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Pues nuevamente la meta impuesta de la Dirección de Seguridad Publica Municipal para cerrar cada mes con 25 homicidios o menos no fue cumplida, ya que a 3 días que finalice abril, ya van 27 muertos u todavía falta.
No es que este fin de semana se haya soltado el chamuco como en la semana pasada, pero no deja de haber asesinatos o cuerpos encontrados, así que se vuelve a complicar la situación, que esperemos no se incremente de manera exponencial.
Todavía falta ver si las detenciones hechas y que están relacionadas con los últimos homicidios, tienen alguna repercusión, aunque como dicen, es mero narcomenudeo en colonias y mini plazas por unos cuantos miles de pesos; incluso tan bajo anda el precio de diferentes drogas que sale más redituable un jale de maquila con menos riesgo que hacerla de dealer en las calles, a menos que vendan en altas esferas con mejor calidad de droga.
Entre esto y la mala estrategia de seguridad, los únicos afectados son, como siempre, los ciudadanos.
Otra de polis, la Dirección de Seguridad Pública Municipal anunció que colaborará con la Fiscalía General del Estado para tratar de identificar a quienes amarraron y tundieron a golpes a un hombre de 31 años, encontrado este sábado en el sur de la ciudad. Según el reporte, el incidente ocurrió cerca de las 10:30 de la mañana en las calles Esmeralda y Alabastros, donde vecinos hallaron al individuo atado a un poste y con visibles heridas en el rostro, mientras algunos intentaban liberarlo. Aunque el sujeto se negó a presentar denuncia, los chicos del jefe Salas ya andan revisando las cámaras del Escudo Chihuahua, a ver si logran dar con los autores materiales, eso sí, pidiéndole a la gente que no haga justicia por propia mano y que, mejor, llame al 9-1-1, como si no fuera precisamente su ineficiencia la que empuja a los ciudadanos a actuar.
Y es que este episodio no es más que el retrato perfecto del hartazgo que vive la ciudad, donde las autoridades no logran controlar ni a los raterillos de esquina, mucho menos a la verdadera delincuencia. Cansados de tanta impotencia oficial, los vecinos hicieron lo que en ese momento consideraron justo: darle su merecido a la «ratota» que cayó en sus manos. Ahora, irónicamente, la DSPM no busca al ladrón, sino a los que, hastiados de la incapacidad gubernamental local, decidieron hacer lo que ellos no pueden. Otro episodio más que exhibe el profundo vacío de autoridad que impera bajo la administración de los pupilos de Salas.