El cariz que se le dio a las precampañas y a la selección de candidatos presidenciales contrasta notablemente con lo que sucede en esta etapa de intercampañas, donde los aspirantes presidenciales no pueden hacer propuestas.
El entusiasmo que prendió entre los electores, simpatizantes de unos y otros, se apagó, debido a lo que dan por llamar intercampañas, que es el tiempo de reflexión, de ajuste de los equipos, ordenamiento de ideas y estructura de los contenidos y propuestas que se lanzarán durante la campaña formal que cuenta con solamente tres meses para presentarle a los ciudadanos lo que contienen sus programas de gobierno.
Las campañas duran poco y los tiempos que las anteceden demasiado, por lo que valdría la pena ajustarlo de alguna manera para que los candidatos cuenten con tiempo suficiente para permear en el ánimo de los electores.
Son demasiado tiempos muertos que desaniman a los electores, los que esperan hasta que realmente se establezcan los tiempos en que la convivencia y el acercamiento sea real.
Las reglas dictadas por los organismos electorales se han ido puliendo y recortando los tiempos de campaña, como si con ello lograrán evitar los despilfarros y el exceso de dinero que circula abiertamente.
Se pusieron topes de campaña, para evitar el arribo del dinero sucio, el que circula con singular alegría de uno y de otros lados, sin que nadie realice una verdadera investigación sobre el costo de las campañas.
Por citar una cantidad, los poco más de 660 millones de pesos fijados como tope para cada uno de los candidatos presidenciales, se queda corto ante el costo real de los gastos que seguramente excederán en tres o cuatro veces esa cifra, mientras los partidos ajustan sus cantidades y rindiendo cuentas por debajo del tope acordado.
Como ejemplo de lo anterior están las cifras que reportan Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum de sus gastos de precampaña, donde nadie cree que la primera supere en gastos, por mucho, a la segunda, que se muestra en los excesos de sus desplazamientos por todo el territorio nacional, las convocatorias de sus eventos y el manejo en redes sociales y publicidad.
Y es que muchos consideran necesario que una vez que terminen las campañas y se dé el triunfo a quien obtenga más votos, las autoridades electorales deberán ejecutar un repaso de los condicionamientos legales para las etapas de auscultación, precampaña y campañas, tomando en cuenta que no es necesario realizar precampañas cuando los partidos ya eligieron a sus abanderados.
Pero también deben buscar normar las formas de financiamiento de los partidos, para evitar lo que ahora es una farsa, ya que se sabe abiertamente que el dinero proviene de distintos rincones, sin que prive una gran transparencia.
Mientras tanto, los partidos afinan lo que será la campaña formal y reúnen a sus aliados, establecen sus grupos de trabajo, elaboran estrategias, propuestas y contenido de sus posibles programas de gobierno, esperando que al reanudarse las campañas, los electores respondan con alegría a lo que les llevan a ofertar.
Mientras MORENA y aliados han dibujado a nueve de sus 16 prospectos para competir por igual número de alcaldías en la CDMX, el frente opositor va con demasiada calma. Se sabe que repetirán como candidatos los actuales alcaldes de Álvaro Obregón, Coyoacán, Miguel Hidalgo y Magdalena Contreras, mientras en Cuauhtémoc, el PRI lleva mano y ya delineó a su candidata, Alessandra Rojo de la Vega, a quien el PRD le había ofrecido ir como segunda en la fórmula al Senado por CDMX. Con la candidatura de Rojo de la Vega, el dirigente sindical, Pedro Haces Barba enfrentará un dilema. Por un lado Catalina Monreal, hija de su protector político, Ricardo Monreal y por el otro, Alessandra Rojo, formada en las filas de Fuerza por México el alicaído partido político que cuenta con registro en algunas entidades del país…El nombre de Germán Pérez Rogel, empresario del grupo Medex, suena con demasiada frecuencia en los linderos de la FGR, ya que su antigua y cercana vinculación con las autoridades del INSABI y el rompimiento con el grupo de Jorge Amílcar Olán y socios, lo sitúa como uno de los personajes sospechosos de la difusión de los audios e información sobre los presuntos negocios con los que se les vincula. Dificultades con sus exsocios provocó que Pérez Rogel saliera del país.