cambio climático, las disertaciones se enfocaron en pedir el fin de la guerra contra la naturaleza, así como fortalecer la lucha contra la contaminación y la pérdida de la biodiversidad. Además, se subrayó que la transición a la energía sostenible no se está llevando a cabo lo suficientemente rápido. Sin embargo, el secretario Guterres aseveró que aún queda tiempo para limitar el incremento de las temperaturas a 1.5 grados por encima de los límites preindustriales.
En cuanto a la recomposición del orden internacional actual, dirigentes de algunos países de América Latina, entre otros, demandaron cambios fundamentales a un sistema global que invierte en guerras, pero fracasa en combatir la pobreza y la desigualdad.
Así, el presidente Lula da Silva, de Brasil, aseveró que los 10 multimillonarios más ricos tienen más riqueza que el 40 por ciento de la humanidad; agregó que cuando su país asuma la presidencia del G-20, en diciembre próximo, coordinará la inclusión social y la lucha contra el hambre, el desarrollo sostenible y la reforma a las instituciones del gobierno global.
Durante su intervención, el presidente Gustavo Petro, de Colombia, reprobó que no se dispusiera de 100 mil millones de dólares para entregar a los países y así defenderlos de inundaciones, tormentas y huracanes —en referencia al compromiso no cumplido por países ricos a este respecto—, pero que sí se contara, en un solo día, con fondos “para que se maten rusos y ucranios entre sí”.
En tal sentido y desde antes del actual periodo ordinario de sesiones, la postura de México fue muy clara: el presidente López Obrador ha reiterado que si el presupuesto destinado a la industria armamentista se utilizara para otros fines, como el desarrollo de los pueblos y la creación de oportunidades laborales, estaríamos viviendo en un mundo más fraterno, más justo, más humano, y no tendríamos problemas como el del fenómeno migratorio.
Con respecto a la reforma a la arquitectura financiera global, las participaciones y los debates se centraron en que se deben reformar instituciones como el Fondo Monetario Internacional y la Organización Internacional de Comercio, entre otras, para que sirvan como palanca de financiamiento, por ejemplo, a las inversiones a gran escala relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En el espacio para el debate general de alto nivel, al inicio del 78 Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, se conocieron las diferentes posturas y desafíos que enfrentan la ONU y el planeta. Aún estamos a tiempo para realizar los cambios que demandan el mundo y las instituciones globales, sobre todo en un tiempo de paz y estabilidad relativas que, sin duda, hay que cuidar y acrecentar por el bien de todas y de todos.
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