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La ciudad enfrenta una crisis alarmante debido a la falta de seguridad en edificios de gran altura, donde la ausencia de medidas preventivas ha derivado en tragedias prevenibles. En menos de un año, dos jóvenes perdieron la vida en incidentes que exponen la negligencia municipal. El primero, Fernando N. P., de 16 años, falleció tras caer desde el edificio de Star Médica en un hecho clasificado como suicidio por las autoridades. Recientemente, en la Torre Azenzo, ubicada en la avenida Vistas de Sol, Horacio Santiago M., de 17 años, murió en circunstancias aún no esclarecidas, pendientes de determinar si fue un accidente o un acto intencional. Estos casos revelan la falta de barreras de protección y sistemas de seguridad, dejando a la población en una vulnerabilidad inaceptable.
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El gobierno municipal ha mostrado un desinterés, incumpliendo promesas de instalar vallas de seguridad en puentes y edificios, evidenciando su indiferencia hacia la vida de los ciudadanos. Protección Civil, que debería ser un pilar en la prevención, actúa como una entidad decorativa, más enfocada en intereses comerciales que en su deber de salvaguardar a la población, como se denunció en medios locales en días recientes. Esta actitud negligente no solo perpetúa el riesgo de accidentes, sino que también facilita que personas en situaciones de vulnerabilidad tomen decisiones irreversibles, agravando una problemática que el municipio ignora con promesas vacías.
Es urgente que las autoridades municipales y Protección Civil abandonen su postura pasiva y prioricen inspecciones rigurosas en todos los edificios de altura para garantizar espacios seguros, vigilados y equipados con medidas preventivas efectivas. La inacción y el enfoque en negocios por encima de la seguridad ciudadana son una afrenta a la comunidad. Sin una intervención inmediata que incluya la instalación de barreras y un monitoreo constante, estas tragedias continuarán, mientras el municipio y sus instituciones demuestran una irresponsabilidad que pone en riesgo vidas.
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