El Instituto Mexicano para la Competividad publicó recientemente los resultados de su estudio “¿Cómo afecta la inflación a los hogares 2022?” el cual revela que, al cierre de 2022, el alza de precios observada desde finales del 2021 se ha caracterizado por tener un efecto altamente regresivo, o sea, que ha afectado desproporcionadamente a quienes menos tienen.
Al cierre de 2022 la inflación mantuvo un impacto mayor sobre el poder adquisitivo de los hogares de menores ingresos y, desafortunadamente, la disparidad entre el impacto sobre hogares de altos y bajos recursos creció a lo largo del año.
El seguimiento a la inflación y sus efectos
La inflación de diciembre de 2022 cerró en 7.82%. En su comparación mensual la inflación tuvo un ligero repunte, ya que los precios fueron 0.38% más altos respecto a noviembre. Fue así como el año finalizó con la inflación más alta para un diciembre en más de dos décadas.
Como reporta el instituto, no se había visto un alza de precios así desde diciembre del 2000, cuando fue 8.96%.
Desde el tercer trimestre del 2021, la inflación estuvo fuera del rango objetivo establecido por el Banco de México (de 3% +/-1%). A lo largo del 2022, la inflación se mantuvo por encima del 7%. Aunque la inflación mostró signos de desaceleración hacia finales del año pasado, persistió la carestía en productos alimentarios, lo que provocó que el poder adquisitivo de los hogares de menores ingresos fuera afectado en mayor medida.
Tras analizar las diferencias entre los patrones de consumo de los mexicanos y el aumento proporcional en el gasto enfrentado por los hogares a raíz de la inflación, distinguiendo conforme al nivel de ingreso, el IMCO encontró que el incremento en los precios de los bienes y servicios ha afectado más a los hogares que perciben un menor ingreso.
Lo anterior se debe principalmente a que los hogares con menores ingresos destinan una fracción mayor del gasto a la compra de alimentos, que ha sido precisamente el rubro con mayor incremento en precios. En particular, los hogares con ingresos bajos dedican la mitad de sus gastos totales a la compra de alimentos, bebidas y tabaco. En contraste, los hogares de altos ingresos dedican sólo el 28% de su gasto a la compra de estos bienes.
Por ejemplo, un hogar con un ingreso promedio mensual de $3 mil pesos (que forma parte del primer decil de ingresos) destina más del 10% de su gasto a la compra de pan, tortillas y cereales, mientras que un hogar con ingresos mensuales superiores a $54 mil pesos (parte del decil 10) destina menos del 3% de su ingreso a ello. Por ende, la inflación superior a 12% que han mantenido estos productos a lo largo del 2022 ha afectado en mayor medida el poder adquisitivo de quienes dedican una fracción mayor de su ingreso para adquirir esos productos alimenticios.
Como se detalla, es a raíz de esas diferencias en la distribución del gasto de los hogares de bajos, medios y altos ingresos, que el aumento en el costo de la canasta de consumo promedio ha sido mayor para los hogares de menores ingresos desde mediados del 2021.
En diciembre de 2022, hubo un aumento anual de 7.72% en los precios de la canasta de consumo promedio de quienes están en el 10% de los hogares con mayores ingresos del país (hogares que están en el décimo decil de ingresos); esa tasa fue menor a la observada en la inflación general del país (7.82%). Sin embargo, para el 10% de los hogares con ingresos de nivel medio (quinto decil) el aumento en precios fue de 8.73%. El incremento fue todavía mayor para los hogares del primer decil (el 10% con menores ingresos): el costo de su canasta de consumo promedio subió 9.70% anual en el último mes de 2022. La diferencia entre la tasa de inflación enfrentada por los hogares de bajos ingresos y la enfrentada por los hogares de altos ingresos fue de 1.98 puntos porcentuales.
Mayor inflación, mayor presión para los hogares de bajos ingresos
Con el incremento continuo de la inflación en los primeros meses de 2022, también se amplió la brecha entre las presiones inflacionarias para hogares de bajos y altos ingresos. Es decir, además de un aumento en la inflación, se observó que la diferencia entre el incremento de costos enfrentado por hogares de bajos ingresos y el enfrentado por hogares de altos ingresos fue cada vez mayor: entre julio y octubre de 2022, los hogares del primer decil (cuyo ingreso corriente mensual es de 3,313 pesos) registraron tasas de inflación anual superiores en más de 2 puntos porcentuales a las observadas en el último decil (cuyo ingreso corriente mensual es de 54,427 pesos).
Hacia finales del año pasado, la inflación mostró signos de desaceleración. En los últimos tres meses del 2022, las tasas anuales de inflación fueron ligeramente menores a las de meses anteriores. Con ello, desde septiembre – cuando la inflación enfrentada en el gasto de los hogares de bajos ingresos fue 2.53 puntos porcentuales mayor a la de los hogares de altos ingresos – ha comenzado a reducirse también la brecha del impacto negativo al poder adquisitivo de los hogares.
La disparidad en el impacto de la inflación sobre el consumo de los hogares en años anteriores
De acuerdo con el estudio del IMCO, en agosto del 2019, los tres tipos de hogares registraban tasas de inflación similares. Además, la inflación en el consumo de los hogares de altos ingresos era mayor a la observada en los de bajos ingresos.
Pese a la desaceleración de la inflación durante los últimos meses del 2022, persisten marcadas diferencias en la manera en que la inflación afecta el poder adquisitivo de los consumidores mexicanos de diferentes niveles de ingreso.
Como estartegias para mitigar el impacto desigual de la inflación en el bolsillo de los mexicanos, el Instituto Mexicano para la Competitivas destaca las siguientes medidas:
- El fortalecimiento de la competencia económica
- El respeto por la autonomía del Banco de México para implementar política monetaria,
- El apoyo enfocado a poblaciones vulnerables son fundamentales
- La atracción de inversión y de nuevas tecnologías para impulsar la oferta de bienes y tener mayor capacidad de enfrentar periodos de volatilidad económica.