Podría suponerse a bote pronto que el dictamen aprobado por 19 diputados de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados –de los partidos Morena, Del Trabajo, Verde e incluso Movimiento Ciudadano– para que en una iniciativa de ley se eleven las multas para los que insulten al presidente, es una muestra más de la existencia de una relación de subordinación de los legisladores con el presidente Andrés Manuel –como denuncia en forma sistémica por no decir histérica Acción Nacional y otros–; o bien en el menos peor de los casos que son más obradoristas que AMLO. Pues resulta que las apariencias engañan.
Y el dato más consistente es la reacción presidencial al enterarse por los colegas que cubrieron la mañanera del miércoles 15 y que obtuvieron como respuesta un tajante no presidencial.
Así lo dijo López Obrador: “Me sorprendió que aprobara en la Cámara (de Diputados) que quien insulte al presidente va tener que pagar dos tres veces más, no sé quién hizo eso, no lo necesito y no lo promoví”. Y a pregunta expresa anunció:
“Sí, la vetaré, pues atenta contra la libertad de expresión en todos los sentidos” y que en su gobierno cualquier persona puede externar su posición en plena libertad.
Los 19 diputados buscaban, a iniciativa de Jocabeth Hernández y con el voto de Movimiento Ciudadano, que se apliquen de cinco a cuarenta Unidades de Medida y Actualización a quienes injurien a los servidores públicos. Esto es, reformar diversas disposiciones de la Ley sobre Delitos de Imprenta, para actualizar las multas establecidas en pesos y que las mismas sean cuantificadas en Unidades de Medida y Actualización, que equivale en la actualidad a 103.74 pesos, lo que equivaldría hasta 1 149 pesos.
Y en “servidores públicos” se contempla al presidente de México, secretarios de Estado, ministros, gobernadores, legisladores (federales y locales) y al titular de la Fiscalía General de la República. La misma sanción también se impondría para las ofensas a magistrados de la Suprema Corte, magistrados locales, los generales o coroneles o contra cualquier otro cuerpo público colegiado distinto de los ya mencionados.
Dicho de otra manera, los 19 diputados de San Lázaro, de cuatro partidos distintos, estaban pensando en sí mismos, en protegerse de las “injurias”, incluidas las que expresa la ciudadanía, sus votantes. Esto incluye la misma multa como castigo en los casos de “injurias” a naciones amigas, a los jefes de ellas o sus representantes acreditados en México. Un esperpento contra la libertad de expresión.
Precisamente por su naturaleza reaccionaria, inhibitoria de la libre manifestación de las ideas, es que se produjo la reacción de AMLO de rechazo y que periódicos como El Financiero –el de los préstamos millonarios de la banca de desarrollo bajo el gobierno de Enrique Peña– lo percibieron como “enojado”.
Cuando es del dominio público que ni la pendejeada del corrupto Héctor Aguilar Camín ni los deseos de muerte que le expresan algunos enfebrecidos en redes sociales logran sacar de cuadro a Obrador.
Después del categórico rechazo que expresó el tabasqueño de Tepetitán (Macuspana), Tabasco, a la “actualización de las multas por injurias”, el coordinador de Morena, Ignacio Mier, corrigió al anunciar el miércoles 15 que el dictamen aprobado por la Comisión de Gobernación no pasará al pleno mientras él presida la Junta de Coordinación Política y nuestra coalición sea mayoritaria. Perfecto, aunque un poco tarde e insuficiente porque las multas por “injurias” no tienen razón de ser.
Acuse de recibo
Opinión de Teresa Gil: “Eduardo, confieso mi ignorancia. He vivido en vano, je je. Pero a la enorme mayoría de los 60 firmantes de la carta en contra del reconocimiento presidencial a Miguel Díaz-Canel, no los conozco, no sé quiénes son. Vi las firmas del involucionado Roger Bartra, del derechista Fernando Belanzaurán, del ya promotor de la derecha José Woldenberg, de Cecilia Soto, mujer de varios partidos, que fue lanzada a la candidatura presidencial por uno de los reductos de aquella dictadura de más de 80 años, Carlos Salinas de Gortari. Los demás pueden ser amigos, parientes, empleados, gente que quizá incorpora la nostalgia del viejo presupuesto, en las definiciones de lo que es una dictadura”… https://presslibre.mx/2023/02/12/amlo-movimiento-por-la-soberania-de-cuba/ (…) A propósito del converso antropólogo, en la página 227 de Remembranzas se lee: “Bartra estudió a los campesinos mexicanos desde el Barrio Latino de París. Eso debe ser a toda madre. Javier Guerrero, el antropólogo, en 1975: http://www.forumenlinea.com/index.php/remembranzas-2-edicion (…) El Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista fue fundado hace cuatro décadas por Arnoldo Martínez Verdugo (director), Miguel Ángel Velasco (subdirector), Carlos Juárez Villalbazo (secretario), José Olvera, Uriel Jarquin y Jorge Javier Romero (archivos), y este redactor en la coordinación editorial y la edición de Memoria.