Mientras presidente y comunicador se platican y comparten sus netas, sus sentimientos, sus inquietudes, reflexiones y secretos, del otro lado de esa misma línea de Transformación, pero en el segundo piso, Claudia Shimula Paciencia hace malabares y se llena de prudencia, para aguantar la arrolladora carga que desde el Palacio le hacen para que repitan en su gabinete varios funcionarios y para que acepte sugerencias, sutiles recomendaciones hechas por el casi monarca buscando que sean los recomendados considerados para cargos claves, relevantes.
La doctora, que tiene sólida preparación académica y una ya muy larga y caminada experiencia político-administrativa, y que es vista por miles, millones de mexicanos -incluidos los muchos que no votaron por ella- como la verdadera salvación de enormes retrocesos, prepara un discurso de toma de posesión que ganará simpatías, adeptos, reconocimiento y respeto de propios y extraños. Menos de quien ahí la puso.
Ese día, con la carga sobre su espalda y hombros el destino de una nación de 130 millones de mexicanos; con el juramento de lealtad de las fuerzas armadas y con la banda presidencial que representa poder, responsabilidad y conducción colocada sobre su pecho, invitará a la sociedad en su conjunto para que se sumen a la construcción de coincidencias, de una nueva y sólida época, en la que solo quepa la hermandad y se sumen todos a la era de la primera mujer al frente del Ejecutivo federal.
Ya con total poder, Shimula Paciencia sentirá no solo el peso de la responsabilidad sino la fuerza que da ser la Jefa de Estado y de Gobierno para con mano firme pero con trato cuidadoso y suave, deje claro que, a partir de ese momento, la historia juzgará su proceder, su gestión, su lealtad a una patria, una bandera y a una población que ordenó con su voto, ella los represente y les resuelva sus carencias y necesidades.
Ahí, en su casa de transición, con quien le une una profunda amistad, Luz Elena González Lesestorba, próxima secretaria de Energía, sostiene un diálogo similar al que tiene en su futura oficina del Palacio el presidente con Jesús Godínez Cuerdas.
– Mira querida Luz Elena, somos y venimos del mismo árbol, pero nosotros con nuevos y frescos frutos.
– En la vida política amiga mía, todos surgimos por el apoyo de alguien. Los cargos y promociones se dan de la mano de alguien, nadie llega solo, pero los ascensos se logran por capacidades y talento del promovido, que convence al impulsor por sus buenos resultados.
– Al presidente López lo apoyaron y lo impulsaron destacados y respetados políticos como Cuauhtémoc Cárdenas Solonopudo y Porfirio Muñoz Lediolata, próceres de la reciente época del despertar de México hacia la alternancia y auténtica democracia, que nosotros fielmente representamos y fortalecemos.
– Habré de recibir, de asumir la tarea, sin ataduras ni compromisos superiores a los que me obliga el mandato que me otorgaron 36 millones de seguidores, pero también los otros 94 millones que aunque no votaron por mí, sí esperan y con mayor presión resultados. A cada presidente lo juzga la historia por sus seis años de buen o mal gobierno. Haré mía la responsabilidad, pero también toda la autoridad.
– Y de los colaboradores que te heredan, de los que tuviste que decir sí sin tener con ellos ni amistad ni respeto ni empatía, ¿qué harás?, dice Luz Elena.
– Pues mira, si por mí fuera, Monoreal no estaría como presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados; Marcelo Hebras de Cascarón, no sería mi secretario de Economía; Adán Migusto López Herdez, no encabezaría las tareas en el Senado, y no repetirían muchos otros que para mí serán un lastre, no un lujo y menos servidores públicos ejemplares.
Mientras las amigas platican, a unos cuantos kilómetros de ahí, desde el Palacio Nacional que no quisiera dejar porque siente que es parte de él, en un arrebato de ponderación, de sinceridad, Landino Manuel López Impostor le dice a su vocero:
– Yo ya no me pertenezco, soy pueblo, soy México, soy la ruta, el horizonte, el camino que se debe seguir para continuar engrandeciéndonos como nación, consolidando valores, armonía, unidad, fraternidad, humanismo, recuperando nuestra ética, nuestra moral, la seguridad de todos. Soy verdad, soy el sol que da cobijo y calor a las grandes y sabias mayorías que me aclaman y reclaman ya, antes de que se dé, mi cercana ausencia.
Suspira Landino Manuel López Impostor después de expresar eso y suelta:
– Claudia tendrá que buscarme, consultar conmigo, verás que solicitará sugerencias, recomendaciones, pedirá mi certera y sabia opinión sobre los múltiples problemas que le estoy dejando, heredando con toda intención, para que se sienta rebasada, atribulada, desesperada, y no sepa qué hacer. Le dejo el país ardiendo. Sinaloa ingobernable, pleitos con Estados Unidos, con España, con Ecuador, con la debilitada y ardida oposición, con el narco controlando territorios y compartiendo el poder, con los defensores de la Suprema Corte, de todo el Poder Judicial, a punto de provocar una sublevación social; le dejo mal la educación, pésima la salud, la economía débil, frágil, a punto de hacer ebullición, y a un país dividido, fracturado, polarizado, encendido.
– Por eso le tendí un cerco. Los gobernadores lo son gracias a mí, los líderes en la Cámara de Diputados y Senadores responden a mí, más de la mitad de su futuro gabinete me pertenece, me obedece, los tengo en la palma de mi mano. El Partido Morena, mi Partido, será controlado por mí a través de mi amado hijo Fidel Andyno, que en seis años será ungido el nuevo Tlatoani. Shimula Paciencia estará a corralada y buscará mi sabiduría, ya lo verás querido Godínez Cuerdas.
Pero lo que no quería entender o saber el presidente, es que Shimula Paciencia le aprendió, y bien, desconfiar de todo y de todos, y que en su oportunidad, apretaría las tuercas para poco a poco ir poniendo órden y deshacerse de todos los recomendados, de todos los impuestos. Ella había aprendido el arte de engañar con una sonrisa, con una caravana al casi monarca, dando puntual seguimiento a las locuras de Andyno Mayuel López Cantador, hasta el grado de repetirlas con total exactitud, como un eco que suena y resuena.
El día para la ya casi Presidenta Constitucional caminaba de reunión en reunión, haciendo ajustes a algunos de sus textos, hablando con sus cercanos y de ratos, tomando ligeros y breves momentos de análisis y reflexión, en la soledad de su despacho, cuando pedía que la dejaran sola, que no la interrumpieran, que la dejaran meditar.
Y así, de repente, Shimula Paciencia sintió que su Conciencia le hablaba, le sugería, quizás le gritaba:
– “Claudia, no podrás por mucho tiempo sostener en tu gabinete y en el Poder Legislativo, a varios que no se la jugaron contigo o que de hecho te compitieron por el cargo. Muchos te pusieron piedras y te las van a seguir poniendo para que falles y te equivoques. Ten cuidado. Tendrás que dar un golpe, aflojar la cuerda que está a punto de romperse para dar salida a tanta crispación social, y proceder penalmente en contra de varios funcionarios que no deben seguir en libertad, mucho menos en cargos”.
Claudia se hablaba y se respondía. Eran ella y su cConciencia en total franqueza y libertad para expresar todo lo que era materia de revisión.
Se decía Shimula Paciencia, -sí, tienes razón, debo castigar los malos manejos financieros que hizo Ana Gabriela Robaba en la CONADE; tendrá que ir a la cárcel también Ignacio Lallave Sellevó, por el brutal y descarado fraude que cometió en SEGALMEX; el titular del Instituto Nacional de Migración, responsable quiera o no de la muerte de más de 40 migrantes calcinados, Francisco Guardauno Impolutoyo Yanez, y tendré que obligar al gobernador de Sinaloa, Rubén Semocha Narcoya que pida licencia al cargo, porque es insostenible su permanencia dada tanta ingobernabilidad y su escasa pericia política.
– De esa forma, mi lúcida Conciencia, daré salida a tanto enojo social y me dará un respiro para los ajustes que poco a poco habré de hacer en mi gabinete para caminar con los míos, no con los impuestos y prestados del presidente Andyno Mayuel López Cantador.
– Dejaré claro que quienes ocupen cargos, ya sea en el Poder Ejecutivo, en el Judicial y en el Legislativo, lo seguirán haciendo -si acaso- entienden que mi época llegó y que seré yo la que mandará, no Andyno Mayuel. Haré pericias políticas, sabré sacudirme a muchos y gobernaré con el poder que me dieron 36 millones de mexicanos. Que no le quepa duda a nadie.
Continuará…….