La derrota de Estados Unidos ante Suecia en la Copa Mundial Femenil de la FIFA el pasado domingo no solo marcó un golpe deportivo, sino que también generó un agrio intercambio de palabras protagonizado por el expresidente Donald Trump.
El exmandatario no desaprovechó la oportunidad para lanzar una serie de comentarios en su plataforma de redes sociales, caracterizando la derrota como «totalmente emblemática de lo que le está sucediendo a nuestra otrora gran nación bajo el corrupto (gobierno) de Joe Biden».
Trump continuó su burla, alegando que varios jugadores del equipo eran «abiertamente hostiles a Estados Unidos», un comportamiento que, según él, no se observa en otros países. Esta actitud despectiva culminó en una declaración en su cuenta de Truth Social:
“Muchos de nuestros jugadores eran abiertamente hostiles a Estados Unidos; ningún otro país se comportó de esa manera, ni siquiera de manera similar. (LA IDEOLOGÍA) ‘WOKE’ ES IGUAL A FRACASO. Buen intento Megan, ¡¡¡EU se va al infierno!!! MAGA”.
La burla de Trump hacia el equipo no es ajena a su histórica disputa con Megan Rapinoe, la renombrada futbolista que rechazó visitar la Casa Blanca durante la presidencia de Trump. Su penal fallado en el partido también contribuyó a la derrota del equipo. Este episodio subraya el momento implacable en la política de derecha, donde un expresidente se mofa de un equipo nacional compitiendo en el escenario internacional y celebra su derrota.
Las críticas hacia el equipo y en particular hacia Rapinoe no son nuevas en el ecosistema en línea de la derecha. Incluso antes de su derrota, figuras conservadoras habían expresado opiniones críticas hacia las declaraciones políticas de Rapinoe y la lucha del equipo por la equidad salarial.
El presidente del Instituto para el Deporte y la Justicia Social, Richard Lapchick, ve similitudes entre este ataque de Trump hacia Rapinoe y sus ataques previos en 2017 hacia jugadores de la NFL que se arrodillaron durante el himno nacional como una forma de protesta.
La crítica conservadora no solo se ha centrado en las opiniones políticas de Rapinoe, como su apoyo a los derechos de las personas LGBTQ+, sino también en la lucha del equipo por la equidad salarial, a menudo menospreciando estas posturas como «woke», un término que se utiliza en la derecha para referirse a opiniones progresistas sobre género y raza.
Si bien las críticas «anti-woke» pueden resonar con la base conservadora, una encuesta reciente del New York Times/Siena College indica que no reflejan las prioridades de la mayoría de los votantes. A pesar de las críticas, el equipo expresó su agradecimiento por el apoyo de sus seguidores y reafirmó su objetivo de victoria en futuros encuentros.
Este incidente refleja un cambio cultural en el papel del deporte femenino en la sociedad, donde incluso un expresidente de Estados Unidos comenta sobre eventos deportivos femeninos, lo que demuestra su crecimiento y significado en la actualidad.