Un vuelo comercial de China Airlines, específicamente un Boeing 777-200LR, logró establecer un récord al superar la velocidad del sonido sin romper la barrera del sonido.
De acuerdo con un informe de The Washington Post, la velocidad máxima del vuelo 5116 de la aerolínea del este de Asia fue de 826 millas por hora (equivalente a 1,329.3 km/h), superando el récord no oficial anterior para aviones comerciales de 825 mph, sin contar al Concorde y el DC-8.
Dado que este tipo de aviones alcanzan una velocidad de 945 km/h, el hecho de poder aumentarla significó que llegó a su destino en Los Ángeles desde Taipei 58 minutos antes de lo programado.
A pesar de los beneficios en el tiempo de trayecto, que los aviones alcancen velocidades superiores a las permitidas puede representar un riesgo, ya que no se puede garantizar la integridad estructural.
Esto se debe a que, al romper la barrera del sonido, se puede dañar gravemente o destruir una aeronave si no está diseñada para ello. No obstante, en el caso del vuelo de China Airlines, nadie corrió peligro.
Más velocidad gracias a «El Niño»
Que los aviones alcancen velocidades mayores a las establecidas no es algo nuevo, sino que ocurre al aprovechar un fenómeno natural llamado corrientes en chorro. Este fenómeno sucede cuando un viento especialmente fuerte sopla a una altura de entre 9 y 14 kilómetros.
Estas corrientes suelen tener unos pocos kilómetros de altura y unos cientos de kilómetros de ancho, transportando aire siempre de oeste a este a lo largo de todo el mundo, con velocidades que pueden superar los 400 kilómetros por hora.
Los pilotos pueden aprovechar este fenómeno al volar con viento de cola, es decir, con corrientes que empujan al avión y le permiten superar su velocidad máxima real.
En este vuelo, según The Washington Post, la corriente en chorro debió ser «particularmente fuerte«, por lo que alcanzó un nuevo récord no oficial, impulsado principalmente por el fenómeno meteorológico de «El Niño».
Tampoco hubo boom sónico
El hecho de que la aeronave alcanzara una velocidad mayor a la del sonido (que equivale a 1,235.52 km/h) sin producir un boom sónico también tiene una explicación: el avión se movía con la masa de aire circundante.
Esto permitió que el avión nunca superara los 945 km/h, su velocidad máxima, pero dado que el aire a su alrededor también se movía, no representó ningún peligro para nadie, a pesar de alcanzar los 1,329.3 km/h.
Dicho de otra forma, la aeronave se movía como si se desplazara sobre una cinta transportadora, siendo en este caso el aire el equivalente a la cinta, de modo que la velocidad tanto de la masa de aire como del avión sumaban su velocidad final.
Además, ya que la onda de presión del sonido también se mueve con la masa del aire, el vuelo nunca rompió la barrera del sonido a pesar de desplazarse a una velocidad lo suficientemente alta como para hacerlo.
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