El gobierno de Claudia Sheinbaum avanza en la desaparición de ciertos órganos autónomos, considerados por su partido como innecesarios o costosos. En su lugar, pretende crear nuevos mecanismos más controlados por el Ejecutivo.
Se han propuesto dos nuevos organismos: la Comisión Nacional Antimonopolios (CNA) y la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones (CRT). Estas dependencias tendrán funciones técnicas, pero estarán bajo supervisión del gobierno.
Para la CNA, se han postulado comisionados como Andrea Marván y Ana María Reséndiz, quienes fueron miembros de la antigua Cofece. Se busca que combatan monopolios y promuevan la competencia.
La CRT estará integrada por funcionarios provenientes de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones. Su creación responde a críticas sobre una reforma que pretendía limitar propaganda extranjera.
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Estas decisiones han generado preocupaciones entre quienes defienden los contrapesos institucionales: hay quienes dicen que fortalecer el poder del Ejecutivo pone en riesgo la independencia democrática.
El gobierno argumenta que los nuevos órganos serán más eficientes, con menos cargas burocráticas y mayor agilidad para actuar frente a intereses corporativos.
Críticos advierten que, aunque estos organismos tendrán funciones técnicas, podrían quedar permeables a influencias políticas si no se garantiza su autonomía real.
El proceso de transición será clave. La manera en que se nombren los nuevos cargos y se definan sus atribuciones determinará si transforman el sistema o consolidan más poder.
La sociedad está atenta, pues estas decisiones pueden redefinir el equilibrio institucional en México durante los próximos años.
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