Kiev, Ucrania.-  El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, le propuso este sábado a Rusia aceptar su mediación para ayudar a evitar un desastre en la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, ocupada por las tropas de Moscú desde marzo.

En una conversación con su homólogo ruso, Vladimir Putin, «Erdogan indicó que Turquía puede desempeñar un rol de facilitador en la planta nuclear de Zaporiyia, al igual que lo hizo en el acuerdo sobre los cereales«, informó la Presidencia turca.

El reporte se refería al acuerdo firmado en julio por Ucrania y Rusia, con la ONU y Turquía como garantes, para permitir la exportación de millones de toneladas de granos bloqueados en puertos ucranianos del mar Negro a causa de la guerra.

De momento no hay señal de que Erdogan ya haya propuesto esa mediación al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.

El pasado mes, el mandatario turco alertó del peligro de un desastre nuclear durante un encuentro con Zelenski en Leópolis (oeste de Ucrania).

«Estamos preocupados. No queremos otro Chernóbil«, afirmó, refiriéndose al accidente en esa planta nuclear ucraniana en 1986.

Pérdida de conexión 

La situación en la central de Zaporiyia (sur de Ucrania), blanco de bombardeos que ucranianos y rusos se imputan mutuamente, puso en alerta a la comunidad internacional.

La planta «volvió a perder la conexión» con la red eléctrica ucraniana el sábado, según informó el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que mantiene un grupo de expertos en el lugar.

El incidente, similar al ocurrido el 25 de agosto, se produjo «después de nuevos bombardeos en la zona«, indicaron las autoridades ucranianas a la agencia de la ONU.

Seis expertos de la agencia se encuentran actualmente en la planta y dos permanecerán «de manera permanente» para «ayudar a estabilizar la situación«, indicó el viernes el director general del OIEA, Rafael Grossi.

Tras inspeccionar las instalaciones de la central el jueves, Grossi declaró que «la integridad física de la planta» había sido «violada» y denunció una situación «inaceptable«.

El gas, arma política

La invasión rusa de Ucrania, que se inició el 24 de febrero, se ha saldado de momento con miles de muertos y obligado a millones de personas a abandonar su país o a desplazarse dentro del territorio ucraniano.

Las potencias occidentales enviaron ayuda militar y financiera a Kiev e impusieron sanciones económicas a Moscú.

El G7 de las economías más avanzadas tomó la decisión el viernes de poner un tope al precio del petróleo ruso, para castigar una de las principales fuentes de ingresos de Moscú.

Horas después, el grupo energético ruso Gazprom anunció el cierre sine die del gasoducto Nord Stream, que conecta Rusia con el norte de Alemania, alegando unas fugas en una turbina. El grupo Siemens respondió que eso no era una razón válida para detener el suministro de gas, que se distribuye a otros países europeos.

El comisario de Economía de la Unión Europea (UE), Paolo Gentiloni, aseguró que la UE está «bien preparada« en caso de un cese total del suministro de gas ruso, gracias al almacenamiento y a las medidas de ahorro energético.

«No tenemos miedo de las decisiones de Putin, lo que pedimos a los rusos es que respeten los contratos. Y si no lo hacen, estamos dispuestos a reaccionar«, declaró Gentiloni al margen de un foro económico en el norte de Italia.

El gobierno sueco indicó que se prepara a un «invierno de guerra» y anunció que dará garantías de liquidez de «miles de millones de dólares» a los grupos energéticos nórdicos y bálticos, a fin de evitar que la eventual escasez de electricidad desencadene una crisis financiera.

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