NOTICIAS CHIHUAHUA / Stilo Libre
La semana pasada, un conocido medio local lanzó la pregunta: ¿dónde está César Navarrete?, el cerebro detrás del marketing de Marco Bonilla y quien mueve los hilos por medio de Comunicación Social. Aunque el diario se escandalizaba por su aparente ausencia, la respuesta es sencilla: está en la calle Allende 104, a un par de pasos de la Presidencia Municipal. Desde esa oficina, no solo se orquestan las campañas para hacer brillar al alcalde, sino que también se gestan estrategias dignas de Maquiavelo, algunas de las cuales, curiosamente, ya conocemos. ¿Será que este medio busca más que respuestas, tal vez un aumento en su convenio de $11 millones? Porque, si a los que tienen el dinero les parece poco, imaginen al resto de los medios.
Lo cierto es que Navarrete no necesita reflectores, sino resultados de toda indole. Su maquinaria trabaja día y noche, incluso con turnos, para nutrir las redes sociales y mantener la imagen impecable de Bonilla, que es buena sin duda. La pregunta que realmente importa no es dónde está, sino cuánto de este montaje se hace con recursos públicos. Si el diario critica mientras goza de un jugoso convenio, ¿qué se puede esperar del resto?
Hablando de la Alcaldía de Chihuahua, donde a 3 años del 2027, la pregunta no es quien será el candidato a gobernador por el PAN, ya que está prácticamente cantado de todo favorecer a Marco Bonilla, pero la cuestión es: ¿Quien para presidente municipal?
Pues ya sonaron algunos nombres e incluso en alianza, como el dirigente del PRI Estatal, Alex Domínguez, quien ya habló de su intención, pero del PAN no se había sabido hasta en recientes días.
Parece que seguirá la tendencia para del desarrollo económico y empresarial de la capital, porque uno de los que ya levantaron la mano es el presidente de DESEC A.C, Jorge Cruz Camberos, quien al menos ya próstila seguir la dinastía de su padre, Jorge Cruz Russek, que fue por unos meses alcalde suplente y dejó una buena impresión.
Así como su apá, trae mucha historia de negocios y apegado al PAN, así como haber pasado por la presidencia de Coparmex, por lo que no es una elección ilógica para la derecha, que requiere mostrar más “brazo” y sobre todo, no estar quemado en la política como otros actores.
Jugarreta que les hicieron a los regidores de MORENA, que ya habían convocado a los medios de comunicación esta mañana para diferentes temas, porque se suponía que únicamente había un evento con el alcalde.
Lo que no imaginaban, es que en Comunicación Social, se sacaran de la manga varías ruedas de prensa seguidas y a la misma hora que la convocada por los morenistas; todo esto, para que no haya muchos medios a cubrir a la izquierda y preferir lo oficialista.
Un poquito de mala leche y juego sucio, como si necesitaran cuidarse de todo lo que ocurre en el municipio, tanto lo bueno y lo malo.
Si de alguna manera, quieren evitar que se dé importancia a la alza de homicidios que se presentaron los últimos días, los hechos son más que evidentes y sería mejor enfrentar al toro por los cuernos, en lugar de tratar de desviar la atención.
El aumento de suicidios en fechas decembrinas y posteriores no es un tema nuevo, pero sigue siendo dolorosamente ignorado. Aunque los expertos señalan que se trata de un desajuste químico en el cerebro, las causas sociales y emocionales no deben pasarse por alto: problemas económicos, desamores y, sobre todo, un sentimiento de vacío. Sin embargo, en lugar de atender el problema con estrategias profundas y personalizadas, la administración municipal parece apostar por «bannercitos» y campañas mediáticas que no llegan a quienes más lo necesitan. ¿Cómo esperan que un deprimido escuche un anuncio o lea un cartel cuando ni siquiera tienen ganas de levantarse de la cama?
La responsabilidad recae directamente en el alcalde y su equipo, particularmente en el titular del Instituto Municipal de Prevención y Atención a la Salud (IMPAS), Luis Arrieta. Si bien su preocupación por el tema es evidente, su estrategia ha sido un rotundo fracaso. Hace falta acción en tierra, con brigadas en colonias y campañas presenciales en comunidades vulnerables. La depresión no se combate con jingles o imágenes coloridas, sino con contacto humano y atención profesional. Si el gobierno local realmente quiere evitar más tragedias, debe abandonar la comodidad de sus oficinas y enfrentar el problema donde sucede: en la vida real.
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