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Es obvio que Ricardo Monreal Ávila no volverá a desayunar en Palacio Nacional, que sus días al frente de los senadores de Morena están contados ya sea por instrucciones del Ganso o para asumir su posición de aspirante serio a la Presidencia 2024-2030.

Y a menos que se trate del viejo truco de construir sus propios “enemigos” para provocar el surgimiento de los verdaderos, el caudillo de Tepetitán le intentará “tender su camita” al zacatecano para renunciar a sus aspiraciones y deje el camino libre a quien designe el profeta de la 4T.

Incluso extraña no obstante la esgrima política que no se haya “descarrilado” a Monreal quien, a lo largo de más de un año, asumió posiciones contrarias o paralelas al dueño del balón. Incluso abrió el diálogo con empresarios, rechazó la confrontación y satanización de las clases medias.

En ambos casos, reconoció el exgobernador la necesidad de dialogar con ellos y reconocerles sus aportaciones no sólo a México sino incluso al triunfo de Morena en el 2018. A los primeros les abrió foros y la puerta del Senado al menos para escucharlos y obviamente establecer nexos que si va en serio, le habrán de servir para convertirse en una opción diferente a la radical de Morena.

Esta vez, plantea no confrontar a la oposición, no exhibir ni atacar a los legisladores que votaron por la negativa a la contrarreforma eléctrica del mesías tropical y se pronunció por escuchar sus propuestas para buscar el consenso.

Pero no fue escuchado; desde el púlpito mañanero, el profeta cuatrotero justifica los ataques a quienes se le oponen con lo cual los dirigentes de su partido endurecen la ruta, golpean con todo lo que tienen sin darse cuenta que al final, esas agresiones les serán devueltas en votos contrarios a su movimiento.

Nunca como hoy vimos tanta violencia contra los de enfrente; nunca como hoy, un presidente de la República violó tanto la Constitución ni instigó a la confrontación de los mexicanos ni mucho menos a la satanización de quienes por convicción votaron en su contra.

Se alza el mesías tropical ya sin máscara alguna con su vocación autoritaria, el tiranozuelo de que hablábamos desde hace años y se muestra como el gran peligro que anunciamos en este mismo espacio.

En tanto, como un eco a la violencia política, la criminal aumenta lo mismo que la inflación y la pobreza. La Secretaría de Seguridad federal tuvo que reconocer el fenómeno y a la fecha en los 40 meses de la actual administración ya suman más de 116 mil 700 asesinatos, de los cuáles dos mil 657 se registraron el pasado mes de marzo.

Igual aumenta el asalto a mano armada en donde destaca el asalto a camiones de carga con siete mil 77 unidades y el robo de más de 125 mil automóviles asegurados en 12 meses, de los cuáles sólo se recuperó el 40 por ciento. No se incluyen cuatro mil 318 motocicletas.

Y en paralelo, el número de pobres creció en cuatro millones y la miseria laboral (a quienes con empleo no les alcanza para adquirir la canasta básica) en 15 millones más de mexicanos en tanto que con los mismos datos del Inegi, la informalidad aumentó 0.8 por ciento con lo que ya llega al 54.3 por ciento.

Pero nada de eso cuenta para el caudillo de Tepetitán ni siquiera cuando sostiene posiciones de agresión que por lo pronto alejan 24 mil millones de dólares en inversiones en minería y están a punto de cancelar 32 mil millones en materia eléctrica.

Eso sí lo ve Monreal Ávila quien al advertir que no le preocupa que lo marginen (más) en Morena, insiste en que México necesita sumar, no confrontar ni rechazar el diálogo. Y hasta hoy, sostiene su aspiración presidencial. Veremos si resiste.

Por AL PE

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