La primera parte, de la flamante estrategia de Marcelo Ebrard, que consistió en anunciar su renuncia para dedicarse a realizar proselitismo en pro de su candidatura presidencial, metió en un brete a las dos ‘corcholatas’ más cercanas al presidente López Obrador: Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López.
Desde luego, no es lo mismo hacer campaña desde el confort y con los recursos del cargo, en este caso la jefatura de Gobierno de la CDMX (con un presupuesto monumental) y la secretaría de Gobernación (con el control de la política interna), a perder el escaparate mediático y el apoyo logístico, los podrán seguir usufructuando, pero no a plenitud.
Aunque todavía no lo aceptan, el segundo golpe de Ebrard, consistirá en obligarlos a debatir en público (cuestión a la que se resisten), sin duda, las habilidades discursivas y experiencia del todavía Canciller, son superiores a las de los dos rivales en comento (sus verdaderos adversarios). Habrá que admitir que Ricardo Monreal también está bien fogueado, por lo que, entre ambos, podrían hacer pasar un mal rato al ‘hermano’ y la ‘hija’ del Tlatoani.
Por otro lado, de gira por el país, el manto protector del presidente se diluirá, los cuatro quedarán solos a nivel de cancha, y en una competencia cerrada, se verá quién tiene más capacidad para construir acuerdo políticos con los distintos grupos de poder de las entidades federativas, o sea, el más ‘grillo’ obtendrá más consensos.
Con su movimiento, Marcelo modificó las reglas del juego, lo cual, en sí mismo, no implica que de antemano sea el ganador, pero, sin duda, llevó las cosas a un terreno más favorable para su causa, circunstancia que, de ser el caso, haría más evidente el favoritismo presidencial sí, finalmente, no es elegido el mejor perfil ¡¡¡trompo a la uña!!!