Insisto ¡una vez más!: a la 4T tenemos que escucharla con otra perspectiva.
Ahora fue la alcaldesa de Tijuana. Todos saben qué dijo, pocos, sin embargo, la entendieron en su oscura y diáfana profundidad.
La alcaldesa nada escondió, al contrario, hizo alarde de poder y giró una orden clara y contundente. Nunca fue el suyo un mensaje a la ciudadanía.
“No vamos a permitir que un sólo ciudadano tijuanense pague las consecuencias de quienes no pagaron sus facturas”, dijo.
Todos nos fuimos en un principio —yo por delante— con la finta del cobro de piso y pago de seguridad por el crimen organizado en la capital bajacaliforniana. Nunca lo fue. Estamos ante una orden militar, no por su origen y emisor, pero sí por su naturaleza y contenido.
Lo traduzco: “A todos nuestros aliados del crimen organizado: no chinguen a la gente, chínguense a todos los que nos deben cualesquier factura de nuestra postración y rabia”. En otras palabras, “quemen Oxxos y similares, no se metan con nuestras clientelas, ¡perdemos votos!
“No se atasquen; contra mis huestes no, contra los que no son de nosotros ni como nosotros, con todo”. Cierro traducción.
Estas fueron las palabras literales de la alcaldesa, juzgue usted: “Le decimos al crimen organizado, a quien está cometiendo estos delitos, que Tijuana se va a permanecer en activo cuidando a los ciudadanos y también les pedimos que cobren las facturas a quienes no les pagaron lo que les deben, no a las familias no a los ciudadanos que trabajan”, en otras palabras, si a los neoliberales, adversarios, explotadores, burgueses y conservadores.
Las cosas se les empezaban a salir del huacal y era necesario reinsertar en la estrategia de generar pánico ciudadano para apuntalar la maniobra de militarización de esa entelequia llamada Guardia Nacional, en las huestes vandálicas desatadas por sus dueños cual jauría de lobos o huestes de Gengis Kan: “que no vuelva a crecer ese pasto, jamás”.
No acusemos a la alcaldesa de claudicar ante al crimen organizado; ni fue ella, ni fue ayer. Eso sucedió mucho antes, en otras alturas y con diverso personaje. Ella sola pasa el mensaje a sus aliados: no contra ellos, sí contra quienes nos la deben.
Lo hace, además, flanqueda por las fuerzas militares para que ni quede duda.
“Cobren las facturas a quienes no les pagaron lo que (nos) deben”.