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Las declaraciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos el fin de semana, tomando partido en favor de la reforma política del presidente Andrés Manuel López Obrador, confirman que el gobierno de la 4T va con todo en contra del Instituto Nacional Electoral, un árbitro que quieren a su modo, como en los buenos tiempos del América de Televisa.

Según la CNDH los legisladores deben eliminar los “privilegios” del INE y modificar el método como se designan los consejeros y facilitar las consultas populares.

Ayer mismo el senador Ricardo Monreal, de Morena, el partido del presidente puso en su lugar a la CNDH, opinó que la reforma electoral debe ser de análisis y discusión en el seno del Congreso de la Unión, y no de la Comisión Nacional de Derechos Humanos que tiene de por sí mucho trabajo.

Y Monreal no se quedó ahí, dijo que “una sugerencia muy respetuosa, es que la CNDH debería estar más centrada en la defensa de los derechos humanos de grupos de personas en el país y dejó en claro que la discusión del INE y la posible reforma constitucional y legal dejársela a la Cámara de Diputados, que se el órgano legislativo competente para que logren acuerdos” Lo que se puede interpretar como un contundente no te metas en lo que no te importa.

Por la mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador defendió su iniciativa y dijo que se trata de una reforma democrática, no es una reforma para desaparecer el INE, tampoco al TEPJF, “es una reforma democrática” insistió y denunció que hay una campaña de desinformación al respecto.

Que me perdone el presidente y aunque estoy de acuerdo con algunos puntos de su iniciativa, por más que leo el texto no le encuentro lo democrático, porque nadie en su sano juicio puede considerar como un ejemplo de democracia eso que se propone como método para la elección de los consejeros, propuestos por los tres poderes y con el voto libre de los ciudadanos, que me digan ¿en donde queda la autonomía?

Controlar a los consejeros, sería el fin de un órgano electoral por el que durante muchos años se luchó, para que fuera autónomo y saliera del ámbito de la dependencia que maneja la política interna del país, ¿imagínense al INE y al TEPJF controlados por Adán Augusto?

Que le den menos lana a los partidos, está bien, que se reduzca el número de legisladores en las dos cámaras, está bien, pero dañar la estructura interna de los órganos electorales no es algo que reciba el aplauso de quienes creen en la democracia.

El caso de Luis Ignacio Lula Da Silva se suma a los personajes que en diferentes partes del mundo han llegado al poder luego de pasar por la cárcel, me vienen a la mente Kwane Nkrumah en Ghana; Nelson Mandela en Sudáfrica y ahora el líder del Partido del Trabajo en Brasil, Hay más. Y claro por diferentes motivos. Lula estuvo casi año y medio acusado de corrupción en el caso Lava Jato del que fue perseguido por el fiscal Sergio Moro quien lo mandó a la prisión de Curitiba de donde salió absuelto después de 580 días a la sombra.

Por AL PE

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