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Dos de las promesas de Donald Trump cuando sea presidente de los Estados Unidos de Norteamérica a partir del 20 de enero será realizar la mayor deportación masiva de migrantes indocumentados en la historia de su país y terminar de construir el muro en la frontera con México, que dejó inconcluso en su primer periodo como mandatario.

Aunque hay muchas voces en contra, es tiempo también de tomar aquí con más seriedad la intensa migración hacia territorio mexicano que se ha incrementado severamente en los últimos seis años. Aquí hay un aumento promedio del 11 por ciento al mes de personas en situación migratoria irregular. Se calcula que en 2020 residían en México alrededor de 12 millones de extranjeros de los cuales el 65 por ciento eran estadounidenses.

No se sabe a ciencia cierta cuántos de los extranjeros que viven en nuestro país residen de manera ilegal. En realidad, la corrupción en el Instituto Nacional de Migración, en las aduanas y en las fronteras del sur y el norte, no permiten cuantificar el número total de gente de otras naciones cuya mayoría se queda en su paso infructuoso hacia Estados Unidos.

De acuerdo con estadísticas oficiales, que son nada confiables, la población extranjera en México se concentra en pocos estados; principalmente en Baja California, Ciudad de México, Chihuahua, Jalisco, Tlaxcala, Tabasco y Campeche, pero la realidad es que ya hay sobre población de personas de Centroamérica y el Caribe también en Chiapas, principalmente y en la mayoría de las entidades. No hay una sola entidad que no tenga migrantes extranjeros indocumentados, sobre todo con la apertura que dio el gobierno anterior.

En los últimos seis años han llegado a México miles de haitianos, cubanos, guatemaltecos, salvadoreños, panameños, colombianos y venezolanos, incluso de estos últimos se habla de que crearon un cártel criminal – El Tren de Aragua —, que se está disputando espacios de poder con el Cártel de Sinaloa. No podemos olvidar también a los miles de chinos que se han asentado en diferentes puntos de la república y se han convertido en un grupo muy poderoso; la mayoría ni siquiera tiene sus documentos migratorios en regla.

Algo parecido a lo que dice Donald Trump sobre los migrantes indocumentados, está sucediendo aquí en México porque la mayor parte de los extranjeros que se quedan sin poder cruzar la frontera hacia territorio norteamericano, son gente indeseable, pero de alguna manera consigue trabajo de lo que sea, sin papeles de ninguna especie. En esto, el gobierno no ha hecho nada por regularizar la situación o a lo mejor ni les importa.

Las amenazas de Trump, que se cumplirán seguramente en cuanto llegue al poder, pueden agravar la situación migratoria en México porque seguro nos llegarán oleadas inmensas de extranjeros indocumentados y requieren recursos mínimos para poder subsistir ¿Qué va a hacer el gobierno mexicano con todos ellos?

Al igual que Estados Unidos, ya es momento de que México aplique una política migratoria mucho más severa que impida el acceso de tantos extranjeros que solamente vienen a causar lástimas y problemas en nuestro país. Debe acabarse la tradicional hospitalidad mexicana de puertas abiertas y limitar el ingreso de personas de otros países, sobre todo por la frontera sur. Ahora encontramos en la calle limosneros hasta centroamericanos.

Definitivamente, ya no queremos aquí más ilegales centroamericanos, caribeños, sudamericanos o del lugar que sea. Que se queden en su tierra. Le quitan espacios de oportunidad a nuestros nacionales. No se vale.

Por AL PE

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