En un operativo conjunto, fuerzas de seguridad aseguraron hoy en la ciudad de Culiacán, estado de Sinaloa, toneladas de precursores químicos, decenas de kilos de metanfetaminas y miles de pastillas de fentanilo, además de un laboratorio clandestino detectado en la zona rural del estado.
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana explicó que el golpe implicó aseguramientos de más de 500 kilos de metanfetamina, 211 mil pastillas de fentanilo, 1 550 litros y 275 kilos de otras sustancias químicas, lo que demuestra el tamaño de la infraestructura criminal.
Este tipo de operación refuerza la estrategia nacional de combate al narcotráfico, que busca no solo arrestar traficantes, sino desmantelar las redes de producción, distribución y lavado de dinero asociadas al crimen organizado.
En comunidades afectadas por esta actividad ilícita, el decomiso genera alivio, pero también incertidumbre: la preocupación ahora es si esos espacios serán ocupados por otros grupos o si la violencia disminuirá de verdad.
Desde el punto de vista gubernamental, la acción representa un esfuerzo de coordinación estatal y federal que busca mostrar resultados y recuperar terreno de seguridad en zonas de alta incidencia delictiva.
Analistas advierten que este tipo de golpes visibles deben ir acompañados de políticas de prevención, justicia y desarrollo social para evitar que la actividad criminal resurja bajo otra fachada.
Para los ciudadanos, el impacto puede sentirse en mejoras en vigilancia, patrullaje y control de laboratorios clandestinos; sin embargo, advierten que la percepción de inseguridad no desaparecerá de inmediato.
El reto de fondo es cortar los flujos de dinero, controlar las rutas de exportación de drogas sintéticas y proteger a las comunidades vulnerables que se convierten en escenario del narcotráfico.







