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Indignación a su población y vergüenza a sus autoridades, es lo que debe estar provocando Cuernavaca, Morelos -la otrora ciudad segura-, que por su clima, vegetación y cercanía a la capital del país era el refugio idóneo de políticos, artistas, empresarios, deportistas y gente pudiente, que hicieron de su “eterna primavera” lugar de descanso y esparcimiento, hoy se encuentra entre las 14 ciudades más peligrosas y violentas del país.

Pareciera que ya es el sello de la casa encontrar autoridades incompetentes, carentes de imaginación y talento, para erradicar de una buena vez, todas las atrocidades que día con día se registran y vienen cometiendo con total impunidad, los grupos delincuenciales que se disputan el control de una ciudad privilegiada por muchas razones.

Ni siquiera José Luis Urióstegui Salgado, un hombre con preparación académica y experiencia en temas de seguridad, pues fue Procurador General de Justicia del Estado en los tiempos del gobierno de Sergio Estrada Cajigal, ha podido como alcalde disminuir el número de homicidios, levantones y secuestros que cotidianamente se acreditan en la capital de la entidad.

Tanto él como su secretaria de Seguridad Pública, Alicia Vázquez Luna, no han podido con el paquete de no solo erradicar la inseguridad sino por lo menos mantener a raya a los delincuentes que han cobrado la vida de más de 410 personas en Cuernavaca, con absoluta libertad, complicidad de autoridades policiacas y en total impunidad.

Lejos están los diagnósticos que en campaña Urióstegui Salgado hacía y prometía de conocer al derecho y al revés los problemas de la capital de Morelos, y en sus ofrecimientos, empeñó su palabra para recuperar la seguridad de la ciudad y darle a su población tranquilidad, paz, estabilidad y crecimiento.

Ni él ni el ignorante y corrupto gobernador Cuauhtémoc Blanco -que debería seguir pateando balones de fútbol y alejarse de la política por el bien de él y de los lastimados gobernados- han sido hasta hoy dignos representantes de la autoridad, que tiene como obligación primaria garantizar la seguridad de la población sin dilación y duda.

Pobre estado y pobre Cuernavaca, tan bellos y tan deteriorados y olvidados por quienes sólo se dedican a hacer negocios al amparo del poder que les dio el voto ciudadano.

Por AL PE

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