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En pleno siglo XXI, frente a cámaras y a la vista de todos, un grupo de delincuentes asalta una tienda rarámuri en Chihuahua, mientras las autoridades parecen estar más preocupadas por proteger sus propios intereses que por la seguridad de las comunidades más vulnerables. Es indignante ver cómo el gobierno, que debería velar por los derechos de los pueblos originarios, permite que este tipo de injusticias se cometan a plena luz del día. Claro, la prioridad es otra: hacerse notar en eventos políticos y no en donde verdaderamente importa.
Lo peor del caso es que este robo no es un incidente aislado, sino parte de un patrón en el que los más desprotegidos siempre salen perdiendo. Mientras los ladrones gozan de la impunidad y las cámaras de vigilancia capturan el crimen sin que haya una respuesta inmediata, las promesas vacías de seguridad y justicia siguen acumulándose.
El caso de violencia política de género contra Sol Sánchez, ex candidata a la Alcaldía de Parral, destapa una vez más el oscuro manejo del poder en Chihuahua. La bancada de Movimiento Ciudadano exige la destitución inmediata del subsecretario de Educación, Lorenzo Arturo Parga, y su hijo José Martín Parga Gallardo, por su participación en una campaña de desprestigio a través de cuentas falsas en Facebook. Una sentencia del Tribunal Estatal Electoral confirma lo que muchos ya sospechaban: el uso del ciberespacio para difundir violencia de género contra Sánchez durante la campaña, orquestada nada menos que por la familia Parga.
Es una vergüenza que el Tribunal solo haya dictaminado 180 días de registro en el Registro Nacional de Violentadores para Parga, cuando las consecuencias de sus acciones merecen mucho más que una simple sanción temporal. Este escándalo deja claro que la familia Parga no solo ha abusado de su posición de poder, sino que también utilizó a su propio hijo para ejecutar estos actos despreciables. Mientras tanto, el gobierno se queda en silencio ante la evidente falta de ética de un funcionario que debería estar formando a las futuras generaciones de Chihuahua.
Ayer, festejó el Municipio a la mujer rural, un día después, ya que es el 15 de octubre, pero no podía hacerlo al mismo tiempo que en Palacio de Gobierno, así que tardecito pero festejadas y hasta con rifa.
Por cierto, que el alcalde Bonilla anduvo muy contento y relajado en ese evento, donde agasajó a las invitadas, que se deleitó con parte de sus productos caseros que hacen y escucho a cada una de ellas.
El ambiente estaba muy relajado y todos muy tranquilos, especialmente la gente de Comunicación Social, algo muy raro, ya que en las últimas semanas, el estrés y temor estaba a todo lo que da. ¿Qué cambio?
Ah, si, el coordinador Nacho Dávila, and fuera de la ciudad en otros asuntos y dejó encargado a su gente, que de manera profesional, sacaron el barco adelante y sin regaños o problemas; hasta Marquito andaba contento, porque nomas está el de Puebla en algún evento y hasta el presiente parece que está regañado.
No cabe duda que la exageración de estrés que provoca Nacho se pega desde sus subordinados hasta sus colegas directores y el mismo patrón; una muestra de que le debe bajar dos rayitas. Total, todo sale bien aunque no esté presente.
Hablando del Municipio, dicen que la próxima semana van a lanzar una “bomba”. No, no peligrosa para la gente, sino algo más político y eso será en la sesión de Cabildo.
El que anda chismeando eso es Miguel Riggs, que dijo que solo él está siendo oposición realmente y hasta con sus tiktoks hará que todos se molesten.
Pos que le dé chance a sus dos compañeros, porque parece que actúa solitario y disque hará mucho ruido; ojalá no salga con la casa millonaria, que es tema ya pasado, aclarado y hasta da flojera porque fue mediático por un día.
Esperemos a ver con qué chiste sale para que estas sesiones no sean tan aburridas; también, a ver si cuando le toque hablar a Doña Elena Rojo, se pare para dar un discurso que nadie le entienda pero en su mente suene bien padre, veremos.