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Los colectivos Sandía Libre, Salvemos los Cerros de Chihuahua, Eskuela Radical y el Movimiento Cannábico sostuvieron una reunión con el Mario Alonso García Durán, MIH. Enrique Kong Vargas y otros representantes de la Junta Central de Agua y Saneamiento (JCAS) del Estado de Chihuahua.
Durante el encuentro hicieron entrega formal de las demandas y manifiestan absoluto rechazo al convenio de colaboración con el gobierno de Israel a través del programa MASHAV.
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Según argumentaron, dichi convenio, presentado como una “valoración técnica”, es una medida superficial que evade las verdaderas causas de la crisis hídrica que enfrenta el estado.
en su manifiesto expresan lo siguiente:
Lejos de representar una solución, esta alianza legitima un modelo extractivo e insostenible: más de 16 mil pozos ilegales siguen operando, los acuíferos se encuentran sobreexplotados y cultivos agroexportadores como el nogal y la alfalfa continúan acaparando el agua que debería destinarse al bienestar colectivo.
Durante la reunión, se reafirmaron algunas de nuestras preocupaciones:
– La JCAS aseguró tener competencia únicamente en temas urbanos, a pesar de que el convenio se enfoca en tecnología agrícola, lo que evidencia una contradicción en su aplicación.
– Varios funcionarios desconocían los alcances del propio convenio y las acciones realizadas por el director Mario Mata, quien viajó a Israel para gestionar esta colaboración.
– La defensa del convenio se centró en que «solo se trata de técnica», separándola de su origen ético y político, normalizando así la colaboración con un Gobierno señalado internacionalmente por crímenes de lesa humanidad.
Además, las y los representantes de los colectivos hicieron hincapié en que la supuesta neutralidad técnica del convenio es insostenible. Las tecnologías de gestión del agua no son políticamente neutras: en el caso de Israel, estas técnicas han sido utilizadas como herramientas de guerra y control poblacional contra el pueblo palestino, incluyendo la destrucción sistemática de pozos y plantas desalinizadoras.
Se cuestionó duramente que un Estado como México, que históricamente ha roto relaciones diplomáticas con regímenes como el apartheid sudafricano, hoy mantenga acuerdos con un gobiernoseñalado por genocidio. Las y los asistentes recordaron que México, al ser parte de la ONU y firmante del Estatuto de Roma, tiene la obligación jurídica de no colaborar con gobiernos responsables de crímenes de lesa humanidad.
Finalmente, se reiteró que las poblaciones más afectadas por la crisis hídrica de Chihuahua —comunidades campesinas, barrios populares y pueblos originarios— no necesitan soluciones cosméticas ni importaciones tecnocráticas, sino un modelo de gestión del agua justo, sustentable y construido desde abajo, con participación real y vinculante.
No queremos que el agua de Chihuahua se manche con complicidad internacional.
Por ello, los colectivos convocantes exigimos:
– La cancelación inmediata del convenio con el programa MASHAV y el cese de toda colaboración con el gobierno de Israel .
– El abandono de medidas cosméticas que simulan atención a la crisis hídrica sin transformar el modelo que la provoca.
– La implementación de un plan hídrico integral,que incluya la reconversión de cultivos, la reducción del uso agrícola en zonas críticas, el cierre de pozos ilegales y la protección efectiva de zonas de recarga.
– La apertura de mecanismos reales de participación ciudadana, con voz y voto desde las comunidades afectadas.
Exploraremos todas las vías legales y diplomáticas para frenar esta colaboración, que no solo es técnicamente ineficiente, sino éticamente inadmisible. Y nos reservamos el derecho de emprender acciones colectivas para defender el agua, la dignidad y la justicia.
No al genocidio, no a la simulación, no al despojo.
El agua no se negocia. El agua se defiende
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