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La ciudad de Chihuahua se ha convertido en un campo de batalla sin control, donde la violencia ha hecho de las calles un lugar peligroso y aterrador. El 3 de noviembre, la Feria del Hueso se tiñó de sangre en la colonia San Jorge, a escasos metros de un operativo de seguridad, cuando tres personas fueron ejecutadas dentro de un picadero. Al mismo tiempo, la colonia Villa Juárez fue testigo de otro asesinato: dos hombres fueron brutalmente acribillados mientras viajaban en una camioneta blanca. Por si fuera poco, en la Ladrilleros Norte, un hombre de 60 años fue hallado sin vida en su propia vivienda, víctima de múltiples impactos de bala.
Estos hechos demuestran que las promesas de seguridad de la administración de Marco Bonilla siguen siendo meras palabras vacías. Chihuahua, una de las ciudades con más asesinatos del país, parece haber caído en una espiral de violencia imparable. Los sicarios se mueven a sus anchas y sin consecuencias, mientras la falta de inteligencia y coordinación entre las fuerzas de seguridad deja a los ciudadanos sumidos en el miedo.