POR CARLOS JARAMILLO VELA
Mario Mata: de regreso.
México: fracturado.
Luego de convalecer algunos días a raíz de una intervención quirúrgica que le fue
practicada, quien retomó su ritmo habitual de trabajo es el diputado federal con
licencia Mario Mata Carrasco, actual Director Ejecutivo de la Junta Central de
agua y Saneamiento del Estado Chihuahua. Desde su llegada a la titularidad de
dicho organismo, Mario Mata se ha empeñado en mejorar considerablemente la
calidad de los servicios de agua y saneamiento que la institución a su cargo y los
organismos operadores dependientes de esta brindan a los habitantes de los
municipios del estado. Hay que recordar que el ingeniero Mario Mata es hasta
ahora el actor político panista más activo en la búsqueda de próxima candidatura
al Gobierno del Estado de Chihuahua. A través de esta columna le deseo una total
recuperación de salud al ingeniero Mata, así como éxito en la importante
responsabilidad pública que actualmente tiene encomendada.
México atraviesa por una marcada división política e ideológica, con evidente
repercusión social e institucional. Tal circunstancia se deriva del modo en el cual el
presidente Andrés Manuel López Obrador ha venido ejerciendo su mandato al
frente de la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, pues desde el comienzo de su
administración ha utilizado un discurso acre, e inclusive ofensivo, al dirigirse a
periodistas, partidos de oposición y grupos de la sociedad que discrepan de sus
posturas políticas. Sin embargo, dicho proceso generador de desunión y discordia
también ha sido desplegado contra otros poderes públicos e instituciones, a los
que en la narrativa de sus discursos el presidente López Obrador ha denostado
reiteradamente. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) (Poder Judicial
de la Federación), el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Instituto Nacional de
Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos personales (INAI)
también han sido destinatarios de los ataques presidenciales, no obstante la
autonomía e independencia que constitucionalmente les ha sido conferida a
dichos entes.
Como consecuencia de la controversial y beligerante postura que el mandatario
nacional ha venido mostrando de manera permanente en contra de sectores de la
sociedad, gremios e instituciones, hoy la vida pública de México se encuentra
fracturada, pues en el país no se percibe un ambiente de cohesión política ni
social. Uno de los efectos adversos que dicha postura de rijosidad política ha
causado es la socavación de los andamiajes democrático e institucional. Uno de
los más recientes episodios de la serie de causas que han gestado tal escenario
de desavenencia y discordia ha sido la abstención que por instrucciones
presidenciales ha mostrado la mayoría senadores del partido en el poder al
negarse a aprobar el nombramiento de los comisionados del INAI, lo cual
mantiene inactivo al organismo garante de la transparencia y el acceso a la
información pública.
Además, la manifiesta intención del presidente López Obrador por desaparecer al
INAI, aunada a la desaparición del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACYT), el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) y Financiera
Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (FND) aprobadas
por los senadores de MORENA y sus aliados sin la participación de los senadores
de oposición, ha generado una crisis legislativa que desembocó en la toma las
instalaciones del Senado de la República. Hoy México se encuentra fracturado
social e institucionalmente. Andrés Manuel López Obrador ha dividido al país.