El partido de izquierda radical Francia Insumisa (LFI) presentó ayer una propuesta de destitución del presidente Emmanuel Macron, a quien acusa de “falta grave” a su “deber” por su negativa a nombrar a un primer ministro de la coalición Nuevo Frente Popular (NFP).
«La Asamblea como el Senado pueden y deben defender la democracia contra la tentación autoritaria del presidente de la República, que no sabemos donde se detendrá”, indicaron los diputados de LFI en su proposición de resolución que, según la jefa del grupo, Mathilde Panot, fue “enviada a los parlamentarios”.
Su texto considera que el rechazo de Emmanuel Macron a nombrar a Lucie Castets, tras consultar a las diferentes fuerzas políticas, “es una falta grave al deber de respeto de la voluntad expresada por el sufragio universal”, y argumenta que la alianza de izquierda encabezó las últimas legislativas (193 escaños).
«El papel del Presidente de la República según la Constitución no es hacer negociaciones políticas en la Asamblea nacional. El artículo 8 de la Constitución no dispone que el presidente ‘escoge a un Primer ministro que le guste’. Dispone simplemente que el presidente de la República ‘nombra al Primer ministro’”, añaden los diputados de LFI.
Al considerar después de las entrevistas con los partidos políticos que un gobierno NFP sería de inmediato censurado por los otros grupos en la Asamblea, Emmanuel Macron descartó la pista de Castets, a nombre de la “estabilidad institucional”.
El procedimiento de destitución del jefe de Estado, regido por el artículo 68 de la Constitución, es largo y difícil de que llegue a su fin, pues requeriría la aprobación de dos terceras partes de los parlamentarios reunidos en una Alta Corte. Lo que es un desafío cuando una buena parte de la izquierda se mostró reticente a apoyarlo.
Olivier Faure, primer secretario del Partido Socialista francés, descartó la posibilidad de negociar por su cuenta con Macron, para buscar un primer ministro, fracturando a la izquierda del NFP.