Una buena noticia: baja la violencia en 2022
A lo largo de ya muchos años, en esta columna he escrito en diversas ocasiones sobre la crisis de violencia de México desde que el presidente Felipe Calderón le declaró la guerra al crimen organizado en 2007, justo cuando el país había llegado a un mínimo de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes. A partir de ese año y hasta el 2011, los asesinatos crecieron exponencialmente como producto de un aumento en las ejecuciones del crimen organizado. Sí, efectivamente, como a menudo dice el presidente López Obrador, “Calderón le pegó un garrotazo al avispero del narcotráfico a lo tonto”.
En 2011 atestiguamos un punto de inflexión en el número de homicidios dolosos. La serie dejó de crecer y comenzó a bajar. El experto en seguridad, Eduardo Guerrero, lo ha explicado varias veces por el cambio en la estrategia del gobierno de Calderón en contra de la violencia. En lugar de perseguir de igual forma a todos los cárteles, las autoridades se concentraron en desmantelar el grupo delincuencial más violento de todos en ese momento: Los Zetas.
La estrategia funcionó. La violencia bajó, no sólo el último año del sexenio de Calderón, sino también los dos primeros de Peña Nieto. Sin embargo, en 2014 tuvimos otro punto de inflexión. La serie de homicidios dolosos y ejecuciones del crimen organizado dieron una nueva vuelta para volver a crecer.
En 2019, el primer año del sexenio de López Obrador, llegamos a un máximo histórico de homicidios dolosos anuales: 29 mil 497. Ahí vino otro punto de inflexión. La serie de asesinatos intencionales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y la de víctimas del crimen organizado de la consultora privada Lantia dejaron de crecer y empezaron a descender ligeramente.
La buena noticia es que el año pasado, 2022, los homicidios dolosos decrecieron en un siete por ciento con respecto al 2021. De 28 mil 278 a 26 mil 273 según el SESNSP. Es todavía una cifra alta, sin duda, pero anima el descenso paulatino.
¿A qué se debe esta disminución? ¿Será que está funcionando la estrategia de abrazos, no balazos de López Obrador? ¿Es por la consolidación de la Guardia Nacional?
La realidad es que todavía no sabemos. No obstante, tenemos algunas pistas. Y, como venimos diciendo desde ya hace un buen rato, tiene que ver más con los gobiernos estatales que con el gobierno federal.