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NOTICIAS DE CHIHUAHUA

 

Una falta de respeto, diría el “cabecita de algodón”, pero lo que ocurrió este jueves en el Congreso del Estado dejó más que clara la fractura en Morena. El espectáculo lo protagonizó Cuauhtemoctitlán Estrada, quien se levantó de su asiento justo en el momento en que su compañera de bancada, Rosana Díaz, comenzó a hablar en el pleno. La escena, por decir lo menos, fue un desplante tan evidente como irresponsable, que no pasó desapercibido por nadie.

Lo más irónico del asunto es que el tal «Pelochas» hizo su reaparición apenas Rosana terminó su intervención, dejando en claro que la división dentro de su partido está más marcada que nunca. Al parecer, la cohesión y la disciplina partidaria son solo palabras vacías cuando los egos y las rencillas personales se imponen sobre la responsabilidad política. ¿Y luego se preguntan por qué no levantan?


Quien apareció como buitre en el Congreso fue Rubén Aguilar Jr., justo en el momento de la repartición. Los que lo conocen bien dicen que llegó para ver qué le tocaba a su partido y, como es su costumbre familiar, comenzar a acaparar lo que pueda. Porque si algo distingue a los Aguilar en su extenso currículum, es ese instinto innato para estar siempre pendientes de lo que les cae. Al parecer, las viejas mañas se mantienen vivas y bien alimentadas.

Por otro lado, Pedro Torres, el nuevo diputado de Morena, soltó una bomba durante su intervención en el pleno. Recordó que en una legislatura anterior, alguien se le acercó para proponerle un trueque de puestos laborales a cambio de un porcentaje económico, como quien reparte el pastel. Lo impactante fue cuando reveló que el ofertante era nada más y nada menos que el mismo Rubén Aguilar. Un asistente presente en ese entonces confirmó la historia, dejando al descubierto el modus operandi de los Aguilar, siempre al acecho.


El que sí supo aprovechar la visita de Ken Salazar, fue el alcalde, Marco Bonilla, quien no solo le dio una visita guiada por el Centro de la ciudad, sino llevaba consiguió dos “medallas de oro” para darle al embajador una buena estadía y consentirlo.

Primero, el que el ex gobernador, Patricio Martínez, acompañara fue un acierto, no solamente porque ya eran conocidos, sino por ser un gran experto en la historia de Chihuahua y bueno para las negociaciones.

El otro fue el subsecretario de Turismo, Orlando Barraza, quien es bien conocido que logró un tremendo éxito con su compañía “Chihuahua Bárbaro”, pionera en los paseos turísticos y guió al norteamericano de la mejor manera, que hasta lo dejó conducir el automóvil antiguo bien tuneado como el atractivo turístico por excelencia.

Todo agasajo para el visitante distinguido no es de free, ya que están amarrando inversiones para los próximos 3 años o quizás 9 años, si es que todo sale como se planea y aún con incertidumbre por las políticas a nivel nacional, asegurar que en Chihuahua se hacen las cosas diferente y bien.

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