Al asumir el cargo por tercera ocasión, el presidente de Brasil Luis Inácio Lula da Silvaprometió “reconstruir” el país y sacarlo de las ruinas.
«Sobre estas ruinas es que asumo el compromiso de, junto con el pueblo brasileño, reconstruir el país y hacer nuevamente un Brasil para todos”, declaró.
Exactamente 20 años después de acceder al poder por primera vez Da Silva, de 77 años, fue proclamado presidente junto a su vice, Geraldo Alckmin.
La ceremonia inició con un minuto de silencio en recuerdo del exastro brasileño Pelé y de BenedictoXVI, ambos fallecidos esta semana.
Vestido con traje y corbata azul, Lula prometió en su primer discurso recuperar el país tras el gobiernode su antecesor, Jair Bolsonaro.
«Vaciaron los recursos de salud, desmontaron la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología, destruyeron la protección del medio ambiente”, dijo el líder del Partido de los Trabajadores.
Además, el izquierdista reafirmó su compromiso de reducir a cero la deforestación en la Amazonía.
«No hace falta derribar ningún árbol más. Es posible vivir sin talar madera, sin incendios, sin invadir nuestros biomas”, dijo el mandatario.
Lula llegó a la sede del Congreso Nacional en el tradicional Rolls Royce negro descapotable junto a la primera dama, Janja, ante los aplausos.
Bolsonaro se fue a Estados Unidos dos días antes de finalizar su periodo. Con lo cual, por primera vez desde 1985, un mandatario saliente no puso la banda.
«Quien se equivocó responderá por sus errores, con derecho a la defensa y el debido proceso”, dijo Lula.
La recolectora de residuos negra Aline Sousa, de 33 años, le colocó a Lula la cinta de seda verde y amarilla bordada en oro y diamantes.
Entre lágrimas, Lula abrazó a los asistentes, entre quieres había niños de origen afro, jóvenes discapacitados y líderes indígenas, que lo acompañaban desde la Plaza de los Tres Poderes.
«Asumimos el compromiso de combatir todas las formas de desigualdad. Es inaceptable que sigamos conviviendo con prejuicios, discriminación y racismo. Somos un pueblo de muchos colores y todos tienen que tener los mismos derechos y oportunidades”, dijo.
También estaba Resistencia, una perra callejera que Janja adoptó mientras Lula estaba en la cárcel entre 2018 y 2019.
El mandatario pidió suspender el espectáculo de 21 cañonazos que solía disparar el Senado, para evitar molestar a las personas con discapacidad.
Al izquierdista lo acompañaron unos 20 jefes de Estado, el mayor número para una toma de posesión en el país. Entre estos, figuran los mandatarios de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Honduras y Uruguay, además del rey de España, Felipe VI.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien regresó al cargo ayer, tendrá desafíos inmediatos mayores a los que enfrentó en sus otras dos presidencias.
Unos 30 millones de los 215 millones de brasileños pasan hambre y la economía a duras penas logra recuperarse tras el golpe de la pandemia.
Además, llega a un país polarizado pues las elecciones del 30 de octubre las ganó apenas con 1.8 puntos de ventaja.
De acuerdo con una encuesta del instituto Datafolha publicada el sábado pasado, sólo 51% de los brasileños considera que Lula gobernará mejor que Bolsonaro, informó el diario Folha de Sao Paulo.
«En los primeros 100 días deberá demostrar qué rumbo tomará el gobierno. La victoria electoral fue apretada y enfrentará un país dividido con una oposición aguerrida. Necesita liderar un gobierno de pacificación y unión nacional”, explicó Leandro Consentino, politólogo del instituto Insper de Sao Paulo.
Condenado por corrupción en el caso Lava Jato, el mayor escándalo político en la historia del país, Lula daSilva estuvo preso 580 días, de abril de 2018 a noviembre de 2019.