Israel bombardeó el jueves dos escuelas de la Franja de Gaza, matando a más de 18 personas, según los servicios de emergencia, y fue acusado por Irán de querer «extender» la guerra a otros países de Medio Oriente.
La comunidad internacional trabaja contrarreloj para intentar rebajar la tensión en la región, que se disparó tras la muerte del comandante de Hezbolá libanés, Fuad Shukr, en un ataque reivindicado por Israel, y el asesinato no reivindicado del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh.
En Gaza, donde Israel libra una guerra contra Hamás desde el 7 de octubre, la Defensa Civil indicó que «la ocupación israelí mató a más de 18 ciudadanos en los bombardeos de las escuelas de Al Zahra y Abdel Fattah Hamud».
«Se trata claramente de un ataque contra escuelas e instalaciones civiles seguras en la Franja de Gaza», declaró su portavoz, Mohammad al Mughayyir, agregando que 60 personas resultaron heridas y otras 40 siguen desaparecidas.
Según Israel, esos establecimientos albergaban centros de mando del movimiento islamista palestino Hamás.
Los servicios de emergencia y médicos afirmaron que otras 13 personas murieron en otros lugares del territorio palestino, donde el ejército israelí emitió una nueva orden de evacuación para algunas partes de Jan Yunis, ciudad del sur.
Las negociaciones indirectas para alcanzar un alto el fuego en la Franja llevan meses estancadas, pero los tres países mediadores del conflicto –Estados Unidos, Catar y Egipto– pidieron a Israel y Hamás que las reanuden la próxima semana.
Un acuerdo marco «está ya sobre la mesa, al que solo le faltan los detalles de implementación», indicaron en un comunicado conjunto.
«Error estratégico»
El ministro iraní interino de Relaciones Exteriores, Ali Bagheri, declaró que Israel cometió un «error estratégico» que le «costará caro» al matar al Ismail Haniyeh en Teherán la semana pasada, horas después del asesinato de Fuad Shukr.
El ataque en el que murió Haniyeh no fue reivindicado, pero Irán y Hamás lo imputaron a Israel y prometieron vengarlo, lo que puso en vilo a la región.
Bagheri acusó a Israel de querer «extender» el conflicto a otros países de Medio Oriente y aseguró que Israel «no está en condiciones» de librar una guerra contra Irán.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó el miércoles que su país está «determinado» a defenderse y preparado «tanto defensiva como ofensivamente».
Las portadas de algunos de los principales diarios israelíes citaban el jueves «valoraciones» según las cuales Irán podría estar reconsiderando su plan de acción, aparentemente debido en parte a la presión de Estados Unidos.
Washington, que envió más buques y aviones de guerra a la región, instó tanto a Irán como a Israel a evitar una escalada.
El jefe militar israelí, Herzi Halevi, afirmó el miércoles que no dejarán de atacar a los líderes de sus «enemigos más peligrosos» y prometió «encontrar» y «atacar» también al recién nombrado jefe de Hamás, Yahya Sinwar, según un comunicado del ejército.
El movimiento islamista Hezbolá, aliado de Hamás que intercambia disparos casi diarios con Israel desde el inicio de la guerra en Gaza, prometió que respondería a la muerte de su comandante militar.
El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, aseguró el jueves que Israel combatirá «con todo su poderío» si Hezbolá prosigue su «agresión» a través de la frontera israelo-libanesa.
«No permitiremos que la milicia de Hezbolá desestabilice la frontera y la región», declaró.
Comportamiento antiisraelí
El conflicto en Gaza fue desencadenado cuando comandos islamistas atacaron el sur de Israel el 7 de octubre y mataron a mil 198 personas, en su mayoría civiles, según un balance basado en datos israelíes.
Los milicianos también tomaron 251 rehenes, de los cuales 111 siguen secuestrados en Gaza aunque 39 de ellos habrían muerto, según el ejército israelí.
La ofensiva israelí en la Franja de Gaza ha dejado hasta ahora 39 mil 699 palestinos muertos, según el Ministerio de Salud de este territorio gobernado por Hamás desde 2007, que no detalla el número de civiles y combatientes muertos.
Netanyahu expresó en una entrevista publicada este jueves que «lamenta» que Hamás hubiera podido llevar a cabo su ataque, aunque no admitió responsabilidad en el hecho.
«Lamento profundamente que algo como esto haya sucedido. Uno siempre mira hacia atrás y dice: ‘¿Podríamos haber hecho algo para evitarlo?'», respondió.
En el frente diplomático, la decisión israelí de revocar el estatus diplomático de los enviados noruegos ante la Autoridad Palestina por «comportamiento antiisraelí» provocó la ira de Oslo.
«La decisión de hoy tendrá graves consecuencias para el gobierno de Netanyahu», reaccionó el ministro noruego de Relaciones Exteriores, Espen Barth Eide.
La Unión Europea criticó la medida israelí y Estados Unidos la calificó de poco «constructiva» dado el «rol productivo» que Noruega ha desempeñado en las relaciones entre Israel y la Autoridad Palestina.