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En su gira proselitista, Jorge Álvarez Máynez, candidato presidencial del Movimiento Ciudadano (MC) pasó el jueves sin pena ni gloria por la capital chiapaneca, aunque se reunió con los estudiantes de tres escuelas privadas en Tuxtla Gutiérrez.

El candidato Máynez, como lo llaman sus asesores, realizó un conversatorio con los estudiantes de la Escuela Libre de Derecho, la Escuela de Negocios y Emprendimiento, así como la Escuela Bancaria y Comercial, aunque en Tuxtla hay otras universidades, como la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) y la Escuela Normal Rural Mactumactzá, que se caracterizan por tener alumnos más politizados; incluso hay una institución privada, la Universidad Salazar, propiedad de un político local, que se anuncia como “cuna de líderes”.

En fin, Álvarez Máynez en el segundo mes de campaña y en su apuesta por atraer el voto de los jóvenes ha visitado más de 37 universidades del país y presume que en el Simulacro Electoral Universitario, donde arrasó la morenista Claudia Sheinbaum, él se posicionó en segundo lugar sobre la también opositora Xóchitl Gálvez.

Aunque muchos analistas políticos no le dan mucha importancia al candidato de Movimiento Ciudadano, en el simulacro electoral donde participaron más de 255 mil estudiantes de todo el país y cuyos resultados se dieron a conocer el 7 de mayo, Álvarez Máynez quedó en el segundo puesto con más del 23 por ciento de los votos, por encima del 85 por ciento de Xóchitl Gálvez, aunque debajo del 63.5 por ciento de Sheinbaum, que se mantiene como favorita en todos los sondeos.

El simulacro electoral, organizado por los propios estudiantes, se realizó en cerca de 400 universidades públicas y privadas en todo el país, y consistió en instalar urnas simbólicas en las distintas escuelas, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana, entre otras.

El ejercicio pretendió mostrar la fuerza de 6.6 millones de jóvenes que votarán por primera vez en los próximos comicios presidenciales, además que la canción “Presidente Máynez” ha sido seleccionada por los DJ´s, poniéndose de moda en varios antros y bares.

El fenómeno mediático ya preocupó a Xóchitl Gálvez que incluso ha pedido la ayuda de madres y padres para convencer a los jóvenes que no voten por Máynez sólo por la canción.

“Yo sé que por ahí hay un candidato que tiene una buena canción, pero no se vayan con la finta de la canción: váyanse con las propuestas. No queremos que los jóvenes se queden hasta los 40 años con los papás, queremos que tengan su propia casa, un trabajo”, expresó la candidata presidencial en sus redes.

Desde aquella generación de 1968 que mostró el poder de la juventud en México y en las principales ciudades del mundo, al demandar democracia, terminar con la guerra de Vietnam y con la dictadura soviética, los jóvenes nunca han sido ajenos a la política pero rechazan la politiquería.

En respuesta a la crisis del 68, Luis Echeverría abrió “espacios políticos” a ciertos jóvenes priístas como Ignacio Ovalle, Pedro Joaquín Coldwell, Fidel Herrera e incluso promovió que se reformara la constitución de Sonora para que Carlos Armando Biebrich llegara ser gobernador, mientras que por otra parte desató la “guerra sucia” contra otros jóvenes que, tras la represión del movimiento estudiantil, desgraciadamente no encontraron más camino que la guerrilla.

En la víspera de las elecciones presidenciales del próximo 2 de junio, hay 6.6 millones de jóvenes mexicanos de entre 18 y 21 años que ejercerán su voto por primera vez y podrían ser el factor que conceda la victoria a cualquiera de las dos candidatas.

A este grupo, de acuerdo al INE, se suman los jóvenes de 24 a 29 años, elevando el total de jóvenes en el padrón electoral a 26 millones, lo que los convierte en una fuerza decisiva para las elecciones, pero la mayoría tiene una profunda desconfianza hacia los políticos.
Incluso en la elección de 2018, en que existió una votación general superior al 63 por ciento, los jóvenes de 19 a 29 años fueron los que menos participaron; en especial los ubicados en el rango de edad de los 20 a los 29 años con 52.8%, es decir, de este segmento no participó el 47.2 por ciento.

En la elección de 2021 que registró una votación generalizada de alrededor de 52%, los jóvenes de 20 a 24 años participaron en un 41.7%, es decir, no participó el 58.3%, y para los de 25 a 29 años sólo participó el 39.6%, dejando un importante 60.4% sin participar.

Aviso claro para la actual clase política. Los jóvenes sienten que los partidos políticos no los representan, afirman sociólogos y politólogos. Incluso aquellas agrupaciones como el PVEM y MC, que han incorporado a políticos jóvenes, les provocan desconfianza y en muchos casos indignación ante las muestras de prepotencia, despilfarro y corrupción.

Eso, en el mejor de los casos, porque para otros muchos, los partidos y los políticos les suscitan una total apatía. Tan hastiados están de “grillos” y “grillas” que ponen en duda, incluso, si vale la pena votar. RDM

Por AL PE

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