Cherchez la femme dicen los franceses, a partir de que Alejandro Dumas publicara la frase reiteradamente en su novela Les Mohicans de Paris, allá por 1859.
Y en el caso del craso error diplomático que el primero y el segundo piso de la Cuarta Transformación acometieron al no invitar al rey Felipe VI a las ceremonias del próximo martes, hay que buscar a la mujer causante de este mayúsculo desaguisado.
Y esa mujer no es otra que la doñita Beatriz Gutiérrez Müller quien, al compartir varias horas de sábanas y almohadas con López Obrador, convenció a éste de reivindicar a los pueblos originarios de lo que todavía no era México de la conquista realizada por quienes aún tampoco eran españoles.
Escríbele al rey de España que necesita pedir perdón a los mexicanos por tanto agravio perpetrado a partir de 1519 y que aún prosigue con sus empresas bancarias, de energía y sus tiendas de ultramarinos finos, habría dicho la no primera dama que ostenta un doctorado en teoría literaria.
Y del dicho al hecho. Junto a ella, AMLO grabó un video en marzo de 2019 al pie de unas pirámides en Comalcalco, para anunciar que ya había remitido la misiva al Palacio de la Zarzuela. El gobierno hispano se quejó de que hubiese hecho pública la correspondencia que era privada.
Y de ahí pa’l real.
La doñita Beatriz impuso su pensar al maridito, pero también a Claudia Sheinbaum y a quien será su canciller Juan Ramón de la Fuente.
Ya no solo AMLO. También la esposa de éste tiene influencia en el próximo sexenio.
Cueste lo que le cueste a este islote en el que se ha convertido México.
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Si aún eres de quienes, para poder tener servicio de internet, tienes contratada una línea de la telefónica que, prácticamente, Carlos Salinas le regaló a Carlos Slim, debes saber que, si te retrasas en el pago del recibo mensual las llamadas telefónicas, los mensajes a tu celular y los correos electrónicos no van a cesar hasta que cubras el compromiso económico que adquiriste.
A la Secretaría de Gobernación le dieron mayor plazo que a ti. Si a ti empiezan a molestarse desde el día siguiente de la fecha límite de pago, a la dependencia todavía encabezada por Luisa Alcalde le dieron ocho meses para que se pusiera al corriente. Y no lo hizo. Porque no hay, no hay, no hay.
Y así acumuló un adeudo de 63 millones 730 mil pesos, más los intereses y actualizaciones correspondientes.
Slim no perdona ni a la SeGob de la cual, teóricamente –repito, teóricamente– depende la gobernabilidad del país, la relación con los gobiernos estatales, con los congresos legislativos de todo el país, con las iglesias, con las casas de juego y apuestas…
Lo paradójico es que el corte de los servicios de Telmex ni se notó.
De todos modos, el país carece de gobernabilidad… ¡y de gobernantes!
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Al menos formalmente, en la última semana del primer piso de la 4T en el poder los huesos son el tema.
Y no porque haya un montón de morenistas buscando uno de ellos en la próxima administración, enojados porque los recién llegados, como la ex priísta Alejandra del Moral quien ya agarró uno en la Cancillería y otros en el Congreso, así como en varias dependencias federales.
Hueso, ese sí real, el de don Catarino Garza. Fragmento de apenas cinco centímetros cuya búsqueda en una isla panameña nos costó a los contribuyentes una millonada, sólo porque AMLO escribió un libro reviviendo su papel en la historia nacional.
Hueso, también, el que “milagrosamente” encontraron las llamadas autoridades en el basurero de Cocula y que presentan como resto de alguno de los muchachos de Ayotzinapa.
¿Diez años después? ¿En un tiradero de basura?
Ni quien les crea.
¡A otros perros con esos huesos!