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Autodefinido como un auténtico adicto a las redes sociales, Irving Pineda, un dinámico, aguerrido e inteligente reportero de televisión. A los 17 años de edad, comienza su caminar dentro de los medios de comunicación en Radio Trece Noticias, como redactor, reportero y conductor de los cortes informativos de fin de semana, así como en las emisiones nocturnas, al lado del también destacado periodista Julián Andrade. No obstante que no le gusta ser entrevistado, en esta primera parte de la charla exclusiva que concede a INDICE POLITICO, afirma: “Ser reportero, te convierte en testigo VIP de la historia”.

Orgullosamente “chilango”, a sus 24 años de edad, Irving es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad La Salle. Amable en su trato, sencillo y educado, transmite esa chispa de un auténtico “puberto”, sin la seriedad a la que se tiene que someter al momento de estar “a cuadro”, durante sus notas informativas para TVAzteca, empresa en la que acaba de cumplir sus primeros diez años de ininterrumpida, pero sobresaliente actividad periodística. Manifestando sentirse “raro” al ser entrevistado, nos narra que ingresa a trabajar en TV Azteca, participando detrás de cámaras dentro del programa “Campañeando”. Tiempo después, en el área de Política y Gobierno. Además, de vez en cuando y cuando su actividad en la televisión se lo permite, colabora en el portal de noticias Animal Político.

La verdad, es que no fue nada fácil lograr convencerlo que me concediera esta amena, interesante y hasta divertida charla. Una y otra vez, nos repetía que, él, no era nadie importante a quien deberíamos entrevistar, sino que se considera un simple reportero que corre tras la noticia. Después de estar insistiendo poco más de un año, por fin, aceptó reunirnos a tomar un café.

¿Te parece bien que nos veamos en el Starbucks, ubicado en la planta baja de un prestigiado hotel de Paseo de la Reforma? -me consulta- Sin poner objeción alguna, le confirmo que no hay problema y quedamos de vernos en el lugar acordado, sin embargo, al llegar al lugar, era imposible poder dialogar debido a una cantidad de ruido, amén de que el lugar estaba realmente abarrotado. De esta manera, decidimos subir al tercer piso y charlar en la cafetería del prestigiado hotel.

Irving Pineda sorprende por su espontaneidad, sencillez y frescura. Detesta los formalismos. Sin darse “ínfulas” de grandeza por salir en la tele todos los días como integrante de Azteca Noticias. Acompañado de una mutua y guapa amiga, Lupita Ramos, enfundado en una camisa color guinda, pantalón de mezclilla y tenis color negro, nos permite hacer un viaje a su conciencia, desde su etapa infantil hasta el día de hoy.

– ¿Cómo te va en la vida?

-Con una sonrisa de oreja a oreja y contagiando un desbordado optimismo, sin más ni más, responde: ¡¡Qué gusto de verte mi querido Edmundo!! Me preguntas ¿Cómo me va en la vida? …Uff!! Pues, así como dices en cada una de tus entrevistas… ¡A lo Mero Macho, me va muy, pero muy bien!! Y más aún, como para ser parte del grueso de los mexicanos que viven dentro de esta terrible incertidumbre política y social.

-No me digas que Irving Pineda ya pertenece al Club de los Optimistas…

-Ja, ja, ja. No precisamente, pero mira Mundo, se me han presentado un buen de cosas nuevas en mi chamba y con algunos cambios, pero vamos, si te hablo en materia de salud, que hoy en día es sinónimo de triunfo… ¡Uff!!… Estoy mega feliz y del otro lado.

– ¿A lo Mero Macho, a Irving Pineda no le preocupa nada, pero lo que se llama nada?

-Claro que me preocupa y aflige la situación económica que estamos padeciendo, la cual, me parece sumamente complicada, sin embargo, ahí la llevamos.

– ¿Qué sientes a tus 24 años de edad, estar probando las mieles del éxito?

– ¡No mames!! ¿Irving Pineda probando las mieles del éxito?… Ja, ja, ja. ¡Para nada!! A Irving Pineda le falta, pero muchísimo camino por andar.

– ¿Reniegas al éxito que has tenido, gracias a esa intensa actividad periodística en la televisión?

-Dándole un pequeño sorbo a la taza de café cappuccino que le sirvieron, pero tomándolo sin azúcar, exclama: “Primero dime: ¿Cuál Edmundo vino: el excelente entrevistador o el irreverente psicólogo encubierto?”

-Órale, el que se lleva se aguanta ehhh….

-Es que he leído tus entrevistas, y la neta, te pasas. A casi todos, los haces chillar, te metes hasta la cocina con preguntas inesperadas.

– ¿Lo debo tomar como una advertencia y que no me permitirás escudriñar tu conciencia?

-Algo así, pero vamos a darle…

-Entonces, para Irving Pineda ¿Qué demonios es el éxito?

– ¡Sopas!! ¿Empieza el ajedrez mental?

-No le saques y mejor dime: Para ti, ¿Qué es el éxito?

-El éxito, es una palabra que uno puede definir como muy parcial, y en lo que respecta a Irving Pineda, te puedo decir que simplemente sigue trabajando y bajo ninguna circunstancia, puedo afirmar que este joven ya haya llegado a probar las mieles del éxito, tal y como tú le llamas.

-Bueno, entonces dime ¿Por qué reportero?

– “Ja, ja, ja. Mira quién me lo pregunta”. -Con la mano derecha se acomoda los grandes lentes oscuros que porta, mismos que se han convertido en parte de su personalidad y expresa: – “Desde que era muy chamaquito, me gustaba preguntarle a todo el mundo de todo…

-…Vaya, ¿Y yo por qué…?

-Ja, ja, ja, dije a todo el mundo y no Edmundo, ehhh. Bueno, te decía que, desde niño, me llamaba mucho la atención todo lo que ocurría y ponía mucha atención en las noticias de radio y televisión

– ¿A lo mero mucho, te gusta ser periodista?

– ¡Claro que sí!! Me gusta ser periodista porque es una profesión y un oficio muy bonito porque uno se convierte en testigo VIP de la historia y de sucesos importantes y de esta manera, ya nadie te cuenta lo que pasa, sino que lo vives de manera directa, además de poder convivir con muchísimas materias de estudio, ya sea jurídicas, medicinales, físicas, económicas, deportivas, artísticas, literarias, etcétera. Es decir, todos los días aprendes algo nuevo y estas obligado aprender de todo, porque tu principal responsabilidad es lograr hacer que las noticias se entiendan de manera sencilla.

-Ya que me hablas de esa niñez, aunque tengo mis dudas, porque creo que hace veinte minutos en que dejaste de serlo…

-…Ja, ja, ja. La verdad, es que creo que sigo siendo un pinche “puberto”, porque me encanta ir a fiestas… No sabes, hago circo, maroma y teatro para ir a divertirme, como cuando era adolescente.

– ¿Fuiste un niño colmado de mimos?

-Más bien, fui un niño colmado en la disciplina al ser hijo único, pero aun así…

– ¿Reclamas no haber recibido todo el amor de tus padres, si no tuviste hermanos con quien deberías compartirlo?

-Mira mi estimado psicólogo encubierto, déjame decirte que, a un hijo único, es a quien le meten mucha, pero lo que se llama un chingo de disciplina y puedo dar fe de ello.

– ¿Educado en un plantel militar?

-No, tampoco es para tanto, pero sí, sumamente enfocado y hasta mega obligado a todo lo referente a la escuela.

– ¿Irving, el chavito más “matado” de la escuela?

-No, no creo que haya sido así, pero está obligado a obtener buenas calificaciones y, por lo tanto, entregar buenas calificaciones.

– ¿Totalmente tímido en la primaria?

-Más que tímido, era callado y tranquilo en una escuela primaria, allá por los rumbos de la colonia Lindavista, lo que hoy se conoce como Alcaldía Gustavo A. Madero.

– ¿Cuál fue el año más pesado en la primaria?

¡Madres!!, creo que fue el quinto de primaria…

– ¿Por qué?

-Porque siempre he sido un burro para las matemáticas. Fue precisamente en quinto de primaria en donde me tocó batallar muchísimo con matemáticas, pero también, debo reconocer que algunos de mis compañeritos me ayudaban a entenderlas.

– ¿Las tareas te las hacia tu mamá?

-Pues fíjate que no, no obstante que era el tipo de niños que asisten a clases de regularización, pero las tareas las hacia yo solo y con la supervisión de mi mamá, no obstante que siempre se la pasaba trabajando.

– ¿En qué trabajaba?

-Hasta la hecha, se ha desempeñado como gerente de ventas, logística y relaciones públicas de muy diversas empresas.

-Si tu mamá se la pasaba trabajando, ¿Quién te cuidaba en casa?

-Mi abuela materna, así como mis tíos.

– ¿Un pequeño de guardería?

-No, la verdad es que no y lo agradezco muchísimo. -Intempestivamente, se le quiebra la voz, discretamente, se frota los ojos con los dedos índice de ambas manos, limpiando las lágrimas que lograron escapar de sus ojos- “Fíjate que, gracias a Dios, nunca fui un niño de guardería. Mi mamá como que se partía en mil cachitos para atenderme, cumplir con sus compromisos, de esta manera, estableció que las tareas las haríamos todos los días a partir de las siete de la noche, pero a las clases de regularización de matemáticas, era mi abuela quien me llevaba.

– ¿Y en las tardes que hacías?

-Me iba a clases de natación o me ponía a leer. Ahí es como aprendí subrayar libros con lo más importante que detectaba.

– ¿Es gratificante nacer en pañales de seda?

-Ja, ja, ja… ¿Pañales de seda? ¡Para nada!!, no, no y no. Eran pañales de tela que mi mamá lavaba a mano para quitarle los kilos de “popis” que me aventaba.

-A lo mero macho, ¿No te hizo falta tener un hermano con quien jugar?

-Creo que a todo te acostumbras y aprendí a estar solo…

– ¿Neta?

-A lo mero macho que no me hizo falta tener un carnal para divertirme porque logré acoplarme muy bien con un primo hermano a quien también le tocó ser hijo único.

– ¿Tu juguete favorito?

– ¡Ùchala…!! Creo que una bicicleta, era como mi sombra, pero también una avalancha.

– ¿Aficionado a los videojuegos?

-Fíjate que no, al contrario, me aburrían muchísimo. Irving, era más de salir a jugar a la calle…

– ¿No te daba miedo exponerte en la calle solito?

-Te estoy hablando de principios de los años 90s.

– ¿Qué libros te gustaba leer?

-Los que me dejaban en la escuela investigar. Era muy disciplinado. Ni yo mismo me explico cómo me convertí en un auténtico devorador de libros

– ¿Un niño ejemplar al que los Reyes Magos premiaban su buen comportamiento?

-Era como los niños de hoy, si pedía algo, me lo traían, sore todo, cosas que tenían que ver con la tecnología…

-Me habías dicho que detestabas los videojuegos…

-Lo que, si me gustaba mucho, eran las computadoras, los celulares que eran una novedad.

– ¿Cuándo naciste, en lugar de darte una nalgada, te pusieron un microchip?

-Ni más ni menos. La neta, la tecnología me arrastraba y hasta le fecha. Hoy, me puedo endeudar para comprar el IPhone último modelo. A partir de los 6 años de edad tenía mi propia computadora y un celular. Por cierto, en mi casa me decían que los Reyes Magos no traían esas cosas sino ropa, pero mi respuesta era…” Pues mucho gusto, pero lo que yo quiero, es mi compu y un celular”.

– ¿Un escuincle caprichoso?

-No lo sé, pero siempre he sido firme en mis decisiones. No era caprichoso, pero si muy berrinchudo, lo cual, es una de mis debilidades hasta la fecha.

– ¿Qué es lo que no te gustaba en esa etapa infantil?

– ¡Uff, vaya pregunta!! ¿Qué no me gustaba de niño? Quizás, que era muy callado y hasta introvertido. Pero reconozco que exageré en ser tan disciplinado, pero eso sí, era muy curioso, preguntón y metiche…

– ¿Tu sello de reportero?

-Mira que tu no cantas tan mal las rancheras ¿ehhh? Tampoco fui un niño “nerd”

– ¿Y la niña que te traía trapeando la banqueta?

-Se llamaba Rebeca y lo que es la vida, juntos, estudiamos la carrera de comunicación, pero la perdí de vista, desconozco en qué medio de comunicación se desarrolla. Nos llevábamos muy bien y hasta se convirtió en algo así como mi confidente.

– ¿La televisión no te llamaba la atención?

-Veía las caricaturas de Pokémon, me atraían todos los efectos especiales, más allá de las historias trilladas que ofrecen las caricaturas, me sumergía en la producción y los colores vivos que presentaban.

– ¿Niño “fan” de Toy Story?

-Para que te digo que no sí, sí. Como niño, me super encantó la historia de Toy Story, por la animación y variedad de personajes.

-A lo largo de la entrevista, para nada has mencionado a tu papá…

– ¡Uff… ¡¡Mi papá!! Fíjate que no viví mucho tiempo con él.

– ¿Te hizo mucha falta la figura paterna?

-Vaya que te metes con todo en la vida íntima de cada persona que entrevistas. Pero déjame decirte, hoy, que ha pasado mucho tiempo… ¡No, no lo extraño, pero para nada!!

– ¿Te convertiste en un niño prematuramente maduro?

– ¡No lo sé!! Creo que te puede pegar más la ausencia de la figura de papá en la adolescencia que siendo niño. Y digo que, en la adolescencia, porque es ahí en donde te surgen muchísimas más dudas, pero la verdad, es que… Pinche Edmundo, me estas moviendo muy cabròn fibras sumamente sensibles que hace tiempo no me había puesto analizar.

– ¿Tu mamá desempeñó, al ciento por ciento el papel de papá/mamá?

-Recuerdo que le decía que de grande quería ser periodista…

– ¿Y cuál era su respuesta?

-Ponía una cara de ¿what?, y seguramente por dentro pensaba que yo estaba loco

-De los noticieros de televisión que veías, ¿Tenías algún ídolo?

-Veía todos los noticieros de Televisa, de MVS Noticias, de Canal Once y de TVAzteca, pero no me formaba la imagen de ídolo de ninguno de sus conductores. También me gustaba mucho escribir.

– ¿Qué escribías?

-Una serie de relatos de mi día a día.

– ¿Un diario?

-No precisamente, sino un registro de lo que me sucedía todos los días. Hasta yo mismo me sorprendo que era mucho muy organizado.

– ¿Un puberto metódico?

– ¡Ándale!! Llevaba a cabo un minucioso registro de mis cotidianas actividades, las tareas, en la calle con mis amigos, en las prácticas de natación, en fin, luego, las narraba y hasta les daba vida. Me acuerdo que mi abuela me decía que poseía un talento especial para escribir.

-En la secundaria, ¿Un puberto rebelde?

-A la secundaria llego siendo totalmente burro, la verdad…

– ¿Así tal cual, un burro en su máxima expresión?

-Más que burro, era totalmente disperso. Como que andaba en otro planeta y paradójicamente, con veinte mil clases de regularización, historia, álgebra, inglés, matemáticas, física, química, vamos de todo…

– ¿…Es verdad que lo tonto se quita con el tiempo?

-Ándale, llevadito el Edmundo. Solo te recuerdo que: “El que se lleva se aguanta” ehhh… Digamos que dejé de ser disperso.

-Bueno, no es para que te molestes…

-No te preocupes, yo aguanto vara.

-Además, eres el único reportero a quien López Obrador ha defendido en las mañaneras…

-Ja, ja, ja… ¿Te cae? ¡No me digas eso!!

-López Obrador, diariamente, ataca a Loret de Mola, López Dòrige, Carmen Aristegui y Ciro Gómez Leyva, sin embargo, eres el único a quien ha defendido…

-Ja, ja, ja… No lo puedo creer…

-A lo mero macho, ¿Eres de los consentidos de la 4T, junto con “Lord Molécula?

-Ja, ja, ja… ¡Zafo!! Para nada.

-Entonces quiero que me definas porque carajos decidiste ser periodista…

-Mira Edmundo, cuando estaba en la secundaria, me gustaba muchísimo la música.

– ¿Tocabas algún instrumento o cantabas?

-Pues ninguna de las dos cosas. Lo que sí me gustaba, era presentarla, quizás, tal y como lo hacían algunos locutores de radio pero con mi muy particular estilo, quizás, como un Toño Esquinca y la muchedumbre de Alfa Radio, a quien admiro muchísimo.

– ¿Cual género musical era el que te atrapaba?

-La música pop, sobre todo, en inglés. Así como el inicio del ahora famosísimo reggaetón, es por ello, que me transformó un tanto disperso en la escuela

-Ya que mencionas el reggaetón, es música para simios o pornografía disfrazada?

-Uff, que duro eres. ¡Ninguna de las dos!!

– ¿Entonces?

-Me parece que es una evolución de la música que tenía que darse, aunque reconozco que hay algunos que se pasan de lanza con las letras, porque agreden muchísimo a la mujer, además, como que se transformó un tanto en “fresa”, tratando de salvaguardar algunos valores. Por lo cual, no creo que con el simple hecho de escuchar tal o cual tipo de música te defina como persona o que cierto tipo de música cambie la visión de una sociedad.

– ¿La música también es cultura?

-Digamos que es una especie de un sano entretenimiento y diversión. En mi pubertad me tocó el éxito de “gasolina” de Daddy Yankee, cuando desde mi compu me puse a investigar cómo era la música en otros países.

– ¿Me estas tratando de convencer que eres producto de la tecnología?

-Ni más ni menos, a mí, no me trajo la cigüeña, sino que soy producto de un “chip”. Escuchando la radio, se acrecentó, en mí, la pasión por los medios de comunicación.

– ¿Irving Pineda, un musico fracasado?

-Ja, ja, ja, yo te pregunto: ¿Edmundo Cázarez es un psicólogo encubierto?

-A ver, a ver. El que hace aquí las preguntas soy yo. Esto, no es un duelo y ver quien puede más…

-Órale, se ve que sacas la casta de inmediato. Bueno, prosigamos con esta divertida charla.

-A lo mero macho, ¿Fuiste un puberto totalmente desatado?

-Digamos que fui un puberto totalmente divertido. La etapa de estudiante tanto en la secundaria como en la prepa, a lo mero macho, como dices… ¡Fue simple y sencillamente fenomenal!!

– ¿Cuántas materias reprobaste?

-Nunca reprobé una materia…

– ¿Insisto, un verdadero “nerd”?

-Bueno, en la prepa reprobé álgebra porque el cambio de casa de Lindavista a la Condesa, como que me descontroló un poco.

– ¿Un chavito “fifí”?

-Los “fifís”, aún no existían en el lenguaje presidencialista, más bien, era un chico “ñoño” o “fresón”, estaba mucho más obligado al estudio porque vivía en la Condesa, en casa de mis tíos.

– ¿Lo que se llama “mustio”?

– ¡Exacto!!, totalmente “mustio”, además, me metí a unos cursos de apreciación cinematográfica, por lo mismo, era algo así como el “agregado”, en las fiestas que organizaban mis compañeros.

– ¿Viviste una adolescencia maniatada?

– ¡Carajo!!, me traían lo que se llama a “mecate corto”

– ¿Practicabas algún deporte para bajar el stress?

-No, la verdad es que no, sino que, gracias a los cursos de apreciación cinematográfica, aprendí que todo tiene un por qué y un para qué. Vamos, establecer un orden. Lo que hoy, en el mundo de las noticias le llamamos “escaleta”, vaya que te sirve muchísimo hasta para ordenar tu propia vida. Asimismo, recuerdo que tomé unos cursos de animación para niños.

– ¿Te estabas convirtiendo en un hombre maduro, prematuramente?

– ¡No lo sé!! Quizás, era demasiado preguntón, todo quería saber. A los 14 años, ya sabía cómo se hacían las caricaturas, pero también, un curso avanzado de Photo shop. Curiosamente, tanto en la secundaria y en la prepa, me molestaba mucho ir a clase a los laboratorios de física, lo odiaba como no tienes idea.

– ¿Para qué si eras bueno?

-Para la química.

– ¿Te ibas de “pinta” a los cines o boliche con los amigos?

-Muy rara vez íbamos al cine a ver esas películas que se convirtieron en emblemáticas como Shrek, Nemo y todas esas de Pixar como Monster Inc. Uff, me pones a sufrir haciendo memoria, parece que fue ayer y no me acuerdo, ja, ja, ja.

– ¿A poco no te es grato recordar esa etapa?

-Pinche Mundo, me tienes fascinado con la entrevista. Me estás haciendo recordar cosas muy padres de mi niñez y adolescencia…

-A lo mero macho ¿Qué sientes ser entrevistado en este momento?

– ¡Horrible!! Me tienes mega sorprendido, hasta me siento desplazado con esa agilidad que tienes para preguntar y preguntar, ja, ja, ja. Eres muy buen entrevistador, te metes por todos lados.

– ¿Te sientes cohibido o en el banquillo de los acusados?

-Indudablemente, siempre es mejor preguntar que responder una ráfaga de preguntas. Uff, a lo mero macho, me haces sentir como objeto de investigación.

– ¿Te resulta cansado ser un reportero que sale en la tele?

-No lo sé, ni tampoco me he detenido a verme en ese aspecto. Solamente me dedico hacer mis notas y ya. Estoy aprendiendo de ti a preguntar con ese estilo tan particular que tienes.

-Bueno, así de cuates, dime con qué promedio terminaste la prepa para ingresar a la universidad…

– ¡Uta madre!! ¿Con qué promedio concluí la prepa?… Uff, creo que, con un ocho, lo que te puede dar una idea que no era tan burro o “matado” en la escuela.

– ¿Qué percepción tenías del México de ese entonces, al estar viviendo en una zona catalogada como “popis”?

-Vaya, vaya. Mira mi querido inquisidor, en la prepa estuve en La Salle…

– ¿Por qué La Salle?

-Uff, pues porque me la recomendaron, que era muy buena prepa.

– ¿Te resultaba “chido” sentirte un “niño bien”?

-No tenía de otra, además, me gustó mucho debido a que tomé unos cursos de verano ahí. -Se queda pensativo, reflexiona, balbucea algo entre dientes, se acomoda sus enormes lentes de carey y me dice:- “Fíjate que regresando a tu pregunta que si me sentía cómodo ser un “Niño bien” como me dices, la Condesa, antes, no era nada de lo que es ahora, sino que en ese tiempo se estaba como reconformando y la autoridad local, supongo, le quería imprimir un giro como más turístico, con más restaurantes y quitarle por completo la parte de vivienda clásica y tradicional, pero también, muchísimo más insegura.

– ¿Te asaltaron?

-No, gracias a Dios. Jamás me asaltaron, no obstante que salía tarde de la prepa. Los propios maestros nos recomendaban extremar precauciones para evitar ser asaltados.

– ¿Recuerdas quién era el presidente de la República en ese entonces?

-Era la transición entre Vicente Fox y Felipe Calderón. Marcelo Ebrard era el jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Uff, es lo que me viene ahorita a la mente. La política jamás me ha importado.

– ¡Qué era lo que sí te interesaba?

-Irme a las fiestas con mis amigos, ja, ja, ja.

– ¡Algún hecho relevante que recuerdes, ya sea nacional o mundial?

-La muerte del Papa Juan Pablo II, sobre todo, porque estaba en una escuela considerada como religiosa y esa cobertura de la muerte del Papa Juan Pablo II, la tuvimos en el salón de clases.

– ¿Ahí se reafirmaba tu “gusanito” de ser reportero?

– ¡Exacto!!, le di un seguimiento super completo. Recuerdo que todos, pero todos los maestros, nos dejaron de tarea seguir la cobertura y hacer un análisis con nuestro punto de vista. Sin lugar a dudas, eso, me ayudo muchísimo a definir mi deseo de ser periodista.

Por AL PE

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