JIRONES DE NUESTRA HISTORIA
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JIRONES DE NUESTRA HISTORIA

 

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Por: José Luis Jaramillo Vela

De familia acomodada y muy católica

José Sánchez del Río, nació en Sahuayo, Michoacán el 28 de marzo de 1913, en plena turbulencia revolucionaria, apenas unos cuantos días después del Golpe de Estado de Victoriano Huerta, en el que asesinó al Presidente Madero para usurpar el poder; este chiquitín, desde muy temprano dio muestras de prodigio, presentaba un grado de madurez muy por encima de su edad, “Joselito” como cariñosamente le llamaban, era un niño muy alegre, animoso, amable y cariñoso con todos; le gustaba mucho estudiar y era muy buen alumno, pero donde más cómodo y a gusto se sentía el pequeño José, era en la Parroquia del Santo Patrón Santiago Apóstol de Sahuayo, a donde todas las tardes acudía a tomar sus lecciones de catecismo y Biblia.

Sahuayo está situado en la zona noroeste del Estado de Michoacán, a unos 15 km del Lago de Chapala en la región más católica de México que es el Bajío de Guanajuato, Jalisco, Colima, Michoacán, Querétaro, Aguascalientes, Zacatecas, San Luis Potosí; ahí nació y creció el niño José, quien atraía la atención de la gente por su amabilidad y educación, pero primordialmente por su generosidad y desapego, él siempre estaba buscando dónde, cómo y a quién ayudar.

Estalla la Guerra Cristera

En 1926, cuando José apenas si había cumplido los 13 años de edad, el Presidente Plutarco Elías Calles, retomando algunas de las ideas anticlericales de Benito Juárez y añadiéndole las de él, lanza la famosa “Ley Calles” que pretendía disolver la religión católica en México, presionando y persiguiendo a la Iglesia y sus curas, obispos y arzobispos, despojándolos de todos sus bienes; desapareciendo la nomenclatura religiosa de ciudades, pueblos, calles, colonias y lugares; reduciendo el número de curas solo a los que autorizara dicha ley, quienes deberían estar inscritos en un padrón autorizado por el gobierno, así como la reducción drástica de las celebraciones religiosas, tales como misas, bautizos, comuniones, bodas, confesiones, procesiones y festejos, todas ellas sujetas a la autorización del gobierno. Esta situación estalló cuando en 1925, Plutarco Elías Calles con el apoyo de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), creó la Iglesia Católica Apostólica Mexicana (ICAM), separada totalmente del Vaticano, oponiéndose a la sotana y al celibato, prohibiendo el uso del latín y el cobro de limosnas, ajustándose por completo a la Ley Calles, que prohibía el uso de términos como “padre”, “cura” o “sacerdote”, cambiándolos por los nuevos términos, “celebrantes”, “oficiantes” o “impartidores”, nombrando a un jerarca, borrando el título de “Arzobispo”, para convertirse en “Patriarca”, esta nueva Iglesia Mexicana de Calles, rompía todo vínculo con el Vaticano y con el Papa.

La comunidad católica mexicana no aguantó más la persecución y acoso de Calles, haciendo crisis en 1926 en la región más católica de México, y al grito de “Viva Cristo Rey” y “Viva la Virgen de Guadalupe”, en Valparaíso, Zacatecas, el General Retirado Pedro Quintanar y el ciudadano Aurelio Acevedo estallan la “La Guerra Cristera” o “Cristíada”, o “Movimiento Cristero”, como también se le conoció.

Cuando el valor se convierte en impulso bélico y la fé se convierte en fanatismo

El General Pedro Quintanar, apelando al valor cívico de los ciudadanos católicos para evitar otra injusticia del Gobierno Mexicano, motivaba a los ciudadanos a levantarse en armas contra este atropello, puesto que esos no habían sido los principios de la Revolución Mexicana; por su parte, Aurelio Acevedo apelaba a los más profundos sentimientos cristianos y católicos, convirtiéndolos en fanatismo religioso para manipular y convencer principalmente a las mujeres, ambos líderes lograron levantar el naciente movimiento, y muy pronto ya estaban incorporados obispos, curas y párrocos moviendo grandes sectores de mujeres, niños y personas mayores; entonces, la fe profunda se convirtió en fanatismo, pero faltaba el brazo armado.

El General Retirado Pedro Quintanar y los jerarcas católicos se dieron cuenta de que necesitaban a un profesional de las armas y contratan al General Enrique Gorostieta Velarde como Comandante en Jefe del Ejército Cristero, quien por el “módico” sueldo de 3 mil pesos/oro mensuales, se comprometió a organizar el brazo armado del Movimiento Cristero y pelear contra el Gobierno; Gorostieta aportó al movimiento a veinte generales, algunos de ellos de primerísima línea como Lauro Rocha, Dionisio Ochoa, Victoriano Bárcenas y Carlos Bouquet; estos veinte generales se encargaron de formar el Ejército Cristero, conseguir armamento y encabezar las batallas.

Tan solo un niño, pero valiente como un ejército

Mientras, en Sahuayo, Michoacán, el niño José Sánchez del Río veía como sus dos hermanos mayores se enlistaban en el Ejército Cristero y él decidió hacer lo mismo, pero con apenas 13 años, su madre se lo impidió; José no se rindió y se presentó ante el General Prudencio Mendoza, jefe del Ejército Cristero en Sahuayo, quien lo rechazó debido a su corta edad; entonces el pequeño José acude de nuevo con sus padres y les dice que se va a la Guerra Cristera, porque “Nunca ha sido fácil ganarse el cielo como ahora”, frase que es el lema de su Patronazgo, y se lanzó a la guerra, esa fue la última vez que lo vieron sus padres.

Como el General Prudencio Mendoza lo volvió a rechazar, el muchachito se fue al cercano pueblo de Los Reyes, Michoacán y se presentó con Miguel Guízar Morfín, el párroco del lugar diciendo que deseaba enrolarse en el Ejército Cristero, el cura lo llevó con su hermano, el General Luis Guízar Morfín y se lo presentó, el General Guízar dudó en aceptarlo y se lo llevó al General Maximiliano Barragán, quien al ver al muchachito tan decidido a participar solo dijo: “Si mi General Villa me viera, me fusilaba de inmediato, pero necesitamos gente”, a partir de ese momento, el jovencito José Sánchez del Río quedó bajo las órdenes del General Luis Guízar, quien utilizaba al niño Sánchez del Río como porta estandarte de la Virgen de Guadalupe y también para auxiliar a los heridos en combate, a quienes reconfortaba hablándoles de Cristo y leyéndoles pasajes de la Biblia; los combatientes manifestaban la enorme paz y tranquilidad que les producía la presencia y cercanía del jovencito José, incluso muchos hablaban de lo rápido que sanaban sus heridas con la presencia de José.

Sálvese mi General, yo no hago falta y usted sí”, prisionero de guerra

El 6 de febrero de 1928, en plena batalla contra el Ejército Federal a las afueras de Cotija, Michoacán, el caballo del General Luis Guízar Morfín cae abatido por las balas federales; entonces el jovencito José le entrega el caballo de él y le dice: “Mi General, aquí está mi caballo, sálvese, yo no hago falta y usted sí”; ese día, el jovencito José Sánchez cayó prisionero de guerra del Ejército Federal y fue enviado y encerrado en la Parroquia de Sahuayo, que ya estaba en poder del gobierno y es puesto bajo la custodia del Diputado Federal Rafael Picazo Sánchez, quien además era el padrino de primera comunión de José.

Ya para esas alturas de la Guerra Cristera, había cobrado fama el rumor acerca de los “dones” del niño José, de quien los heridos de guerra aseguraban haber sanado gracias a su presencia y a sus oraciones; lo que sí era un hecho era que todos los que lo conocían advertían que su presencia les resultaba muy cómoda, y confortante, manifestaban sentirse atraídos por su presencia; estos rumores molestaban al gobierno, porque lo que menos querían era un mártir surgido de esta guerra cuyo objetivo era aniquilar al catolicismo y un mártir surgido de aquí sería fatal para los planes de Calles.

Cuando el jovencillo José Sánchez fue hecho prisionero de guerra, de inmediato los mandos del Ejército Federal se preguntaron qué hacer con él, debido a que apenas era un mozalbete de 14 años, ninguno se atrevió a fusilarlo por ser casi un niño, pero tampoco lo podían liberar porque el gobierno estaría dando muestras de debilidad en el momento más crítico de la Guerra Cristera; el asunto llegó hasta el despacho del mismo Secretario de Guerra y Marina, General de División Joaquín Amaro Domínguez, quien ya de por sí estaba afrontando una encrucijada personal de índole ético y moral, cuando le llega el asunto del joven José Sánchez del Río.

El General Joaquín Amaro, como Secretario de Guerra y Marina estaba pasando por un dilema personal, él era de una familia de fervientes católicos, nacido en Sombrerete, Zacatecas, población vecina de Valparaíso, lugar donde inició la Guerra Cristera; él era de esa región, toda su familia estaba ahí apoyando a la Cristiada y él desde su despacho daba las órdenes para acabar con el catolicismo, estaba enfrentando el desprecio de su familia y de sus paisanos en un momento en el que ya se avizoraba sería el próximo Gobernador de Zacatecas y veía como esa ilusión se le desvanecía junto con su familia y sus paisanos, y ahora encima de todo, tenía que decidir qué hacer con un jovencito de 14 años.

Cuatro días de encierro

En su encierro, el jovencito José Sánchez no paraba de orar, de rezar y de hacer cánticos religiosos todo el día, de cuando en cuando gritaba a todo pulmón el lema del Movimiento Cristero, “Viva Cristo Rey”, “Viva la Virgen de Guadalupe”, hasta que llegó su padrino, el Diputado Rafael Picazo junto con dos tipos de aspecto patibulario, a luego se miraba que eran un par de asesinos, sus nombres: Rafael Gil Martínez, “El Zamorano” y el otro Alfredo Amezcua Novoa, “La Aguada”; “¡Ya cállate muchacho! o te van a callar éstos dos”, le dijo Picazo, al tiempo que ordenaba al par de facinerosos entrar a la celda, en donde le propinaron una paliza al indefenso jovencito, quien como pudo se puso en pie y le dijo a su padrino: “No me puede callar, la casa de Dios es para rezar y no para encerrar personas ni como corral de caballos, fusíleme de una vez, así veré a Dios y le pediré que los haga enderezar su camino”

Resulta que el Secretario de Guerra y Marina, General Joaquín Amaro ordenó que el asunto de José Sánchez se le pasara al Diputado Rafael Picazo, por ser de Sahuayo y por ser padrino del muchacho, “El sabrá bien qué hacer con él”, dijo el General Amaro ordenando que Picazo se hiciera cargo, albergando la esperanza de que Picazo lo liberara, en cuyo caso el Gobierno Federal no mostraría debilidad y en cambio tendría a quien culpar de la liberación del muchacho… lo que nunca imaginó el General Amaro fue que Picazo lo torturaría y lo mataría.

El 10 de febrero de 1928, a las 6 de la tarde y tras cuatro días prisionero, José Sánchez es sacado de la parroquia donde era prisionero, para ser llevado al Mesón del Refugio, ahí le notificaron que su muerte estaba próxima; el Teniente al mando de la tropa le permitió a José escribir dos cartas: una a su madre y otra a su tía María, incluso el Teniente le permitió que lo visitaran ambas brevemente, solo su tía lo visitó, su madre estaba deshecha emocionalmente al enterarse de su fusilamiento, de todo esto, el Diputado Picazo nunca se enteró; el Diputado Rafael Picazo ordena a los soldados fusilar al muchacho a las 8 de la noche, los soldados se negaron aduciendo que ellos no acataban órdenes de un diputado, cuando la realidad era que ya la tropa federal estaba en paz y positivamente afectada con la presencia de José; entonces Picazo espera al toque de queda que era a las 9 de la noche para que la gente se recogiera en sus casas y planear la forma en que iba a asesinar al joven José, su propio ahijado.

Testimonium Martyrum… sin piedad alguna

Dentro de la retorcida mente del Diputado Picazo y de sus matones, pensaron que imponerle al muchacho una muerte parecida a la de Jesucristo, eso serviría de escarmiento a los cristeros, muy lejos estaban de imaginar que lo que estaban a punto de hacer produciría justo el efecto contrario, lo convertirían en un mártir del Movimiento Cristero. El siniestro plan para deshacerse del joven José Sánchez, estaba creado para semejar una macabra parodia del viacrucis de Jesucristo; la falta de una cruz y una corona de espinas no fue un obstáculo para que no se ensañaran con el indefenso muchacho, sus asesinos se las ingeniaron para hacerlo sufrir en su propio viacrucis.

A las 11 de la noche, con un cuchillo le desollaron los pies y lo obligaron a caminar así por la calle, ordenándole que gritara “Viva el supremo gobierno”, “Viva el General Calles”, pero a cada orden, José Luis llorando y sangrando de dolor gritaba “Viva Cristo Rey”, “Viva la Virgen de Guadalupe”, a cada grito recibía chicotazos y culatazos; a pesar del enorme dolor, José Luis gritaba cada vez más fuerte, al tiempo que los culatazos y los latigazos eran más salvajes; así lo llevaron unos 800 metros hasta la entrada del Panteón de Sahuayo.

A la entrada del Panteón había unos árboles y los asesinos decidieron, a falta de una cruz, colgarlo de un árbol, pero no suspendido, sino de manera que sus pies desollados tocaran el piso, tratando de que no se estrangulara por completo y hacerlo sufrir más el martirio; mientras, los esbirros con un verduguillo, una especie de filero, le punzaban en los brazos, piernas, muslos y nalgas haciéndolo sangrar y prolongar el martirio; luego lo bajaron del árbol, lo hicieron entrar al panteón hasta su fosa que ya estaba cavada, ahí el estoico muchacho se mantenía en pie solo por su férrea voluntad; entonces se le acerca Alfredo Amezcua Novoa, “La Aguada”, uno de los pistoleros del Diputado Picazo y extrañamente, en una actitud amigable y paternal le pregunta qué mensaje desea enviar a sus padres como última voluntad, el joven José responde con firmeza: “A mi papá y a mi mamá que sepan que ya voy con Dios para esperarlos allá; a mis hermanos, que sigan el ejemplo del menor de la familia”, “¡Viva Cristo Rey!”, “¡Viva la Virgen de Guadalupe!”, en ese momento, otro pistolero, Rafael Gil Martínez, “El Zamorano” que se había posicionado detrás del joven, le dispara justo detrás de la oreja derecha, cayendo el joven José Sánchez dentro de la fosa, ya muerto; eran las 11:45 de la noche del 10 de febrero de 1928, José Sánchez del Río, “Joselito” murió a los 14 años 11 meses de edad.

Beatificación y Canonización

A partir de ese momento, el joven José Sánchez del Río se convirtió en un mártir y fue beatificado junto con otros 20 mártires mexicanos defensores de la Iglesia Católica en México, el 20 de noviembre de 2005, por el Papa Benedicto XVI, durante su visita a México, en el Estadio Jalisco de Guadalajara, en una ceremonia presidida por el Cardenal portugués José Saraiva Martins, presidente del Dicasterio de la Congregación para las Causas de los Santos, Institución dependiente del Vaticano.

Sin embargo, los fieles seguidores de Joselito argumentaban tres razones por las que debería ser canonizado y convertido en Santo; la primera de ellas era que la mayoría de las personas que interactuaban con Joselito, sentían un cambio en su persona, al menos durante el tiempo que estuvieran junto a él; otra razón que argumentaron sus seguidores, fue que los combatientes heridos durante la Guerra Cristera se sintieron sanados con la presencia y oraciones de Joselito; la tercera razón, a decir de sus seguidores era que tres de sus asesinos, los que más cerca estuvieron de él, el Diputado Rafael Picazo Sánchez y los pistoleros Rafael Gil Martínez, “El Zamorano” y Alfredo Amezcua Novoa, “La Aguada”, los tres se convirtieron en fervientes católicos y para ello, sus seguidores se basaron en las palabras que Joselito les dijo siendo prisionero: “… fusíleme de una vez, así veré a Dios y le pediré que los haga enderezar su camino”.

El 22 de enero de 2016, El Vaticano informó oficialmente a través del Cardenal Ángelo Amato, que la Santa Sede había comprobado un milagro atribuido a la intercesión del Beato José Sánchez del Río, por lo que el Papa Francisco había ordenado al Dicasterio de la Congregación para las Causas de los Santos, hacer los preparativos para proceder a su canonización, esta noticia fue recibida con gran júbilo y alegría por la Iglesia Católica en México y con una intensa devoción en la región de Sahuayo, Michoacán.

Finalmente, el Beato José Sánchez del Río es Canonizado por el Papa Francisco el 16 de octubre de 2016 en ceremonia efectuada en la Basílica de San Pedro en Roma, siendo oficialmente nombrado San José Sánchez del Río.

Controversia

Actualmente está pendiente el proceso de canonización del jovencito italiano Carlo Acutis, quien iba a ser canonizado por el Papa Francisco el 27 de abril de 2025, sin embargo, el Papa Francisco murió el 21 de abril, por lo que su canonización ha quedado pendiente; aquí, el punto de controversia radica en que se ha manejado que el joven Carlo Acutis será el Santo más joven de la historia, sin embargo, ese lugar le corresponde a San José Sánchez del Río, quien falleció a la edad de 14 años con 11 meses, mientras que el todavía Beato Carlo Acutis, falleció a la edad de 15 años con 5 meses; esto ha provocado diferentes reacciones.

Diversos grupos católicos piensan que la Iglesia Católica Mexicana debiera ejercer una sólida defensa sobre esta posición del joven Santo mexicano, incluso algunos creen que el Dicasterio para las Causas de los Santos debiera aclarar esta situación.

Reconocimiento

+ El Vaticano declaró el 20 de noviembre como fiesta de San José Sánchez del Río, sin embargo, la Iglesia Católica Mexicana autorizó que se festeje el 10 de febrero.

+ Es el Santo Patrono de la Juventud Católica Mexicana; es considerado también el Santo Patrón de Michoacán, donde cariñosamente le llaman “San Joselito”

+ En la región cuenta con decenas de estatuas y monumentos en su honor, así como dos modernos santuarios, uno en Tlaquepaque, Jalisco y otro en Sahuayo, Michoacán.

+ En 2012, Hollywood relata su vida en la película “For Greater Glory: The True Story of Cristiada”, en español se tituló simplemente “Cristiada”, el film cuenta con figuras de la talla de Peter O´Toole, Andy García, Bruce Greenwood, Eduardo Verástegui, Eva Longoria, etc.

+ Hasta el día de hoy, en todas las misas y celebraciones llevadas a cabo en la Basílica de Guadalupe, el cura termina la celebración proclamando “Viva Cristo Rey”, “Viva la Virgen de Guadalupe”.

Referencias Bibliográficas:

+ diocesisatzcapotzalco.org

+ infobae.com

+ eluniversal.com.mx

+ secretariat.synod.va

+ uic.mx

+ mondocattolico.com

+ Facebook.com

+ es.wikipedia.org

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